Crisis pandemia económica
No puede descartarse que el mercado llegue a colapsar, hundiendo a las sociedades en el abismo de una decadencia catastrófica
El mundo está preocupado no solamente por los efectos de la epidemia China-coronavirus-Covid-19 en la salud, sino también por los impactos que esta pandemia va a tener en la economía global. Muchos tienden a imaginar el colapso del sistema económico como si se tratase de un edificio que se derrumba dando paso entonces a la construcción de una nueva economía, es decir, una edificación completamente nueva, que tal vez aproveche algunos trozos del edificio anterior, reciclando o integrando sus componentes al nuevo orden económico.
Más allá de que se utilizan palabras como derrumbe o colapso en lo económico, siendo estas simplemente metáforas, es necesario precisar algunos conceptos para adquirir una perspectiva más realista hacia el futuro y en relación a las condiciones que pueden esperarse para acelerar la construcción de esa otra economía. Esto resulta necesario particularmente en esta fase en la que el mundo está inmerso en una gran crisis y que invita pensar a muchos que el momento del colapso definitivo se aproxima o faltaría poco por acaecer.
Hay que tener bien claro que el mercado no se detiene, no deja de funcionar, no se derrumba. El mercado es la interacción y la coordinación de las decisiones de producción, distribución y consumo que efectúan permanentemente los seres humanos y sus organizaciones. Por lo tanto, mientras existan seres humanos y sigan vigentes sus formas de organización, ha habido el mercado seguirá funcionando.
El mercado a lo largo de su evolución histórica ha experimentado y experimentará profundas transformaciones o cambios estructurales como se acostumbra decir. Las transformaciones más relevantes las experimenta cuando en la sociedad ocurren fenómenos que impactan profundamente la dinámica colectiva, tales como son las guerras, devastaciones naturales, descubrimientos o conquistas de nuevos territorios, innovaciones tecnológicas, incorporación o agotamiento de fuentes de energía, revoluciones, instauración de un nuevo sistema político, entre otros. En tal sentido, es fundamental comprender que el mercado se encuentra determinado, va más allá de una construcción que se construye o reconstruye. El mercado es siempre un mercado determinado. En tal sentido, no puede descartarse que el mercado llegue a colapsar, hundiendo a las sociedades en el abismo de una decadencia catastrófica, pero ello no está asociado a causas inherentes al funcionamiento del mercado mismo, sino por eventos exógenos. Por ejemplo, actualmente pudiera ocurrir un colapso económico si las economías resultaran severamente afectadas por expansión de una pandemia como la gripe China - coronavirus (Covid-19).
A pesar de lo anterior, debe reconocerse que el mercado es capaz de resistir impactos exógenos muy fuertes, frente a los cuales reacciona conforme a sus propias dinámicas internas. Una guerra mundial o una guerra civil pueden alterar drásticamente la conformación del mercado y la participación en él de los sujetos que allí participan, pero el mercado se adapta y sigue funcionando bajo estos nuevos escenarios. El mercado continúa operando y reacciona bajo sus propios parámetros.
Las dinámicas internas del mercado, atendiendo sus ciclos, crisis, fases de expansión, episodios de inflación y crecimiento, estancamiento o depresión, cambios a nivel de los sistemas e instituciones monetarias y financieras, son dinámicas que pueden impactar muy hondamente los niveles de la producción, distribución de riqueza, tasas de consumo y los ritmos de crecimiento. Pero por sí mismas, tales dinámicas no conducen a una interrupción del funcionamiento del mercado, no lo detienen, no lo hacen colapsar como si se tratase de un edificio que se desploma y del que sólo quedan escombros. Los cambios y las crisis más hondas que puede experimentar el mercado como efecto de sus propios desequilibrios y contradicciones no llevan a que el mercado como tal desaparezca ni deje de funcionar, aunque ciertamente podrán afectar muy seriamente los niveles riqueza o pobreza y condiciones de vida de ciertos grupos de personas, organizaciones, empresas, naciones o estados.
En fin, el mercado en su funcionamiento interno puede marginar e incluso expulsar a determinados sujetos que en su seno participan. De hecho, en el mercado, las más grandes e importantes empresas pueden caer en la bancarrota, los países más ricos pueden entrar en decadencia o estados de gran pobreza y miseria así como muchísimas personas pueden perder todos sus bienes y recursos, pero lo más seguro es que el mercado siga trabajando, con nuevos, distintos, e incluso con menos integrantes, con una dinámica mucho afectada de lo que aparenta, independiente de lo que le ocurra a tales o cuales individuos, a tales o cuales grandes empresas, a tales o cuales países.
