Las criptomonedas no son dinero. La incapacidad de este activo virtual para cumplir a plenitud con las funciones de medio de cambio, unidad de cuenta, depósito de valor y patrón de pagos diferidos, la ausencia de algunas de las propiedades que debe tener una mercancía para ser considerada como dinero, y la imposibilidad de garantizar la aceptación universal en el intercambio por productos o la transferencia inmediata de fondos, merman el rol de las criptomonedas como dinero. A pesar de ello, constituyen una innovación financiera que modificó la dinámica de los mercados financieros internacionales y cambió la manera como se perciben las monedas y los billetes en la economía.
En este sentido, se consideran como ventajas del uso de las criptomonedas: 1) el reducido costo transaccional, bastante inferior al que se asume en la gestión de cheques, tarjeta de crédito, débito o dinero en efectivo; 2) constituyen una alternativa al efectivo, ya que corrigen algunos de los problemas de acceso, portabilidad y divisibilidad del dinero en efectivo; 3) representan una opción a los sistemas de pagos tradicionales, debido a su reducido costo, alta seguridad y posibilidad de registro ilimitado de las operaciones; y 4) constituyen una fuente alternativa de financiamiento en divisa. Mientras que se perciben como desventajas de estos criptoactivos: a) elevados costos vinculados al acceso a equipos electrónicos de última tecnología y a eficientes servicios de telecomunicaciones; b) la interoperatividad con los sistemas tradicionales respecto a esquemas operacionales, regulatorios y financieros; c) los altos riesgos legales y operativos que deben asumir los inversionistas ante la posibilidad de ataques digitales a la red de validación, lo cual puede producir desfalcos y actos fraudulentos; d) riesgos jurídicos asociados al cambiante marco regulatorio de las criptomonedas a nivel mundial; e) la posibilidad de ser utilizadas como esquemas tipo ponzi y piramidales; y f) la irreversibilidad de las operaciones en las plataformas de criptomonedas, que obliga a los inversionistas a asumir las pérdidas por errores humanos cometidos durante una operación.
Los retos
En las economías donde se incentiva el desarrollo de los mercados de criptomonedas se pueden considerar como retos para los responsables de la política económica: 1) velar por la integridad financiera de esta actividad, previniendo el lavado de activos y el financiamiento al terrorismo; 2) proteger al consumidor, ante la posibilidad de la puesta en práctica de esquemas fraudulentos y por los riesgos operacionales asociados al acceso, intermediación y provisión de servicios; 3) difundir los aspectos financieros de los criptoactivos para garantizar que los inversionistas comprendan los atributos de dichos activos antes de tomar una decisión; 4) desarrollar una nueva regulación cambiaria tomando en cuenta la manera como las criptomonedas han modificado los flujos de fondos a nivel internacional; 5) impulsar cambios en los ámbitos fiscales y tributarios para incorporar gravámenes al patrimonio y a las ganancias de capital que obtienen los inversionistas de criptoactivos; y 6) definir el rol que tendrán las criptomonedas en la economía, actuando ante las dificultades que esto traerá en el marco de la soberanía monetaria, la política monetaria y la estabilidad financiera de un país. Aunque las criptomonedas no terminen sustituyendo al dinero de curso legal vigente, la rapidez en que evoluciona su tecnología alterará la manera como operan los mercados financieros, por ende, es fundamental actuar lo antes posible para enfrentar los retos que traen consigo.
@ajhurtadob
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