La historia vuelve a repetirse
Basta leer las más recientes apariciones en las RRSS de MCM y del exembajador, González Urrutia, para comprobar que sus intereses no están del lado de Venezuela, y que están dispuestos a todo, por satisfacer su ambición personal de acceder al poder
Seis años y siete meses después, como sugiere un bolero del inmortal Felipe Pirela, “la historia vuelve a repetirse”. La oposición agrupada en la Plataforma Unitaria (PU), conducida por la caudilla de turno, recorre el mismo camino que hace 79 meses transitó la Asamblea Nacional (2016-2021) de la mano de Juan Guaidó, con el respaldo de la fracción parlamentaria de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Es bueno recordar algunos episodios de nuestra historia reciente, para reconocer quienes son los verdaderos jefes políticos de una oposición errática que parece estar en su peor momento de los últimos 26 años.
No fue cualquier cosa que, la manifestación que desembocó en la autoproclamación de Juan Guaidó el 23 de enero 2019, fuera convocada un día antes en una alocución sin precedentes, por el entonces vicepresidente de los EEUU, Mike Pence, a través de un video difundido por twitter: "En nombre del presidente Donald Trump y de todo el pueblo estadounidense, permítanme expresar el apoyo inquebrantable de Estados Unidos mientras ustedes, el pueblo de Venezuela, levanta sus voces en un llamado a la libertad (…) Nicolás Maduro es un dictador sin derecho legítimo al poder. Nunca ganó la presidencia en una elección libre y justa, y mantuvo su control del poder encarcelando a cualquiera que se atreva a oponerse a él (…) Al alzar sus voces mañana, en nombre del pueblo estadounidense, le decimos a toda la buena gente de Venezuela: estamos con ustedes. Y nos quedaremos con ustedes hasta que se restaure la democracia y reclamen su derecho a la libertad”.
Entonces como ahora, los personeros del gobierno estadounidense, se dejaron llevar por los “informes políticos” que les enviaba la gente de la MUD. Según los cuales, todo estaba “fríamente calculado”, y en Venezuela estaba a punto de producirse una explosión social de tal envergadura, que obligaría un pronunciamiento de la Fuerza Armada, lo cual facilitaría una incursión militar multinacional en nuestro país, liderada por fuerzas de EEUU.
Muchas cosas han pasado desde que en la plaza Juan Pablo II del municipio Chacao, el diputado Guaidó proclamara: “Hoy 23 de enero de 2019, en mi condición de presidente de la Asamblea Nacional, invocando los artículos de la Constitución de la República, ante Dios todopoderoso, Venezuela, el respeto a mis colegas diputados y miembros de la Unidad, juro asumir formalmente las competencias del Ejecutivo nacional como presidente encargado de Venezuela para lograr el cese de la usurpación, un Gobierno de transición y elecciones libres”. Comenzaba entonces la línea política opositora a guiarse por el “mantra de las tres cabezas”, que terminó el mismo número de veces “decapitado”, por la realpolitik.
Ni la payasada del interinato, ni el 11ABR2002, ni el paro petrolero 2002-03, mucho menos de la abstención del 2005 y 2018, de las “salidas y guarimbas” de 2014 y 2017, ni el ¡hasta el final! del 29 y 30 julio de 2024, lograron nada diferente a consolidar a los gobiernos de Chávez y Maduro.
Después, en ejercicio pleno de su vocación consular, la PU, con su lideresa al frente, se incorpora con fuerza a la narrativa que “vendieron” los intereses más oscuros del viejo partido Republicano, especialmente sus representantes y senadores del estado de la Florida, quienes presionaron a través de su antiguo jefe, hoy secretario de estado de Trump “II”, Marco Rubio, quienes, intentaron primero con la “bandera” de los migrantes venezolanos, a los cuales se les aplicó una legislación de guerra de hace un par de siglos para ser encarcelados en El Salvador, posicionar la especie de que eran miembros de una banda criminal denominada Tren de Aragua, y actuaban bajo las órdenes del gobierno venezolano.
Luego tuvieron que retroceder y repatriarlos a Venezuela, luego de una intensa campaña internacional de denuncia de la mentira estadounidense, que se convirtió en una gran victoria política y diplomática del gobierno de Nicolás Maduro.