@el54r
Más allá de que se utilizan palabras como derrumbe o colapso en lo económico, siendo estas simplemente metáforas, es necesario precisar algunos conceptos para adquirir una perspectiva más realista hacia el futuro y en relación a las condiciones que pueden esperarse para acelerar la construcción de esa otra economía. Esto resulta necesario particularmente en esta fase en la que el mundo está inmerso en una gran crisis y que invita pensar a muchos que el momento del colapso definitivo se aproxima o faltaría poco por acaecer.
Hay que tener bien claro que el mercado no se detiene, no deja de funcionar, no se derrumba. El mercado es la interacción y la coordinación de las decisiones de producción, distribución y consumo que efectúan permanentemente los seres humanos y sus organizaciones. Por lo tanto, mientras existan seres humanos y sigan vigentes sus formas de organización, ha habido el mercado seguirá funcionando.
El mercado a lo largo de su evolución histórica ha experimentado y experimentará profundas transformaciones o cambios estructurales como se acostumbra decir. Las transformaciones más relevantes las experimenta cuando en la sociedad ocurren fenómenos que impactan profundamente la dinámica colectiva, tales como son las guerras, devastaciones naturales, descubrimientos o conquistas de nuevos territorios, innovaciones tecnológicas, incorporación o agotamiento de fuentes de energía, revoluciones, instauración de un nuevo sistema político, entre otros. En tal sentido, es fundamental comprender que el mercado se encuentra determinado, va más allá de una construcción que se construye o reconstruye. El mercado es siempre un mercado determinado. En tal sentido, no puede descartarse que el mercado llegue a colapsar, hundiendo a las sociedades en el abismo de una decadencia catastrófica, pero ello no está asociado a causas inherentes al funcionamiento del mercado mismo, sino por eventos exógenos. Por ejemplo, actualmente pudiera ocurrir un colapso económico si las economías resultaran severamente afectadas por expansión de una pandemia como la gripe China - coronavirus (Covid-19).
A pesar de lo anterior, debe reconocerse que el mercado es capaz de resistir impactos exógenos muy fuertes, frente a los cuales reacciona conforme a sus propias dinámicas internas. Una guerra mundial o una guerra civil pueden alterar drásticamente la conformación del mercado y la participación en él de los sujetos que allí participan, pero el mercado se adapta y sigue funcionando bajo estos nuevos escenarios. El mercado continúa operando y reacciona bajo sus propios parámetros.
Las dinámicas internas del mercado, atendiendo sus ciclos, crisis, fases de expansión, episodios de inflación y crecimiento, estancamiento o depresión, cambios a nivel de los sistemas e instituciones monetarias y financieras, son dinámicas que pueden impactar muy hondamente los niveles de la producción, distribución de riqueza, tasas de consumo y los ritmos de crecimiento. Pero por sí mismas, tales dinámicas no conducen a una interrupción del funcionamiento del mercado, no lo detienen, no lo hacen colapsar como si se tratase de un edificio que se desploma y del que sólo quedan escombros. Los cambios y las crisis más hondas que puede experimentar el mercado como efecto de sus propios desequilibrios y contradicciones no llevan a que el mercado como tal desaparezca ni deje de funcionar, aunque ciertamente podrán afectar muy seriamente los niveles riqueza o pobreza y condiciones de vida de ciertos grupos de personas, organizaciones, empresas, naciones o estados.
En fin, el mercado en su funcionamiento interno puede marginar e incluso expulsar a determinados sujetos que en su seno participan. De hecho, en el mercado, las más grandes e importantes empresas pueden caer en la bancarrota, los países más ricos pueden entrar en decadencia o estados de gran pobreza y miseria así como muchísimas personas pueden perder todos sus bienes y recursos, pero lo más seguro es que el mercado siga trabajando, con nuevos, distintos, e incluso con menos integrantes, con una dinámica mucho afectada de lo que aparenta, independiente de lo que le ocurra a tales o cuales individuos, a tales o cuales grandes empresas, a tales o cuales países.
@el54r
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones