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Crisis y protección física de activos

Todo plan de acción de protección a desarrollar debe tener como primera e impostergable consideración la realización de un análisis de riesgos de seguridad

  • ALFREDO YUNCOZA

20/04/2020 05:00 am

La responsabilidad cumbre de todo líder de seguridad de una organización es la protección de los activos. Abarca en ello los activos tangibles (humanos, infraestructuras, ambientales) e intangibles (marca, reputación, información). Los alcances, niveles, detalles y requerimientos generales de protección van a depender de aspectos tales como la naturaleza de la organización, ubicación, cantidad de trabajadores, recursos disponibles, entre otros. Ya en tiempos modernos ha sido un reto importante el poder contribuir con las organizaciones a alcanzar sus objetivos, convirtiéndose así en un reconocido elemento que agrega valor. Actualmente, cuando una crisis de alcance global como el Covid-19 se encuentra en pleno desarrollo, los retos son aún mayores y requieren para ser superados, de una serie de básicas consideraciones clave.

Las crisis por lo general presentan una serie de componentes comunes que inciden directamente en los niveles de protección, y entre los que cabe destacar comunicaciones deficientes, abundancia de información no validada, movilidad limitada, altos niveles de incertidumbre, servicios básicos susceptibles a interrupciones, recurso humano escaso, una alta dirección con demandas de propuestas y partes interesadas con expectativas de apoyo.

Todo plan de acción de protección a desarrollar debe tener como primera e impostergable consideración la realización de un análisis de riesgos de seguridad mediante cualquiera de las reconocidas metodologías existentes. Es la vía profesional que permite identificar las vulnerabilidades, amenazas y riesgos que deben ser considerados y evaluados, y luego diseñar e implementar la gestión eficiente de los riesgos. Las condiciones generales que imponen las crisis exigen que cada decisión que implique comprometer recursos sea plenamente justificada a niveles y detalles por encima del promedio. Así mismo, los análisis deben ser realizados en tiempos cada vez más breves y en un entorno con amplia probabilidad de cambio. Por tanto, esa “fotografía” con frecuencia va a tener que ser revisada y retocada una y otra vez por personal calificado. Los resultados de las estrategias de gestión requieren de un monitoreo permanente que permita determinar oportunidades de mejora, en un ciclo permanente, pero de duración variable de acuerdo con el caso.

Si bien la protección tiene un líder fácilmente identificable, el liderazgo en las crisis puede ser compartido. Los equipos multidisciplinarios son necesarios ya que, de seguro, sus miembros tendrán algo importante que decir. Quienes conforman el equipo deben tener probada experiencia, conocimientos, autoridad y disponer de recursos. Ellos identifican el alcance de las crisis, activan medidas de control y mecanismos de respuesta y evalúan su eficacia, velan por el cumplimiento de las políticas de la organización, mantienen la comunicación con las partes interesadas y determinan el fin de la crisis.

Inviolables camisas de fuerza

Si recordamos la frase de Heráclito “lo único constante es el cambio”, debemos considerar que, si bien las decisiones deben tomarse en base a hechos, información precisa y confiable y en línea con las políticas de la organización, éstas últimas no pueden ser sólidas e inviolables camisas de fuerza. La gestión de agentes externos e internos propios de un mundo líquido exigen adaptabilidad y flexibilidad. Podría pasar que por vía de excepción alguna norma, procedimiento e incluso instrucción técnica, sea objeto de una justificada modificación rápida en su implementación, para poder gestionar la crisis eficientemente.

La creatividad es clave cuando se trata de proteger los activos durante las crisis. Incurrir en el frecuente y lamentable error de hacer un “copia y pega” de soluciones de terceros tiene una amplia posibilidad de fracaso. Lo que puede ser muy bueno para algunos no necesariamente lo es para todos. No podemos esperar los mejores resultados de todo aquello que no fuera considerado, ensayado, probado y aprobado como una mejor práctica en la etapa precrisis. Esto no quiere decir que ante esa realidad se opte por esperar decisiones perfectas. Recordemos lo que dijo Winston Churchill “el exceso de perfección lleva a la parálisis”, y si hay algo que no se necesita es una gestión con signos de hemiplejia.

Continuidad operativa

Por último y no menos importante, son las consideraciones sobre los aspectos que garanticen la continuidad operativa de los sistemas de protección, sea recursos humanos, tecnología o infraestructura. Las fallas de equipos pueden ocurrir y ante esto debemos contar con aliados internos o externos que puedan apoyarnos en tareas de mantenimiento.

El mundo pareciera dirigirse a una nueva versión nunca conocida que va a requerir indudablemente de una visión amplia de la seguridad. Se trata de una maravillosa oportunidad de aprendizaje, en este caso, para los profesionales que lideran la protección de organizaciones, comunidades y ciudadanos.

ayuncoza@gmail.com

Twitter: @alfredoyuncoza
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