Francisco Fajardo, mestizo hijo de español y de Isabel, india cacica guaiquerí de la costa de los Caracas; hombre de mar y tierra, quien en 1555 fondeó por la playa del cacique Naiguatá, tío suyo; recorrió la franja estrecha de la costa, por donde a la sombra del Guaraira que cubre, erguido, allende, el valle, despoblado e impasible, adonde vino varias veces en paz o en lucha con los indios, en virtud de que por ingresos reiterados estaba habituado a la costa, fundó la población de “El Collado” (luego, Caraballeda) y, al tramontar, fundó, en 1560, el hato ganadero de San Francisco, a la margen izquierda del río El Valle, en predios del ahora Fuerte Tiuna. Es allí donde surge, realmente, la historia de Caracas y se inicia por la hazaña fundadora del primer gran mestizo de nuestra nacionalidad, que, con tal hecho marcó el fin del mundo incivil de los indígenas y sentó bases para lo que de ahí surgiese no fuera un establecimiento transitorio de europeos o factoría potencial, sino la estirpe que originaría una nación nueva.

Ante las objeciones, Fajardo representa al pueblo futuro que haría la historia y revela por dónde se iba a fijar el germen de la nación incipiente, forjamiento de nuestra identidad. Murió a manos de Alonso de Cobos en Cumaná, 1564.

Sin embargo, el 25/7/1567 don Diego de Lozada, vistiendo sus mejores galas y, a espada desenvainada, delante del escribano, corta ramas, extiende el rollo y declara fundada la ciudad; le da por nombre: “Santiago de León de Caracas”, que proviene de los indios Caracas de la costa, del gobernador Ponce de León quien ejerce la autoridad legítima desde El Tocuyo y del santo patrono nacido con la lengua, del grito de la empresa de forjar la España histórica: Santiago.

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