Libertad económica y desarrollo
La mejor forma de mantener el dinamismo económico es cuando los gobiernos institucionalizan políticas económicas que empoderan a las personas.
¿Por qué algunos países logran prosperidad envidiables mientras otros parecen condenados al fracaso y pobreza? La libertad económica es un factor clave para el progreso de las naciones.
Venezuela se ubica en el último lugar entre las naciones del continente con peores indicadores de libertad económica, incluso por debajo de Haití, la nación más pobre del hemisferio occidental. Los datos son contundentes.
Venezuela se ubica el puesto 179 de 185 países analizados para medir el grado de libertada económica, en el ranking manejado por la Fundación Heritage, encargada de hacer la medición mundial. Venezuela ha disminuido debido a una fuerte caída en la libertad monetaria, la libertad empresarial y los indicadores de integridad del gobierno. Venezuela ocupa el último lugar entre los 32 países de la región de América, y su puntaje general está muy por debajo de los promedios regionales y mundiales.
La libertad económica ofrece pruebas contundentes de que la "libertad económica" es requisito previo para un sostenible desarrollo humano y social. Históricamente, los países con mayores niveles de libertad económica han prosperado tanto económica como socialmente. Las sociedades más libres están mejor equipadas para capitalizar las virtudes del sistema de libre mercado a la hora de responder de forma constructiva y eficiente a las decisiones y deseos de las personas. Ofrecen mayor número y variedad de oportunidades a la gente y tienden a crear círculos virtuosos de crecimiento caracterizados por una eficaz distribución de recursos, mayor creación de riqueza y más innovación.
La mejor forma de mantener el dinamismo económico es cuando los gobiernos institucionalizan políticas económicas que empoderan a las personas. Cuando las personas tienen más opciones también hay más probabilidades de que participen en actividades empresariales. A su vez, esa actividad empresarial es la que crea puestos de trabajo, o oportunidades de inversión y los nuevos productos y servicios que enriquecen nuestras vidas. En muchos aspectos, la libertad económica es fundamental para lograr un entorno que fomente el espíritu empresarial. Un resultado derivado de un entorno de intensa oportunidad empresarial es un sólido crecimiento económico, que es un objetivo político clave para la mayoría de gobiernos. El crecimiento se maximiza cuando, a título individual, consumidores, inversionistas y productores son capaces de usar su propio criterio para identificar, evaluar y materializar oportunidades.
El sistema de libre mercado, que tiene sus raíces en los principios de la libertad económica, ha impulsado un crecimiento sin precedentes en todo el mundo. Al tiempo que la economía global se ha ido encaminando hacia una mayor libertad económica durante las dos últimas décadas, el PIB mundial se ha incrementado en torno al 80% y el índice de pobreza mundial se ha reducido a la mitad, sacando así de la pobreza a cientos de millones de personas. Esta mayor libertad económica ha tenido un impacto positivo no sólo en el número de personas en situación de pobreza, sino también en la intensidad de la pobreza que algunos siguen padeciendo. La intensidad de la pobreza, que indica los grados de privación a nivel individual en educación, atención médica y nivel de vida, como promedio es mucho más baja en países con mayores niveles de libertad económica. De hecho, la intensidad de la pobreza en los países con economías consideradas como mayormente libres o moderadamente libres solamente alcanza en torno a un tercio del nivel de la de los países clasificados como menos libres.
La creciente atención que se ha prestado en años recientes a la importancia de garantizar la seguridad alimentaria, una dimensión crucial en la lucha contra la pobreza, especialmente en los países subdesarrollados y en vías de desarrollo. Un incremento de los fondos de ayuda monetaria no pueden ni podrán asegurar la seguridad alimentaria. Esa tarea es multidimensional y está estrechamente vinculada con lograr desarrollo agrícola, estabilidad institucional, apertura comercial y generalizado progreso social. Se trata, en definitiva, de fomentar y mantener la libertad económica de modo que un ciclo virtuoso de crecimiento y desarrollo pueda surgir de manera significativa para un mayor número de personas comunes y corrientes. La libertad económica es un ingrediente indispensable para mejorar la seguridad alimentaria.
En fin, el impacto positivo de la libertad económica en la creación de prosperidad y en la reducción de la pobreza nunca ha resultado más evidente. Durante más de dos décadas, el Índice de Libertad Económica ha medido el impacto de la libertad económica y el libre mercado en todo el mundo, esta relación formidablemente positiva entre libertad económica y progreso. En cualquier región del mundo, el acceso a las oportunidades para la innovación, el progreso y el desarrollo humano resulta más fácil cuando se respetan y fomentan los principios de la libertad económica.
@el54r
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