Espacio publicitario

Una meticulosa reflexión

Si yo estoy causando algún perjuicio a alguien, sea de palabra o de hecho, eso al final va a repercutir de alguna forma y en algún momento en mi contra.

  • AGUSTIN ALBORNOZ S.

27/01/2019 05:00 am

Hemos comentado en ocasiones como las crisis ofrecen oportunidades tremendas para aprender valiosas lecciones, aunque para ello debemos estar atentos y dispuestos a ver y hasta buscar dichas lecciones. A continuación algunas provechosas lecciones a partir de mi experiencia en tiempos de crisis, deseando que puedan ser de alguna utilidad.

Empezamos con una muy importante: el haber vivido tiempo en crisis me ha servido para prestar atención a situaciones que, en otras épocas sin crisis o menos problemáticas, ni siquiera me imaginé que podían ocurrir. Por esta misma razón hoy en día estoy más atento a cualquier posible lección presente cuando estoy atravesando por una crisis de la naturaleza que sea, lo cual me ha llevado a concluir que hay problemas en mi vida que no se van a solucionar si primero no asimilo el o los aprendizajes vinculados con dichos problemas, o con actitudes erróneas o perjudiciales mías que contribuyeron a la aparición de esos problemas, al menos no se van a solucionar de verdad y a la larga.

Otra valiosa lección es observar la frecuencia con que, si tengo buenas intenciones de hacer algo, al final termino haciendo otra cosa que en la práctica no ayuda, y que por tanto en el mejor de los casos termino actuando de forma que el resultado no es lo que yo me proponía con mis buenas intenciones, y en el peor concluyo con un efecto contrario al de mis buenas intenciones, y hasta causando algún o mucho daño a otros. Como esto ha ocurrido con frecuencia, ahora en medio de una crisis estoy viendo con más claridad que esto sucedía desde siempre, solo que antes no pude verlo. Y la razón principal de que haya sido así es que hay cosas que ni siquiera vamos a estar en capacidad de percibir cuando la vida transcurre de un modo normal, solo estando en una crisis quedan al descubierto. Para mí esta ha sido una de las más valiosas lecciones, porque me ha ayudado a comprobar que nunca bastan las buenas intenciones, y que debo chequear con rigurosidad cuál es mi motivación real en llevar a cabo dichas intenciones, porque estas usualmente estarán supeditadas solo a mi interés, por lo que el fruto de las mismas podría ser cuando menos inconveniente, a veces hasta muy perjudicial.

Como una consecuencia natural de la anterior lección ha venido otra: que cuando en mi vida comienzan a ocurrir problemas, algunos que pueden llegar a ser muy complicados, ya no me limito a buscar culpables afuera, como he hecho con frecuencia, sino que de una vez empiezo a revisarme para ver de qué forma puedo estar influenciando de manera negativa a mi entorno y mi vida en general, para que ocurran esos problemas; o de qué forma puedo estar participando de las causas que originaron dichos problemas. Es más, hoy día creo firmemente, porque lo he vivido varias veces, que en general los problemas que me han venido ha sido por alguna situación no resuelta en mi vida, por alguna falla no solucionada, por algún aprendizaje no reconocido o no bien digerido, es decir que en general el principal responsable de mis problemas y mi situación en cualquier instante he sido yo mismo. Por otro lado, para poder aspirar a algún éxito en la mencionada revisión, primero he tenido que despojarme de: 1. Cualquier emoción que pueda afectar el resultado de dicha revisión, como por ejemplo cualquier resentimiento, o ira, o excesivo afán o anhelo de algo, aunque en principio este lo considere positivo, porque cualquiera de esas emociones seguro afectará mi motivación y mi percepción de lo que me va a ser de verdad conveniente y hasta correcto, y por tanto del resultado de mis crisis; 2. Muchos prejuicios e ideas preconcebidas, y en especial de una actitud imbuida de un orgullo espiritual que no me permita reconocer que como todo ser humano he cometido y seguiré cometiendo errores, y que por tanto, si vuelvo a cometer los mismos, me harán errar el blanco de nuevo. De esta forma, al hacer la mencionada revisión he podido reducir las posibilidades de repetir errores (que agravarían los problemas en vez de arreglarlos), y aumentar las de encontrar soluciones que de verdad resuelvan esos problemas. Se trata de que si yo estoy causando algún perjuicio a alguien, sea de palabra o de hecho, eso al final va a repercutir de alguna forma y en algún momento en mi contra. Por ejemplo, si yo un día lanzo una piedra y rompo una ventana, eso no quiere decir que necesariamente algún día me van a romper una ventana a mí, sino más bien que si yo no me hago responsable por ese hecho y no busco solventarlo y reponerlo de alguna manera, entonces por ese mismo lado o por otro me llegará algún inconveniente o perjuicio que va a tener algún costo para mí; lo cual de paso debería (ojalá) contribuir a que yo reconozca que me equivoqué previamente, para así aceptar definitivamente que nuestras decisiones y acciones siempre van a tener consecuencias, para bien o para mal. Seguiremos con más lecciones.

agusal77@gmail.com
@agusal77
@viviendovalores
Siguenos en Telegram, Instagram, Facebook y Twitter para recibir en directo todas nuestras actualizaciones
-

Espacio publicitario

Espacio publicitario

Espacio publicitario

DESDE TWITTER

EDICIÓN DEL DÍA

Espacio publicitario

Espacio publicitario