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Comportamiento venezolano

Desde hace muchos años, desde la misma autoridad a todos los niveles, Venezuela ha percibido la presencia de graves anti-valores que han mermado el comportamiento nacional

  • JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ

09/06/2019 05:00 am

Si algo debe analizarse y apreciarse con signos de evidente preocupación es el comportamiento que en ciertos sectores se registra dentro y fuera de Venezuela en lo relativo a aspectos de conducta, de aceptación y comprensión de las diferencias, del sentido de las normas, del cumplimiento del derecho, del acatamiento y desarrollo de una conducta social adecuada, constructiva, representativa de valores esenciales que tipificaron en el pasado al país.

Lamentablemente aquella Venezuela cordial, solidaria, generosa, dispuesta en el trato humano de los unos a los otros se ha perdido. Ya no somos o somos cada vez menor aquel pueblo amable de puertas abiertas y de buen trato. De lo que fuimos como nación apreciada por nuestro carácter, inteligencia y actuación queda poco en nuestros hábitos que hemos sustituido con un comportamiento agresivo, hostil, desconsiderado, mal educado.

Desde hace muchos años, desde la misma autoridad a todos los niveles, Venezuela ha percibido la presencia de graves anti-valores que han mermado el comportamiento nacional. Se ha impuesto en todas partes en la familia, en los vecindarios, en las comunidades, en las calles, en el lenguaje privado y público inclusive la expresión indebida y el acto inadmisible si lo juzgamos en términos de la urbanidad, la moral y la ética.

Un especialista en educación en términos privados me señalaba para mi sorpresa que a su juicio no existe una moral pública y que en su concepto la misma parece ser una utopía. Por el contrario sostengo el criterio de que existe y cuando falta debe restablecerse como modo de conducta ciudadana y como forma de apreciar lo que el ser humano y la sociedad debe ser en sus principios, fundamentos y actuaciones ética y humanamente sostenibles.

No podemos renunciar a la exigencia ética en la formación de un país. La autoridad cierta, verdadera, coherente no puede apartarse en sus actos de la ejemplaridad y constricción que se debe para establecer y sostener a una nación. La fuerza no es la única ni la más legítima forma de sostener y dirigir a un país. La autoridad moral se debe rescatar, la dignidad y la virtud, el sentido moral de la actuación privada y pública, la moral republicana en lo que atañe a la política, la moral ciudadana en lo que atañe a la sociedad.

La valoración de lo ético se hace indispensable para comenzar el arduo proceso de rescatar a Venezuela en todos los ámbitos tanto en lo social como en lo organizacional.

Quienes apreciamos las graves deficiencias del Estado y la destrucción progresiva del país que evidentemente supone diversos tipos de responsabilidades consideramos el grave daño institucional que se ha infringido a la vida venezolana atentando contra los ideales superiores de la nación.

Debemos evaluar el comportamiento ciudadano y el comportamiento organizacional de Venezuela. La respuesta emocional del país es agresiva, el desánimo se ha hecho general, la satisfacción económica, social, laboral es mínima, nuestro bienestar se ha perdido en áreas objetivas y subjetivas.

Quienes han evaluado el bienestar psicológico como Culberton, Fullagar y Mills aprecian el crecimiento personal y el desarrollo del potencial humano considera aspectos cognoscitivos, motivacionales y conductuales que se vinculan entre sí.

El país precisa un nuevo liderazgo pero al mismo tiempo una nueva aptitud ciudadana que propicie la recuperación nacional desde distintos ámbitos que comprende al propio individuo y al ejercicio de la autoridad pública y privada.

Los países grandes están centrados en objetivos precisos, mantienen reglas uniformes, valoran tradiciones y conductas, sancionan desviaciones, reconocen méritos, producen resultados evidentes en el campo político, económico, social y cultural.

El rescate de lo venezolano comienza en la medida en que el país advierta sus desviaciones esenciales y se comprometa a rectificarlas, asumir un nuevo modelo nacional, recuperar la moral pública, afirmar el compromiso y el deber, asumir la educación como nuestro principal objetivo, salvar de manera urgente y prioritaria lo que no se debe perder definitivamente en Venezuela su dignidad, sus valores y sus compromisos como nación.

jfd599@gmail.com
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