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Con solo elefantes y diamantes

El ejemplo africano muestra que las riquezas de nada sirven sin una conducción democrática y libertad económica, leyes, acuerdos y educación para salir de la pobreza

  • FRANCISCO OLIVARES

02/05/2020 05:00 am

Recientemente la revista The Economist, con sede en Londres, dedicada al análisis de la economía global publicó la lista de las economías emergentes en el mundo. Es decir, las más exitosas y las que tienen mayor proyección hacia el futuro.

En ese cuadro que agrupa a 66 países, como era de esperarse, Venezuela ocupa el último lugar registrando las cuatro peores fortalezas, registradas en el estudio, que resumen el hecho de que no habrá futuro para el país.

Pero lo más curioso y llamativo del estudio es que el país que encabeza la lista como uno de los países emergente mejor administrado, con un  programa y políticas sólidas para su desarrollo, es Botswana, un país africano, del tamaño de Francia, en el que sólo hay elefantes y diamantes.

Los venezolanos y el mundo no salen de la perplejidad de cómo un país, con las mayores reservas petroleras del mundo, oro, diamantes, hierro, aluminio, miles de hectáreas para cultivar, las reservas de agua más grandes del planeta y una naturaleza privilegiada en bellezas naturales como el tercer río más caudaloso y la cascada de agua más alta del mundo, es hoy el más arruinado del planeta. El que ocupa los últimos lugares en todos los ranking económicos, seguridad, transparencia y libertades.

Algunos comentarios en redes sociales llegan al extremo. “Está bien, si querían robar no tenían por qué destruir al país al mismo tiempo”.

Cuando Botswana se independizó en 1966 de los británicos, contaba apenas con 12 kilómetros de rutas pavimentadas. Pero esa era solo una de sus necesidades, ya que estaba entre los 25 países más pobres del mundo, señala un trabajo publicado en el diario La Nación.

En la actualidad, es una de las economías emergentes que más crecen, con un aumento de 4,5% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2018, respecto de 2017, pero con picos de crecimiento que alcanzaron 11% en 2013 o 8,6% en 2006. Su endeudamiento es bajo (12% del PIB); y, además, cuenta con el mejor sistema educativo de África Subsahariana, que garantiza de forma gratuita y universal la educación primaria y secundaria.

Sus gobernantes lo que hicieron fue solo aprovechar los dos recursos principales con los que contaban: ser el país con mayor cantidad de elefantes en el mundo hizo explotar el turismo; mientras que el descubrimiento de grandes yacimientos de diamantes en su suelo lo posicionaron como el segundo productor global de piedras preciosas, detrás de Rusia. Pero eso no lo explica todo.

A diferencia de sus vecinos, sumidos en la pobreza como Nigeria, Guinea, “una gestión adecuada y la existencia de instituciones inclusivas no habrían tenido éxito” indica el trabajo publicado por La Nación.

Natalia Motyl, economista argentina de la fundación Libertad y Progreso, citada por La Nación ofrece la clave de ese crecimiento, económico el cual se basa en tres factores: fortalecimiento de las instituciones, libertad económica y disciplina fiscal. "Garantizó la propiedad privada, inclusive su Constitución prohíbe cualquier acto de expropiación; abrió su economía, y eliminó las trabas a la inversión extranjera. Además, sus impuestos son bajos, ya que el máximo sobre la renta es de 25% y no hay impuestos para la importación de insumos necesarios para producir bienes exportables", detalla.

Kebapetse Lotshwao, profesor de Política de la Universidad de Botswana, citado en un trabajo de BBC Mundo, indica: “El secreto de Botswana, dice que las primeras cuatro décadas de la independencia han sido especialmente exitosas. ‘El país tuvo la suerte de tener líderes como Seretse Khama y Ketumile Masire’ (los dos primeros presidentes)’’.

Ellos pusieron el desarrollo por encima de todo lo demás. Usaron la ayuda internacional para el desarrollo y los crecientes ingresos por los diamantes para invertir fuertemente en servicios sociales como la salud y la educación. 

Se registró una caída de la pobreza mientras que las tasas de salud y alfabetización son altas, y la asistencia a la escuela primaria hasta los 13 años es de casi 90%.

La agencia de desarrollo de las Naciones Unidas describe a Botswana como “uno de los verdaderos éxitos del desarrollo económico y humano de África”.

“Esto es evidente al llegar a Gaborone, capital de Botswana. Las calles están limpias y ordenadas, el tráfico fluye con facilidad y se ven modernos edificios de cristal reflejando un cielo azul claro. A diferencia del caos post-colonial de tantas capitales africanas, las cosas funcionan aquí, y funcionan bien” describe el trabajo de BBC.

Greg Mills, de la Fundación Brenthurst, un grupo de investigación económica independiente en Johannesburgo, dice que la transformación es “resultado de una visión a largo plazo, estabilidad política y gobiernos prudentes”.

Sería mucho esperar que Nicolás Maduro y el chavismo, en algún momento rectificaran o permitieran que Venezuela volviese a encontrar el camino hacia el desarrollo y la estabilidad con instituciones democráticas.

El ejemplo africano muestra que las riquezas de nada sirven sin una conducción democrática y libertad económica, leyes, acuerdos y educación para salir de la pobreza. Venezuela espera por líderes de la talla de ese país que con solo elefantes y diamantes, pero con una gestión adecuada, se ha colocado como una de las naciones con mejor nivel de vida del planeta.

twitter@folivares10
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