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La pobreza extrema aumenta rápidamente en las economías afectadas por conflictos e inestabilidad

En cinco años, la frecuencia y la letalidad de los conflictos ha aumentado más de tres veces desde principios de la década de 2000. El daño ha sido evidente en todo el espectro de los indicadores del desarrollo

  • ECCIO LEÓN R.

12/07/2025 05:00 am

El crecimiento económico sostenible sigue siendo la vía más segura para salir de la pobreza. El Banco Mundial apoya inversiones que sustentan el crecimiento a largo plazo y ayudan a los países a satisfacer las necesidades de sus ciudadanos. Colabora con los responsables de la formulación de políticas para desarrollar economías, instituciones y mercados estables, equitativos y eficientes. El Banco ayuda a los países a satisfacer sus necesidades básicas de infraestructura de una manera que garantice la sostenibilidad. Mediante sus estudios analíticos, asesoría, instrumentos financieros, poder de convocatoria y, fundamentalmente, una sólida base de evidencias, proporciona a sus clientes las herramientas que les permitan tomar decisiones informadas en materia de desarrollo y que tengan un impacto duradero. Los retrocesos en el desarrollo se incrementan a medida que la frecuencia de los conflictos alcanza el nivel más alto en 25 años

Los conflictos y la inestabilidad están causando estragos en las 39 economías afectadas por estos problemas, aumentando la pobreza extrema con mayor rapidez que en ningún otro sitio, intensificando el hambre aguda y alejando aún más la posibilidad de alcanzar varios de los principales objetivos de desarrollo, según la primera evaluación integral del Banco Mundial sobre la difícil situación por la que atraviesan estos países después de la pandemia de COVID-19.

De acuerdo con el análisis, a medida que los conflictos se vuelven más frecuentes y mortíferos durante la década de 2020, estas economías se están quedando rezagadas con respecto a todas las demás economías en indicadores clave del desarrollo. Desde 2020, el PIB per cápita de estas economías ha disminuido en un promedio del 1,8 % anual, aunque ha aumentado un 2,9 % en otras economías en desarrollo. Este año, 421 millones de personas tienen dificultades para vivir con USD 3 al día en las economías afectadas por conflictos e inestabilidad, más que en todo el resto del mundo. Se proyecta que, para 2030, esa cantidad aumentará a 435 millones, esto es, casi el 60 % de las personas en situación de pobreza extrema en el mundo.

“Durante los últimos tres años, el mundo se ha enfocado en los conflictos de Ucrania y Oriente Medio, y esa atención se ha intensificado ahora”, dijo Indermit Gill, economista en jefe del Grupo Banco Mundial. “Sin embargo, más del 70 % de las personas que sufren como consecuencia de los conflictos y la inestabilidad son africanas. Si no se abordan, estas condiciones se vuelven crónicas. La mitad de los países que hoy en día enfrentan conflictos e inestabilidad han experimentado esas condiciones durante 15 años o más. La miseria a esta escala es inevitablemente contagiosa”.

En el nuevo estudio se destaca la razón por la que el objetivo mundial de poner fin a la pobreza extrema ha sido inalcanzable hasta ahora. En la actualidad, se concentra en las regiones del mundo en las que el progreso es más difícil de alcanzar. De las 39 economías clasificadas actualmente en situación de conflicto o inestabilidad, 21 atraviesan por un conflicto activo.

En las economías en desarrollo en general, la tasa de pobreza extrema se ha reducido a cifras de un dígito: solo un 6 %. Sin embargo, dicha tasa es casi un 40 % en las economías que enfrentan conflictos o inestabilidad. Sus niveles de PIB per cápita, de alrededor de USD 1500 al año, apenas han variado desde 2010, incluso cuando el PIB per cápita se ha más que duplicado hasta alcanzar un promedio de USD 6900 en otras economías en desarrollo. Además, a diferencia de otras economías en desarrollo, las que enfrentan situaciones de conflicto e inestabilidad no han podido crear suficientes empleos en promedio para acompañar el crecimiento de la población. En 2022, el año más reciente para el que hay disponibles este tipo de datos, más de 270 millones de personas estaban en edad laboral en estas economías, pero apenas la mitad de ellas tenían empleo.

