La cuarentena de William Shakespeare
Más allá de las penurias por esa época, el morbo bubónico dejó millares de muertos; deletérea resultó tal epidemia, que diezmó casi un tercio de londinenses
Para algunos el aislamiento impuesto por una cuarentena ofrece el reto de afrontar al tedio. Pero, un encierro temporal ante una desdicha podría ser, a la sazón, un tiempo útil para crear y revisar, tal y como William Shakespeare disfrutó de una cuarentena para fijar algunas de sus obras celebérrimas, pues hacia fines del siglo XVI una gama de plagas hizo aplazar todo evento sociocultural en Londres a raíz de la peste bubónica (gran peste de Londres), porque las ratas y hedor colmaron la ciudad.
Fue cuando el escritor inglés consolidó los textos de El rey Lear (quien asigna el trono a sus tres hijas), Macbeth (reinado de Jacobo) y Hamlet (príncipe de Dinamarca) tres de las grandes tragedias que se convirtieron en clásicos de la historia de la literatura. No era la primera plaga que asolaba a esa ciudad; era un azote recurrente (cíclico) que aparecía cada cierto lapso, obligando a aislar la ciudad. Pero, entre 1605- 1606, un brote forzó a sus residentes a confinamiento (lockdown) y todo evento quedó diferido.
Más allá de las penurias por esa época, el morbo bubónico dejó millares de muertos; deletérea resultó tal epidemia, que diezmó casi un tercio de londinenses; unas 70000-100000 personas, lo cual forzó al encierro de sus residentes, y de efectos similares por toda Europa continental; la bautizaron, además, como “peste negra”, y originó un género artístico conocido como danse macabre (1874), de expresiones musicales y, especialmente, en artes plásticas.
Shakespeare hizo lo que haría todo escritor: “aprovechar ese tiempo de desvío para quedarse escribiendo. La peste fue la fuerza más poderosa que moldeó su vida y la de sus contemporáneos”, según Jonathan Bate, uno de sus muchos biógrafos.
isaimar@gmail.com
Fue cuando el escritor inglés consolidó los textos de El rey Lear (quien asigna el trono a sus tres hijas), Macbeth (reinado de Jacobo) y Hamlet (príncipe de Dinamarca) tres de las grandes tragedias que se convirtieron en clásicos de la historia de la literatura. No era la primera plaga que asolaba a esa ciudad; era un azote recurrente (cíclico) que aparecía cada cierto lapso, obligando a aislar la ciudad. Pero, entre 1605- 1606, un brote forzó a sus residentes a confinamiento (lockdown) y todo evento quedó diferido.
Más allá de las penurias por esa época, el morbo bubónico dejó millares de muertos; deletérea resultó tal epidemia, que diezmó casi un tercio de londinenses; unas 70000-100000 personas, lo cual forzó al encierro de sus residentes, y de efectos similares por toda Europa continental; la bautizaron, además, como “peste negra”, y originó un género artístico conocido como danse macabre (1874), de expresiones musicales y, especialmente, en artes plásticas.
Shakespeare hizo lo que haría todo escritor: “aprovechar ese tiempo de desvío para quedarse escribiendo. La peste fue la fuerza más poderosa que moldeó su vida y la de sus contemporáneos”, según Jonathan Bate, uno de sus muchos biógrafos.
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