No fue cualquier cosa que, la manifestación que desembocó en la autoproclamación de Juan Guaidó el 23 de enero 2019, fuera convocada un día antes en una alocución sin precedentes, por el entonces vicepresidente de los EEUU, Mike Pence, a través de un video difundido por twitter: "En nombre del presidente Donald Trump y de todo el pueblo estadounidense, permítanme expresar el apoyo inquebrantable de Estados Unidos mientras ustedes, el pueblo de Venezuela, levanta sus voces en un llamado a la libertad (…) Nicolás Maduro es un dictador sin derecho legítimo al poder. Nunca ganó la presidencia en una elección libre y justa, y mantuvo su control del poder encarcelando a cualquiera que se atreva a oponerse a él (…) Al alzar sus voces mañana, en nombre del pueblo estadounidense, le decimos a toda la buena gente de Venezuela: estamos con ustedes. Y nos quedaremos con ustedes hasta que se restaure la democracia y reclamen su derecho a la libertad”.
Entonces como ahora, los personeros del gobierno estadounidense, se dejaron llevar por los “informes políticos” que les enviaba la gente de la MUD. Según los cuales, todo estaba “fríamente calculado”, y en Venezuela estaba a punto de producirse una explosión social de tal envergadura, que obligaría un pronunciamiento de la Fuerza Armada, lo cual facilitaría una incursión militar multinacional en nuestro país, liderada por fuerzas de EEUU.
Muchas cosas han pasado desde que en la plaza Juan Pablo II del municipio Chacao, el diputado Guaidó proclamara: “Hoy 23 de enero de 2019, en mi condición de presidente de la Asamblea Nacional, invocando los artículos de la Constitución de la República, ante Dios todopoderoso, Venezuela, el respeto a mis colegas diputados y miembros de la Unidad, juro asumir formalmente las competencias del Ejecutivo nacional como presidente encargado de Venezuela para lograr el cese de la usurpación, un Gobierno de transición y elecciones libres”. Comenzaba entonces la línea política opositora a guiarse por el “mantra de las tres cabezas”, que terminó el mismo número de veces “decapitado”, por la realpolitik.
Ni la payasada del interinato, ni el 11ABR2002, ni el paro petrolero 2002-03, mucho menos de la abstención del 2005 y 2018, de las “salidas y guarimbas” de 2014 y 2017, ni el ¡hasta el final! del 29 y 30 julio de 2024, lograron nada diferente a consolidar a los gobiernos de Chávez y Maduro.
Después, en ejercicio pleno de su vocación consular, la PU, con su lideresa al frente, se incorpora con fuerza a la narrativa que “vendieron” los intereses más oscuros del viejo partido Republicano, especialmente sus representantes y senadores del estado de la Florida, quienes presionaron a través de su antiguo jefe, hoy secretario de estado de Trump “II”, Marco Rubio, quienes, intentaron primero con la “bandera” de los migrantes venezolanos, a los cuales se les aplicó una legislación de guerra de hace un par de siglos para ser encarcelados en El Salvador, posicionar la especie de que eran miembros de una banda criminal denominada Tren de Aragua, y actuaban bajo las órdenes del gobierno venezolano.
Luego tuvieron que retroceder y repatriarlos a Venezuela, luego de una intensa campaña internacional de denuncia de la mentira estadounidense, que se convirtió en una gran victoria política y diplomática del gobierno de Nicolás Maduro.
Ahora impulsan con fuerza un discurso del que se han apropiado en varias oportunidades, con una narrativa que intenta convertir al presidente Maduro y a sus más cercanos colaboradores, entre ellos, al ministro de Justicia, y el Alto Mando Militar, en los jefes del denominado “Cartel de los Soles”, acusándolos de trafico de drogas, estimular el terrorismo, desestabilizar la seguridad hemisférica y además de ser una “amenaza inusual y extraordinaria para los EEUU”, tal cual lo establece la todavía vigente orden ejecutiva firmada por el ex presidente Barack Obama, en marzo 2015.
Se incorpora nuevamente, ahora “con todos los hierros”, el sector opositor venezolano liderado por María Corina Machado (MCM), a la línea estratégica de EEUU, de debilitar al estado venezolano, convirtiéndolo mediáticamente en un estado forajido, para reinsertarlo plenamente en su esfera de influencia.
Basta leer las más recientes apariciones en las RRSS de MCM y del exembajador, González Urrutia, para comprobar que sus intereses no están del lado de Venezuela, y que están dispuestos a todo, por satisfacer su ambición personal de acceder al poder, no importa sea sobre los cadáveres de miles de compatriotas, que serían víctimas inocentes de una incursión militar en nuestro país.
Como señaló en “X” hace algunos días, el concienzudo analista político Carlos Raúl Hernández: “Se hace evidente el diseño estratégico: provocar una reacción masiva de calle con muertos y heridos, en consecuencia, una militar, la guerra civil, que remataría con intervención internacional. Eso podría llevar a Venezuela por el camino de Libia, Irak y Afganistán.
¡Dios nos agarre confesados!
jotaerre577@gmail.com
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones