Duaca 2020
Duaca es una acogedora población del estado Lara, situada al norte de la ciudad de Barquisimeto, que se apresta a celebrar cuatrocientos años de su fundación.
Duaca es una acogedora población del estado Lara, situada al norte de la ciudad de Barquisimeto, que se apresta a celebrar cuatrocientos años de su fundación. La historia de pueblos como Duaca es la historia social, profunda, de Venezuela, más acostumbrada a los relatos épicos de la Independencia o a la historia de nuestros caudillos y gobernantes. Venezuela no es Caracas, se dice siempre, para atacar los males del centralismo. Pero tampoco es la historia de las grandes ciudades, como Barquisimeto, Valencia o Maracaibo.
Esas ciudades son parte importante de nuestra historia, pero la historia de los pueblos antiguos, como los llamó el historiador caroreño Ambrosio Perera, nos permite acercarnos a esa realidad, a veces intangible, que los sociólogos contemporáneos han dado en llamar el tejido social. Es la historia de la vida cotidiana, de los grupos familiares, de esa cultura popular, material y espiritual arraigada en la tradición. Mientras la ciudad es el mundo de la polis, con proyección universal, el pueblo -nos recuerda Ramón Tovar- es la solidaridad de una comunidad humana con su territorio.
En la larga historia de la Humanidad si bien la aldea dio paso progresivamente a la ciudad, ese proceso en Venezuela fue muy rápido. Entre 1940 y 1970, cambió el paisaje urbano del país. Caracas, por ejemplo, absorbió todo aquel entramado de pueblos que, fundados en el periodo colonial, le dieron vida y diversidad al valle de Caracas. Pueblos como Antímano, La Vega, El Valle, Chacao y Petare, se transformaron en barrios de la gran ciudad y las haciendas de El Paraíso, La Carlota, o Los Ruices, dieron origen a modernas urbanizaciones como el Country Club. Todo fue tan rápido que el ser caraqueño, como gentilicio, se disolvió con la expansión de la gran metrópoli.
Barquisimeto
En el caso de Barquisimeto, la ausencia de grandes inversiones, producto de la renta petrolera, generó una expansión urbana de la ciudad más moderada y la metrópoli no absorbió a sus pueblos periféricos. Duaca formó parte de los pueblos de doctrina de indios fundados en 1620 por orden del entonces Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela, Francisco de la Hoz Berrio, junto a San Miguel de Acarigua, San Juan Bautista de Urachiche, San Jerónimo de Cocorote y San José de Guama. Pero con una diferencia, merecedora de un récord Guinnes: Duaca celebró el tricentenario de su fundación en 1971 y ahora, cuarenta y nueve años después, va a celebrar su cuatricentenario. ¿Cómo se explica esa situación?
Los duaqueños de finales del siglo XX le dieron a la refundación misional del pueblo, protagonizada por el fraile capuchino Miguel de la Madrid, carácter de fundación política del pueblo. Y, en realidad, Duaca no existía como una población activa cuando llegó al valle de Duaca el fraile capuchino de la Madrid. En su “Memoria de lo que hallé cuando vine a esta población del Valle de San Juan Bautista de Duaca”, fechada en 1763, fray Miguel de la Madrid señala que sólo encontró un vecino, llamado Juan Beros, “porque los demás estaban en Aroa Morotuto, con diversas rancherías en las montañas”.
En 1971, los duaqueños celebraron la llegada del misionero capuchino, como el momento fundacional de la ciudad. Era un error. Sólo el Estado español, representado por el Gobernador y Capitán General de la Provincia, podía fundar pueblos y ciudades en nombre del monarca.
Ciudad próspera y trabajo
Para Duaca, para los duaqueños y, por extensión, para los habitantes del Municipio Crespo, el mejor regalo de cumpleaños sería ver su ciudad próspera, con fuentes de trabajo y buenos servicios públicos, para propiciar en un ambiente de paz el reencuentro de la gran familia duaqueña, hoy dispersa por todo el mundo. Crespo fue ayer un emporio cafetalero que hoy sobrevive a la destrucción de su aparato productivo, el colapso de los servicios públicos y la emigración de su población al exterior.
Sin embargo, más allá del reclamo justo y necesario frente a quienes hoy tienen responsabilidades de gobierno, lo fundamental es aprovechar esta oportunidad para movilizar las fuerzas humanas de un pueblo que ha dado hombres y mujeres de talento y probidad al país, como Amabilis Cordero, pionero del cine nacional, o Kotepa Delgado, fundador del periodismo moderno en Venezuela.
