En 2004 se descubrió un nuevo material de gran impacto para la industria de alta tecnología. Dos físicos, Andreý Geim y Konstantín Novosiólov, consiguieron aislar el grafeno del grafito, obteniendo de esta manera el nuevo material de impresionantes capacidades. Por el descubrimiento obtuvieron el premio Nobel de Física en 2010. Y desde ese momento la industria de alta tecnología empezó a interesarse en el tema, incrementando de forma sucesiva la simpatía y el interés hacia los usos que se podían dar a la nueva sustancia. Por ejemplo, en el periodo 2017- 2019 la palabra “grafeno” fue una de las más consultadas en el buscador de Google, de cada 100 visitas al mes, 90 fueron acerca de este término. Destacando la prioridad dada por los usuarios de Asia, Europa, Oceanía y América del Norte. Así como el nuevo interés que, en 2020, muestran los internautas de Francia, Reino Unido, Alemania, Italia, España, India y toda América Latina.
También, Patent Inspiration evidenció que las patentes desarrolladas para el grafeno tuvieron gran impacto en relación con las desarrolladas para los metales como cobre, plomo, hierro, estaño, zinc, litio y germanio, de gran importancia para la misma industria. Entonces, el grafeno conquistó un espacio vital tanto en la comunidad científica como en la economía. De su composición química, representa un material que deriva en exclusivo de los átomos de carbono (C), forma parte de los materiales sintetizados derivados del elemento químico no metálico, reconocido como el carbón.
Así, el grafeno sirve como conductor eléctrico y térmico, y el elevado uso que se le da en la actualidad es debido a sus 12 propiedades: 1) dureza superior a la de acero, 2) flexible y elástico, 3) capacidad de autoenfriamiento o disipador de calor, 4) reacciones químicas una vez se une con otras sustancias, 5) soporte de radiación ionizante útil a la radioterapia, 6) menor efecto Joule al conducir electricidad, 7) cumple la misma tarea del silicio, 8) repele el agua y la corrosión, 9) capacidad de autogeneración producto de átomos de carbono vecinos, 10) capacidad para absorber residuos radioactivos, 11) biocompatible, es decir, no tóxico a las células biológicas, y 12) cualidad para generar electricidad cuando es alcanzado por la luz solar.
Con todo esto, el grafeno tiene un gran futuro en el mercado del almacenamiento de energía, baterías y supercondensadores, así como en la industria de electrónica, debido a las facilidades que da su uso como material de los cables de alta velocidad, pantallas táctiles, auriculares, altavoces más profesionales y cámaras fotográficas. De igual forma, es importante para el desarrollo verde, la actividad productiva amigable con el ambiente, tema de gran protagonismo en el presente siglo. Y también se usa como producto clave en la generación de energías alternativas, ejemplo: turbinas eólicas, fabricación de células fotovoltaicas necesarias a la industria de paneles solares, y en los procesos de depuración y desalinización necesarios para la potabilización del agua.
Dada las amplias bondades de esta sustancia, su uso es importante para la industria de sensores de alta sensibilidad, para los sistemas de defensa, la tecnología militar avanzada y la aviación y la industria del automóvil. En este sentido, se puede asegurar que el grafeno representa en el siglo XXI lo que en su momento fue el uranio, pero sin efectos negativos en la biología humana.
En la actualidad, este material se encuentra en su forma natural en los yacimientos de carbón y grafito en China, India, Brasil, México, Colombia, Madagascar, Mozambique y Sri Lanka. Además, está siendo desarrollado en laboratorios de Corea, Japón, Uruguay, Chile y España. Mientras que todos aquellos países que tienen entre sus materias primas petróleo, gas natural y biomasa, como es el caso de Venezuela y Argentina, son potenciales productores de esta sustancia. En este orden, existe un importante mercado de productores y consumidores de grafeno en el mundo, por ende, es un reto comprender rápidamente los cambios que está generando y tomar decisiones. El grafeno está reemplazando paulatinamente a otros materiales nanoestructurados derivados de los metales comunes.
@zerpasad
También, Patent Inspiration evidenció que las patentes desarrolladas para el grafeno tuvieron gran impacto en relación con las desarrolladas para los metales como cobre, plomo, hierro, estaño, zinc, litio y germanio, de gran importancia para la misma industria. Entonces, el grafeno conquistó un espacio vital tanto en la comunidad científica como en la economía. De su composición química, representa un material que deriva en exclusivo de los átomos de carbono (C), forma parte de los materiales sintetizados derivados del elemento químico no metálico, reconocido como el carbón.
Así, el grafeno sirve como conductor eléctrico y térmico, y el elevado uso que se le da en la actualidad es debido a sus 12 propiedades: 1) dureza superior a la de acero, 2) flexible y elástico, 3) capacidad de autoenfriamiento o disipador de calor, 4) reacciones químicas una vez se une con otras sustancias, 5) soporte de radiación ionizante útil a la radioterapia, 6) menor efecto Joule al conducir electricidad, 7) cumple la misma tarea del silicio, 8) repele el agua y la corrosión, 9) capacidad de autogeneración producto de átomos de carbono vecinos, 10) capacidad para absorber residuos radioactivos, 11) biocompatible, es decir, no tóxico a las células biológicas, y 12) cualidad para generar electricidad cuando es alcanzado por la luz solar.
Con todo esto, el grafeno tiene un gran futuro en el mercado del almacenamiento de energía, baterías y supercondensadores, así como en la industria de electrónica, debido a las facilidades que da su uso como material de los cables de alta velocidad, pantallas táctiles, auriculares, altavoces más profesionales y cámaras fotográficas. De igual forma, es importante para el desarrollo verde, la actividad productiva amigable con el ambiente, tema de gran protagonismo en el presente siglo. Y también se usa como producto clave en la generación de energías alternativas, ejemplo: turbinas eólicas, fabricación de células fotovoltaicas necesarias a la industria de paneles solares, y en los procesos de depuración y desalinización necesarios para la potabilización del agua.
Dada las amplias bondades de esta sustancia, su uso es importante para la industria de sensores de alta sensibilidad, para los sistemas de defensa, la tecnología militar avanzada y la aviación y la industria del automóvil. En este sentido, se puede asegurar que el grafeno representa en el siglo XXI lo que en su momento fue el uranio, pero sin efectos negativos en la biología humana.
En la actualidad, este material se encuentra en su forma natural en los yacimientos de carbón y grafito en China, India, Brasil, México, Colombia, Madagascar, Mozambique y Sri Lanka. Además, está siendo desarrollado en laboratorios de Corea, Japón, Uruguay, Chile y España. Mientras que todos aquellos países que tienen entre sus materias primas petróleo, gas natural y biomasa, como es el caso de Venezuela y Argentina, son potenciales productores de esta sustancia. En este orden, existe un importante mercado de productores y consumidores de grafeno en el mundo, por ende, es un reto comprender rápidamente los cambios que está generando y tomar decisiones. El grafeno está reemplazando paulatinamente a otros materiales nanoestructurados derivados de los metales comunes.
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