Al mal tiempo...
Estas líneas van dirigidas a quienes, cual “emprendedores” han tomado la difícil tarea de enfrentar con coraje y gallardía estos momentos de “oscuridad”, en cualquier lugar de Venezuela
Así decían nuestros mayores: “…al mal tiempo, buena cara…” y ello implicaba entender el sentido primordial de cualquier situación histórico concreta por la que atravesamos: el optimismo con que debemos ver las situaciones que vivimos es una tarea siempre relevante.
Con esto, no queremos indicar bajo ningún concepto resignación ante el presente, por más hostil que éste nos sea. No podemos llevar a cabo ninguna actividad sino somos capaces de prever su desenlace positivo para el grupo humano para el que trabajamos o, para quienes hemos creado determinado evento vital. Ese es el sentido y razón de nuestro actuar dentro de la sociedad en que nos desenvolvemos. Claro está, que no constituye ni la norma ni el actuar de la generalidad de los individuos.
Es por esto que, en los momentos actuales, vivimos –y al parecer- no visualizamos momentos más oscuros que los actuales. Por ello, es bien complicado plantearse una “visión de futuro”. La visión de futuro es siempre una mirada optimista a lo que ocurrirá en el corto, mediano y largo plazo; la visión de futuro nos ubica en nuestro aquí y ahora, pero desde un contexto de lo que esperamos en nuestro devenir, el de nuestras familias, amistades, vecindarios y, por qué no, país.
Estas líneas van dirigidas a quienes, cual “emprendedores” han tomado la difícil tarea de enfrentar con coraje y gallardía estos momentos de “oscuridad”, en cualquier lugar de Venezuela.
Hay una mirada desde la caridad al conjunto de quienes nos rodean, de quienes comparten y luchan a diario, hombro con hombro por lograr lo que se puede, en ese futuro de posibilidades que sólo construiremos desde nuestro mundo interior, visibilizando un mundo mejor y más justo. Lo hemos escrito en varias oportunidades en nuestras entregas semanales y lo reiteramos ahora.
Abramos el camino hacia ese amor que quema las entrañas pues proviene del amor que viene de Aquél que nos amó primero… ¡Dios nos bendiga!
@MartinezNRafael
@LecturaDeHoy
Con esto, no queremos indicar bajo ningún concepto resignación ante el presente, por más hostil que éste nos sea. No podemos llevar a cabo ninguna actividad sino somos capaces de prever su desenlace positivo para el grupo humano para el que trabajamos o, para quienes hemos creado determinado evento vital. Ese es el sentido y razón de nuestro actuar dentro de la sociedad en que nos desenvolvemos. Claro está, que no constituye ni la norma ni el actuar de la generalidad de los individuos.
Es por esto que, en los momentos actuales, vivimos –y al parecer- no visualizamos momentos más oscuros que los actuales. Por ello, es bien complicado plantearse una “visión de futuro”. La visión de futuro es siempre una mirada optimista a lo que ocurrirá en el corto, mediano y largo plazo; la visión de futuro nos ubica en nuestro aquí y ahora, pero desde un contexto de lo que esperamos en nuestro devenir, el de nuestras familias, amistades, vecindarios y, por qué no, país.
Estas líneas van dirigidas a quienes, cual “emprendedores” han tomado la difícil tarea de enfrentar con coraje y gallardía estos momentos de “oscuridad”, en cualquier lugar de Venezuela.
Hay una mirada desde la caridad al conjunto de quienes nos rodean, de quienes comparten y luchan a diario, hombro con hombro por lograr lo que se puede, en ese futuro de posibilidades que sólo construiremos desde nuestro mundo interior, visibilizando un mundo mejor y más justo. Lo hemos escrito en varias oportunidades en nuestras entregas semanales y lo reiteramos ahora.
Abramos el camino hacia ese amor que quema las entrañas pues proviene del amor que viene de Aquél que nos amó primero… ¡Dios nos bendiga!
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