Por eso, la sociedad civil duaqueña ha tomado la iniciativa de organizar este cumpleaños con una programación propia, dirigida a valorar sus recursos naturales y los valores humanos con que cuenta el municipio. Sólo los pueblos organizados, con claridad de metas, pueden conquistar su porvenir. El movimiento ciudadano “Duaca 2020” es un ejemplo de lo que la sociedad civil organizada puede hacer en favor de su comunidad, cuando se lo propone. Enhorabuena.
enfoques14@gmail.com
@reinaldorojashistoriador
Esas ciudades son parte importante de nuestra historia, pero la historia de los pueblos antiguos, como los llamó el historiador caroreño Ambrosio Perera, nos permite acercarnos a esa realidad, a veces intangible, que los sociólogos contemporáneos han dado en llamar el tejido social. Es la historia de la vida cotidiana, de los grupos familiares, de esa cultura popular, material y espiritual arraigada en la tradición. Mientras la ciudad es el mundo de la polis, con proyección universal, el pueblo -nos recuerda Ramón Tovar- es la solidaridad de una comunidad humana con su territorio.
En la larga historia de la Humanidad si bien la aldea dio paso progresivamente a la ciudad, ese proceso en Venezuela fue muy rápido. Entre 1940 y 1970, cambió el paisaje urbano del país. Caracas, por ejemplo, absorbió todo aquel entramado de pueblos que, fundados en el periodo colonial, le dieron vida y diversidad al valle de Caracas. Pueblos como Antímano, La Vega, El Valle, Chacao y Petare, se transformaron en barrios de la gran ciudad y las haciendas de El Paraíso, La Carlota, o Los Ruices, dieron origen a modernas urbanizaciones como el Country Club. Todo fue tan rápido que el ser caraqueño, como gentilicio, se disolvió con la expansión de la gran metrópoli.
Barquisimeto
En el caso de Barquisimeto, la ausencia de grandes inversiones, producto de la renta petrolera, generó una expansión urbana de la ciudad más moderada y la metrópoli no absorbió a sus pueblos periféricos. Duaca formó parte de los pueblos de doctrina de indios fundados en 1620 por orden del entonces Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela, Francisco de la Hoz Berrio, junto a San Miguel de Acarigua, San Juan Bautista de Urachiche, San Jerónimo de Cocorote y San José de Guama. Pero con una diferencia, merecedora de un récord Guinnes: Duaca celebró el tricentenario de su fundación en 1971 y ahora, cuarenta y nueve años después, va a celebrar su cuatricentenario. ¿Cómo se explica esa situación?
Los duaqueños de finales del siglo XX le dieron a la refundación misional del pueblo, protagonizada por el fraile capuchino Miguel de la Madrid, carácter de fundación política del pueblo. Y, en realidad, Duaca no existía como una población activa cuando llegó al valle de Duaca el fraile capuchino de la Madrid. En su “Memoria de lo que hallé cuando vine a esta población del Valle de San Juan Bautista de Duaca”, fechada en 1763, fray Miguel de la Madrid señala que sólo encontró un vecino, llamado Juan Beros, “porque los demás estaban en Aroa Morotuto, con diversas rancherías en las montañas”.
En 1971, los duaqueños celebraron la llegada del misionero capuchino, como el momento fundacional de la ciudad. Era un error. Sólo el Estado español, representado por el Gobernador y Capitán General de la Provincia, podía fundar pueblos y ciudades en nombre del monarca.
Ciudad próspera y trabajo
Para Duaca, para los duaqueños y, por extensión, para los habitantes del Municipio Crespo, el mejor regalo de cumpleaños sería ver su ciudad próspera, con fuentes de trabajo y buenos servicios públicos, para propiciar en un ambiente de paz el reencuentro de la gran familia duaqueña, hoy dispersa por todo el mundo. Crespo fue ayer un emporio cafetalero que hoy sobrevive a la destrucción de su aparato productivo, el colapso de los servicios públicos y la emigración de su población al exterior.
Sin embargo, más allá del reclamo justo y necesario frente a quienes hoy tienen responsabilidades de gobierno, lo fundamental es aprovechar esta oportunidad para movilizar las fuerzas humanas de un pueblo que ha dado hombres y mujeres de talento y probidad al país, como Amabilis Cordero, pionero del cine nacional, o Kotepa Delgado, fundador del periodismo moderno en Venezuela.
Por eso, la sociedad civil duaqueña ha tomado la iniciativa de organizar este cumpleaños con una programación propia, dirigida a valorar sus recursos naturales y los valores humanos con que cuenta el municipio. Sólo los pueblos organizados, con claridad de metas, pueden conquistar su porvenir. El movimiento ciudadano “Duaca 2020” es un ejemplo de lo que la sociedad civil organizada puede hacer en favor de su comunidad, cuando se lo propone. Enhorabuena.
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