Pedro César Dominici Otero
En 1954, se nos marchó dejando el vacío de un espacio modernista abierto a las generaciones de su tiempo, al mejor resguardo del arte literario de su época
Pedro César Dominici Otero es un destacado escritor venezolano quien, junto a su labor como novelista, llevó adelante obras de ensayo y piezas teatrales.
Habiendo estudiado en la Universidad Central de Venezuela, en ciencias de ingeniería, luego en París se doctora en filosofía, con lo que concluye sus estudios académicos formales.
Al igual que tantos otros intelectuales de su época, consagra una importante parte de su existencia a la carrera diplomática. Por lo que, a principios de 1900, se destaca como encargado de Negocios en España y como cónsul en Roma. Luego, lo designan como ministro plenipotenciario en Londres, y entre la década de los años 20 y 30, funge el mismo cargo en Argentina, Chile y Uruguay.
En 1894, crea, tutela y redacta, al lado de Pedro Emilio Coll y Luis Manuel Urbaneja Achelpohl, la revista Cosmópolis (1894-1895), con que se divulgó a diversos autores de la literatura modernista hispanoamericana, al igual que a los autores nacionales situados dentro del modernismo. Asimismo, rige la revista Venezuela a finales de 1910, publicada en París y distribuida clandestinamente en Venezuela.
De igual modo, regentó la revista La Voz de América (1940) editada en Buenos Aires. Como novelista, es calificado como uno de los autores que implantan en Venezuela la novela modernista artística y cosmopolita; en su trabajo Dionysos (1912), se puede comprobar su correspondencia con una estética preciosista y cosmopolita y con la literatura de decadencia de autores como Pierre Louys y Gabriel D'Annunzio.
En 1954, se nos marchó dejando el vacío de un espacio modernista abierto a las generaciones de su tiempo, al mejor resguardo del arte literario de su época.
@RafaelMartinezN
Habiendo estudiado en la Universidad Central de Venezuela, en ciencias de ingeniería, luego en París se doctora en filosofía, con lo que concluye sus estudios académicos formales.
Al igual que tantos otros intelectuales de su época, consagra una importante parte de su existencia a la carrera diplomática. Por lo que, a principios de 1900, se destaca como encargado de Negocios en España y como cónsul en Roma. Luego, lo designan como ministro plenipotenciario en Londres, y entre la década de los años 20 y 30, funge el mismo cargo en Argentina, Chile y Uruguay.
En 1894, crea, tutela y redacta, al lado de Pedro Emilio Coll y Luis Manuel Urbaneja Achelpohl, la revista Cosmópolis (1894-1895), con que se divulgó a diversos autores de la literatura modernista hispanoamericana, al igual que a los autores nacionales situados dentro del modernismo. Asimismo, rige la revista Venezuela a finales de 1910, publicada en París y distribuida clandestinamente en Venezuela.
De igual modo, regentó la revista La Voz de América (1940) editada en Buenos Aires. Como novelista, es calificado como uno de los autores que implantan en Venezuela la novela modernista artística y cosmopolita; en su trabajo Dionysos (1912), se puede comprobar su correspondencia con una estética preciosista y cosmopolita y con la literatura de decadencia de autores como Pierre Louys y Gabriel D'Annunzio.
En 1954, se nos marchó dejando el vacío de un espacio modernista abierto a las generaciones de su tiempo, al mejor resguardo del arte literario de su época.
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