Caracas.- Consecomercio, la agrupación gremial de los comerciantes habla de readaptación del mercado ante la inocultable dolarización de la economía venezolana y el auge del sector en medio de la recesión y la hiperinflación. Ocurre que con cinco millones de venezolanos fuera del país, creciendo la mayoría en otras economías tiene la posibilidad de enviar algo a sus familiares que todavía están en la sucursal de Cuba.

Las remesas benefician a alrededor de dos millones de familias, unos ocho millones de personas. Son estimaciones de expertos y analistas. Un promedio de 100 dólares reciben los que tienen familiares afuera. No es gran cosa, pero al cambio son unos 4 millones de bolívares. Más o menos para cubrir un mínimo de necesidades.

Otro sector calculado en otros 2 millones de personas de clase media tiene suficientes ahorros en dólares o euros como para enfrentar el temporal. Ya estamos montados en 10 millones de venezolanos metidos en una carpa en medio de la bestial crisis que generó el chavismo y la corrupción adherida a los ojitos de Chávez. Dinero ahorrado a partir del viernes negro en tiempos de Luis Herrera y de la crisis financiera de los años 90, después del golpe de Estado del chavismo, que empujó a los venezolanos a ahorrar en moneda dura, luego de abrir la cuentica en Miami, pues el bolívar no era para nada confiable. Si en ese entonces no era un seguro, pues en estos tiempos sencillamente no vale nada. El bolívar es un adorno monetario. La cosa gira alrededor de los dólares. Nada del fraudulento petro.

Se dice que otra parte importante del balde de dólares que invade la economía nacional viene en menor medida de algunas empresas que con capitales en el exterior han comenzado a pagar salarios en dólares o euros, pero este aspecto es realmente minoritario. Y, necesariamente hay que mencionar que algunos millones comen a punta de cajas Clap. Por otra parte, algunos analistas afirman que los dólares vienen, como en la Colombia de los años 80, ni más ni menos que del narcotráfico, el contrabando, de la venta de combustible, de la comercialización ilegal de oro y otros metales. Pero, según los economistas, no es suficiente para hacer una dolarización oficial.

Seguirá el pago en dólares directamente en los comercios y, claro está, la proliferación de bodegones y otras tiendas llenas de productos importados, con las manos de enchufados, probablemente militares, protegidas detrás de los mostradores. No hay manera que entren importaciones al país sin bajarse de la mula en las aduanas o, en caso contrario, en real peligro de ser incautada por quítame esa paja de ahí del hombro.

Otra forma de vida que progresa es el cambista en grupos de chat en redes sociales privadas. Uno oferta dólares y otros compran con depósitos en bolívares directo al banco. Ese mismo vendedor vuelve a comprar dólares y revende cuando el verde sube, cosa que ocurrirá con toda seguridad en los próximos días. La ecuación es sencilla: si el gobierno no hace nada, como en efecto ocurre, todo seguirá igual o peor. Y eso incluye la recesión y la devaluación interdiaria.

Es un resumen de la precaria economía socialista en la que sobrevive el venezolano común, alejado de los números macroeconómicos y de las cuentas sesudas. Es la economía, vendida como gran logro por el oficialismo, que creó el chavismo comunista y corrupto en apenas unos años.

Y los que faltan.

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