Más daño hace el Estado que el coronavirus
Los políticos y burócratas asustan a la población para justificar acciones que solo benefician al incremento de su poder y dinero, ya que amplían los poderes y presupuestos que reciben
Según Capital Economics, “los esfuerzos para contener el coronavirus han provocado una fuerte desaceleración del crecimiento en China” y, a nivel global, llegarían a US$ 280.000 millones las pérdidas durante el primer trimestre de 2020. El PBI mundial no crecería en términos trimestrales por primera vez desde 2009.
Ahora, no es el propio virus el que ha causado esta caída, después de todo, tras varias semanas, los muertos no llegan a tres mil. En cambio, en el mundo mueren unos 8 millones de personas por año -eran 15 millones hace veinte años- por causas relacionadas con la falta de alimentos.
La economía cae por las medidas tomadas por los gobiernos como reacción exagerada, ineficaz y hasta contraproducente. ¿Por qué los Estados provocan tanto daño con la excusa de una enfermedad? Pues porque solo se interesan en la política, esto es, en ganar poder y tomar medidas demagógicas para conseguir el aplauso de la mayoría de la opinión pública a la que, por cierto, engañan con mentiras y escondiendo buena parte de la verdad.
Los políticos y burócratas asustan a la población para justificar acciones que solo benefician al incremento de su poder y dinero, ya que amplían los poderes y presupuestos que reciben. Por el contrario, el mercado -las personas, el pueblo, trabajando y creando en paz- ha sido demonizado cuando no tiene otro aliciente que cooperar para beneficio de todos: más dinero gana quién es más requerido por prestar un mejor servicio.
Y, por cierto, las ONG privadas, como la Cruz Roja o Médicos Sin Fronteras -cuando no se lo prohíben- llegan más rápido y con mayor eficacia a las zonas de desastre. La actividad privada libre, mercados -servicios de salud y compañías de seguros- y ONGs, pueden controlar estas epidemias con eficacia.
Capital Economics confía en que “la producción se recupere y la economía global retome su crecimiento normal a mediados de 2021”. De hecho, los mercados bursátiles, aunque al principio se retrajeron por las limitaciones impuestas por los gobiernos, luego ignoraron el susto digitado desde los Estados y ya tocan máximos históricos.
Obviamente, un ente (multi) estatal como el FMI no podía sino alentar a los gobiernos a “tomar medidas” y por ello asegura que la epidemia podría impactar en el crecimiento mundial “dependiendo de la capacidad del gobierno de China para contener su propagación”.
Pues el gobierno chino decidió aislar a los 56 millones de habitantes de la provincia de Hubei, epicentro del brote, y sometió a “una estricta gestión cerrada” a ciudades, es decir que los habitantes no deben salir de sus casas hasta nueva orden.
En Hong Kong, al que han aislado para “protegerlo de la epidemia” -y de paso controlar definitivamente a las manifestaciones “prodemocracia”- los consumidores vacían los supermercados para almacenar alimentos y otros productos por temor a la escasez. La cosa ha llegado al punto de que, según la policía, tres individuos armados con cuchillos robaron rollos de papel higiénico, un producto difícil de encontrar.
Pero el férreo control que ejerce el gobierno va más allá de la prohibición a desplazarse por las zonas afectadas: innumerables videos que sortearon la censura muestran las detenciones violentas de personas por no usar barbijos. Las imágenes desataron duras críticas respecto de las violaciones de los derechos humanos tanto que el gobierno se vio forzado a destituir algunos funcionarios.
Asesor Senior en The Cedar Portfolio y miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California
@alextagliavini
www.alejandrotagliavini.com
Ahora, no es el propio virus el que ha causado esta caída, después de todo, tras varias semanas, los muertos no llegan a tres mil. En cambio, en el mundo mueren unos 8 millones de personas por año -eran 15 millones hace veinte años- por causas relacionadas con la falta de alimentos.
La economía cae por las medidas tomadas por los gobiernos como reacción exagerada, ineficaz y hasta contraproducente. ¿Por qué los Estados provocan tanto daño con la excusa de una enfermedad? Pues porque solo se interesan en la política, esto es, en ganar poder y tomar medidas demagógicas para conseguir el aplauso de la mayoría de la opinión pública a la que, por cierto, engañan con mentiras y escondiendo buena parte de la verdad.
Los políticos y burócratas asustan a la población para justificar acciones que solo benefician al incremento de su poder y dinero, ya que amplían los poderes y presupuestos que reciben. Por el contrario, el mercado -las personas, el pueblo, trabajando y creando en paz- ha sido demonizado cuando no tiene otro aliciente que cooperar para beneficio de todos: más dinero gana quién es más requerido por prestar un mejor servicio.
Y, por cierto, las ONG privadas, como la Cruz Roja o Médicos Sin Fronteras -cuando no se lo prohíben- llegan más rápido y con mayor eficacia a las zonas de desastre. La actividad privada libre, mercados -servicios de salud y compañías de seguros- y ONGs, pueden controlar estas epidemias con eficacia.
Capital Economics confía en que “la producción se recupere y la economía global retome su crecimiento normal a mediados de 2021”. De hecho, los mercados bursátiles, aunque al principio se retrajeron por las limitaciones impuestas por los gobiernos, luego ignoraron el susto digitado desde los Estados y ya tocan máximos históricos.
Obviamente, un ente (multi) estatal como el FMI no podía sino alentar a los gobiernos a “tomar medidas” y por ello asegura que la epidemia podría impactar en el crecimiento mundial “dependiendo de la capacidad del gobierno de China para contener su propagación”.
Pues el gobierno chino decidió aislar a los 56 millones de habitantes de la provincia de Hubei, epicentro del brote, y sometió a “una estricta gestión cerrada” a ciudades, es decir que los habitantes no deben salir de sus casas hasta nueva orden.
En Hong Kong, al que han aislado para “protegerlo de la epidemia” -y de paso controlar definitivamente a las manifestaciones “prodemocracia”- los consumidores vacían los supermercados para almacenar alimentos y otros productos por temor a la escasez. La cosa ha llegado al punto de que, según la policía, tres individuos armados con cuchillos robaron rollos de papel higiénico, un producto difícil de encontrar.
Pero el férreo control que ejerce el gobierno va más allá de la prohibición a desplazarse por las zonas afectadas: innumerables videos que sortearon la censura muestran las detenciones violentas de personas por no usar barbijos. Las imágenes desataron duras críticas respecto de las violaciones de los derechos humanos tanto que el gobierno se vio forzado a destituir algunos funcionarios.
Asesor Senior en The Cedar Portfolio y miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California
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