La familia Ibarra y la Universidad de Caracas, hoy UCV
En 1798 nació en Guacara Diego Ibarra Hijo de Vicente Ibarra y Ana Teresa Toro. Diego con el nombre del santo de la familia se hizo militar desde los quince años de edad y ya para 1816 como teniente era ya edecán de Simón Bolívar
Por razones del destino, que solo son perceptibles a través de la historia y no por la adivinación del futuro, la familia Ibarra ha estado presente en los procesos de formación y desarrollo de nuestra Universidad Central de Venezuela, desde los tiempos del siglo XVIII, al menos, notamos la presencia de la familia Ibarra en el valle de Caracas como consta en documentos del Registro Principal de Caracas, localizados por el Dr. Ildefonso Leal, según los cuales ya en 1744 doña María Petronila de Ibarra era la propietaria de las tierras productoras de caña de azúcar ubicadas en el pequeño valle que hoy ocupa la Ciudad Universitaria de Caracas ( desde en 1953), lo que nos hace presumir la presencia de dicha familia en ese espacio desde posiblemente fines del siglo XVII o comienzos del mismo siglo XVIII, por el origen vasco del apellido Ibarra o Ybarra, también se puede presumir que esa hacienda “San Diego” o “Trapiche del Valle Abajo”, también conocida como “Hacienda Ibarra” fue posiblemente adquirida o fundada por algún vasco de apellido Ibarra después de 1728, cuando el Rey Borbón de España Felipe V le impuso a la Provincia de Venezuela la monopólica “Real Compañía Guipuzcoana de Caracas”, aunque esto sea aun solamente una hipótesis.
También conocemos que el más distinguido miembro de la familia Ibarra en aquel siglo XVIII hispánico fue el Doctor Francisco de Ibarra, nacido en Guacara (hoy estado Carabobo) o en Caracas, un 19 de septiembre de 1726, hijo de Gabriel Remigio de Ibarra y Arias de doña Brígida de Ibarra Herrera. Lo que refuerza la tesis del principio del apellido Ibarra en Venezuela hacia fines del siglo XVII por lo menos. Este Francisco de Ibarra estudió en el Seminario de Santa Rosa de Lima de Caracas y luego se hizo Doctor en Cánones en 1750 en la Universidad caraqueña, desarrollando una importante carrera sacerdotal y universitaria que lo elevó a las más altas posiciones como primer Obispo de Guayana, primer Obispo criollo de Caracas en 1799, primer arzobispo de Venezuela en 1804 y como Rector de la Real y Pontificia Universidad de Caracas (hoy UCV) entre los años de 1758 y 1771.
En 1798 nació en Guacara Diego Ibarra Hijo de Vicente Ibarra y Ana Teresa Toro. Diego con el nombre del santo de la familia se hizo militar desde los quince años de edad y ya para 1816 como teniente era ya edecán de Simón Bolívar (su pariente y amigo) participando en campañas como La Expedición de los Callos, Carabobo y Pichincha (bajo el mando de Sucre), en 1827 era general de Brigada designado por Páez y Bolívar, en 1835 salió al exilio luego del fracaso de la Revolución de las Reformas, pero en 1845 fue rehabilitado y se incorporó al Partido Liberal creado por Antonio Leocadio Guzmán y Tomás Lander. Falleció en 1849 ostentando el grado de general de división. En su propiedad de la Casona Ibarra se reunieron en 1827 el Libertador Bolívar y el Rector Dr. José Ma. Vargas para discutir los Estatutos Republicanos de la UCV.
En 1807 nació en Caracas Andrés Ibarra, educado en Los Estados Unidos de Norteamérica, hermano de Diego Ibarra y quien también fue edecán del Libertador Bolívar, acompañándolo en las campañas de Pasto y Perú, estuvo al lado de Bolívar en Santa Marta al momento de su fallecimiento, su hija Ana Teresa Ibarra Urbaneja contrajo matrimonio con el General y Licenciado Antonio Guzmán Blanco. Andrés falleció en Caracas en 1875 y reposa junto a su hermano y el arzobispo Ibarra en el Panteón Nacional por decretos de Guzmán Blanco.
En 1813 nació en Caracas Alejandro Ibarra Blanco, hijo del capitán de caballería Santiago Ibarra y de Natividad Blanco y Blanco, fue educado en la carrera de Filosofía en la Universidad de Caracas, alcanzando los grados de bachiller, Licenciado y Maestro en Filosofía entre 1830 y 1834. Siendo el grado de Maestro en Filosofía equivalente al de Doctor llegó a ser Rector de la Universidad Central de Venezuela entre 1870 y 1873, dejando ese cargo por estar en desacuerdo con el gobierno de Guzmán Blanco por la subasta de los bienes de la UCV. Alejandro Ibarra dejó publicadas importantes obras en materia de Filosofía y Matemáticas.
En 1848 nació en Caracas Alejandro Ibarra Rivas, hijo del Rector Ibarra y de Mercedes Rivas Tovar, pariente del general Guzmán Blanco, estudió en la Academia Militar de Matemáticas de donde egresó como ayudante de Artillería en 1864, desempeñó importantes cargos militares hasta 1877, cuando salió al exilio por diferencias con el gobierno del llamado Ilustre Americano, casándose en Saint Thomas con la señorita Nelly Russell hija del embajador de los EEUU en Caracas. De esta unión nació en Boston Thomas Russel Ibarra hacia 1880, quien acompañó a su padre en las idas y venidas del exilio, negocios y guerras civiles. De ello dejó publicado una importante memoria familiar en New York en 1941 en Inglés titulada “Young man of Caracas”, posteriormente traducida por Carlos Augusto León y publicada por la Biblioteca de la UCV (EBUC) en 1969. En tiempos más recientes del siglo XX contamos con el escritor Vicente Ibarra célebre por sus novelas como “El Clavo”, “De la Rotunda a la calle Larga” y otras, como también a la muy valiosa Chef de cocina Helena Ibarra Parés, de gran prestigio nacional e internacional hija de la Dra. Carmen Elena Parés Urdaneta profesora de la UCV y del ya señalado escritor Vicente Ibarra.
Las palabras escritas por Thomas Russell Ibarra en su libro ya señalado nos revelan el valor del apego de la familia Ibarra con Venezuela y Caracas:
“Allá, solo allá, una vibración de colores tiñe mi remembranza. Nunca, excepto cuando pienso sobre Caracas y sobre la breve etapa, ida para siempre, de mi vida en Caracas, siento tan estremecido el corazón por la nostalgia. Cuando vine al Norte – para quedarme- hallé la realidad. Pero perdí la ilusión.”
“Allá, solo allá, una vibración de colores tiñe mi remembranza. Nunca, excepto cuando pienso sobre Caracas y sobre la breve etapa, ida para siempre, de mi vida en Caracas, siento tan estremecido el corazón por la nostalgia. Cuando vine al Norte – para quedarme- hallé la realidad. Pero perdí la ilusión.”
ANB Cronista Oficial de la UCV
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