“El estancamiento económico, más que el crecimiento, ha sido la norma en los países afectados por conflictos e inestabilidad durante los últimos 15 años”, afirmó M. Ayhan Kose, economista en jefe adjunto y director del Grupo de Perspectivas del Grupo Banco Mundial. “La comunidad internacional debe prestar mayor atención a la difícil situación en la que se encuentran estas economías. Impulsar el crecimiento y el desarrollo en esos lugares no será fácil, pero puede hacerse, y ya se ha hecho antes. Con políticas específicas y un apoyo internacional más sólido, los responsables de formular políticas pueden evitar los conflictos, fortalecer la gobernanza, acelerar el crecimiento y crear empleos”.

En cinco años, la frecuencia y la letalidad de los conflictos ha aumentado más de tres veces desde principios de la década de 2000. El daño ha sido evidente en todo el espectro de los indicadores del desarrollo. La expectativa de vida promedio en las economías que enfrentan conflictos e inestabilidad es de 64 años, siete años menos que en otras economías en desarrollo. Las tasas de mortalidad infantil son más del doble de altas La inseguridad alimentaria aguda afecta al 18 % de la población, 18 veces el promedio de otras economías en desarrollo. Por su parte, el 90 % de los niños en edad escolar no alcanzan los niveles mínimos de lectura.

Según la investigación, los conflictos, una vez que empiezan, tienden a ser persistentes, y sus efectos económicos son graves y de larga duración. La mitad de las economías que enfrentan situaciones de conflicto e inestabilidad han estado inmersas en esas condiciones durante 15 años o más. Los conflictos de gran intensidad aquellos en los que mueren 150 personas por cada 1 millón de habitantes, suelen ir seguidos de una caída acumulada de alrededor del 20 % del PIB per cápita al cabo de cinco años.

En estas circunstancias, de acuerdo con el informe, los esfuerzos por evitar el conflicto pueden generar importantes beneficios. En el documento se señala que “los sistemas de alerta temprana de conflictos, sobre todo aquellos que detectan cambios en los riesgos en tiempo real, permiten implementar intervenciones de manera oportuna, lo que resulta mucho más eficaz en función de los costos que responder tras un estallido de violencia”. Prevenir los conflictos también implica reducir la “fragilidad”, es decir, las debilidades de las instituciones gubernamentales que limitan su capacidad para impulsar el progreso económico sostenido, mantener la paz y defender la justicia.

A pesar de los desafíos que enfrentan, estas economías tienen varias ventajas potenciales que, con las políticas adecuadas, podrían ayudar a reactivar el crecimiento, según el análisis. Los beneficios obtenidos a partir de los recursos naturales, como minerales, bosques, petróleo, gas y carbón, representan más del 13 % del PIB de estas economías, en promedio. Esta cifra es aproximadamente el triple en comparación con otras economías en desarrollo. Varios países, como la República Democrática del Congo, Mozambique y Zimbabwe, poseen una abundante cantidad de minerales que se necesitan para las tecnologías relacionadas con la energía renovable, entre ellos los vehículos eléctricos, las turbinas eólicas y los paneles solares.

Asimismo, una población joven y en proceso de crecimiento también es una ventaja a largo plazo. En la mayoría de las economías avanzadas o en desarrollo, la población en edad laboral ya comenzó a estabilizarse o a disminuir. Eso no ocurre en las economías afectadas por conflictos e inestabilidad, en las que se prevé que la población en edad de trabajar aumentará de manera constante durante gran parte de este período: para 2055, prácticamente dos de cada tres personas alcanzarán la edad laboral, una proporción más grande que en cualquier otra parte del mundo. Sin embargo, según el informe, para aprovechar el “dividendo demográfico” se deberán aumentar las inversiones en educación, salud e infraestructura, y promover el desarrollo de un sector privado vibrante capaz de generar más y mejores empleos.

En fin, aprovechar nuevas fuentes de financiamiento. La existencia de mercados financieros estables y diversificados también es un aspecto esencial para lograr un crecimiento inclusivo y sostenible. En circunstancias en que el financiamiento bancario a largo plazo se vuelve cada vez más escaso, los países deben encontrar nuevas fuentes de financiamiento para satisfacer sus necesidades de desarrollo. Desde el ejercicio de 2017, el Banco Mundial e IFC pusieron en marcha la Iniciativa Conjunta sobre Mercados de Capital, que fomenta el desarrollo de dichos mercados en países emergentes, promoviendo el financiamiento líquido, diverso y a largo plazo, y mercados de capital locales bien regulados. Esta nueva iniciativa permitirá garantizar que los países reciban apoyo durante todo el proceso en forma de análisis, asesoría y financiamiento para desarrollar sus mercados.

Eccio Leon
@el54r 
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