El experimento
Si la inflación es causada por una política monetaria consciente, todo lo demás también es intencional, a propósito y con premeditación...
Sin entrar en valoraciones, todos estaremos de acuerdo en que lo que ocurre en Venezuela desde, digamos, el 2014, es único en el mundo actual y en la historia venezolana y mundial.
Empecemos por la inflación. Hiperinflación (noviembre 2018 a noviembre 2019 -13.475,8%) no hay en ninguna parte desde que comenzó el milenio. Después de nosotros, los países con mayor inflación no llegan al 100%. Esto desacomoda superlativamente todos los mecanismos económicos y sociales, impidiendo el cálculo en que se basa la sociedad moderna. Nada permanece, todo cambia, y como el dinero es la medida de todas las cosas, nada tiene medida, ni siquiera la vida que es eliminada literalmente por la inflación en los medicamentos.
La inflación afecta a todas las cosas menos al salario. Luego de aumentos compulsivos e inflacionarios desde el 2016-2017, el salario mínimo quedó rezagado y ya no basta ni para 2.000 calorías diarias, el umbral del hambre. Hemos pasado de ser hombres de maíz a ser a hombres de hambre. Y la inflación tiene una causa obvia, la expansión infinita de la liquidez monetaria.
Si la masa monetaria ha aumentado 50 veces en el último año, reconoce el español éste que dizque gobierna la economía, sobra cualquier discusión seria sobre la causa del aumento de los precios; luego la inflación es un fenómeno provocado. Primer indicio claro de que los venezolanos somos conejillos de indias de un experimento social inédito, fríamente ejecutado.
Si la inflación es causada por una política monetaria consciente, todo lo demás también es intencional, a propósito y con premeditación. La masa monetaria excretada por el BCV financió unos cuantos aumentos salariales insuficientes para sobrevivir, y en vez de corregir la inflación, se decidió mal alimentar al pueblo con limosnas (CLAP) mientras que se le dejaba claro que su trabajo no era suficiente para comer.
Dependencia total del Estado; búsqueda permanente de lo más necesario, receta infalible para el control social. El apoyo político de cada ciudadano en las elecciones es su pago por la comida; si no vota por Maduro muere de hambre. Todo su tiempo se va en buscar esos alimentos mínimos y no hay tiempo para la política ni para ninguna otra cosa. Somos el campo de pruebas de un experimento único, todavía lejos pero en el camino de Camboya de fines de los setenta. Es a propósito.
@glinaresbenzo
Empecemos por la inflación. Hiperinflación (noviembre 2018 a noviembre 2019 -13.475,8%) no hay en ninguna parte desde que comenzó el milenio. Después de nosotros, los países con mayor inflación no llegan al 100%. Esto desacomoda superlativamente todos los mecanismos económicos y sociales, impidiendo el cálculo en que se basa la sociedad moderna. Nada permanece, todo cambia, y como el dinero es la medida de todas las cosas, nada tiene medida, ni siquiera la vida que es eliminada literalmente por la inflación en los medicamentos.
La inflación afecta a todas las cosas menos al salario. Luego de aumentos compulsivos e inflacionarios desde el 2016-2017, el salario mínimo quedó rezagado y ya no basta ni para 2.000 calorías diarias, el umbral del hambre. Hemos pasado de ser hombres de maíz a ser a hombres de hambre. Y la inflación tiene una causa obvia, la expansión infinita de la liquidez monetaria.
Si la masa monetaria ha aumentado 50 veces en el último año, reconoce el español éste que dizque gobierna la economía, sobra cualquier discusión seria sobre la causa del aumento de los precios; luego la inflación es un fenómeno provocado. Primer indicio claro de que los venezolanos somos conejillos de indias de un experimento social inédito, fríamente ejecutado.
Si la inflación es causada por una política monetaria consciente, todo lo demás también es intencional, a propósito y con premeditación. La masa monetaria excretada por el BCV financió unos cuantos aumentos salariales insuficientes para sobrevivir, y en vez de corregir la inflación, se decidió mal alimentar al pueblo con limosnas (CLAP) mientras que se le dejaba claro que su trabajo no era suficiente para comer.
Dependencia total del Estado; búsqueda permanente de lo más necesario, receta infalible para el control social. El apoyo político de cada ciudadano en las elecciones es su pago por la comida; si no vota por Maduro muere de hambre. Todo su tiempo se va en buscar esos alimentos mínimos y no hay tiempo para la política ni para ninguna otra cosa. Somos el campo de pruebas de un experimento único, todavía lejos pero en el camino de Camboya de fines de los setenta. Es a propósito.
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