A su lado, Simón Bolívar, figura principal y emblemática de la independencia americana, y Andrés Bello, uno de los intelectuales más influyentes del continente en materia educativa y lingüística.

Durante gran parte del siglo XX, Venezuela experimentó un proceso de modernización que promovió la formación académica dentro y fuera de sus fronteras. Numerosos médicos, ingenieros, arquitectos y profesionales de distintas áreas se formaron en Europa, así como en Estados Unidos.

Las familias venezolanas, especialmente de clases medias y altas, enviaban a sus hijos al extranjero para cursar estudios de pregrado y posgrado en diversas disciplinas como medicina, ingeniería, derecho, arquitectura, economía y ciencias sociales.

Las universidades venezolanas desempeñaron un rol fundamental en la formación de su capital humano. Muchos profesores universitarios se beneficiaron de becas de formación en el extranjero, algunas financiadas directamente por las propias instituciones o a través de programas sabáticos.

Uno de los más emblemáticos fue el Programa Gran Mariscal de Ayacucho (PGMA), creado durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez en 1975 y dirigido por Leopoldo López Gil. Este programa benefició a más de 25.000 estudiantes venezolanos que fueron enviados a completar estudios de alto nivel en prestigiosas universidades de Europa y América.

Con la emigración masiva de venezolanos en las últimas décadas miles de profesionales altamente calificados han encontrado oportunidades en Estados Unidos. Según datos del Pew Research Center, la población venezolana en EE.UU. creció de 93.000 en el año 2000 a más de 545.000 en 2021, una cifra que continúa en aumento.

Este flujo ha generado beneficios tangibles para el país receptor. Estados Unidos que ha recibido profesionales ya formados en áreas claves como medicina, ingeniería, ciencia, tecnología y educación, lo que representa, para USA, un ahorro significativo en términos de inversión educativa. Formar a un médico en EE.UU., por ejemplo, cuesta entre $250,000 y $500,000, mientras que un ingeniero puede costar más de $100,000 en formación universitaria y técnica. Estos costos son asumidos por los países de origen —como Venezuela— y transferidos gratuitamente al país receptor. Siendo Venezuela el país con más profesionales universitarios latinoamericanos en EEUU.

El aporte venezolano a la ciencia, la cultura y la economía estadounidense es notable. Entre muchos, hay ejemplos destacados y se encuentran:
• Dr. Rafael Reif, ingeniero venezolano de quien fue presidente del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) entre 2012 y 2022.
• Dr. Santiago Schnell, actual rector de la Universidad Dartmouth College.
• Dr. Igor Palacios, pionero en cardiología intervencionista y jefe del equipo médico del Massachusetts General Hospital (Harvard).
• Dr. Raúl Istúriz, reconocido médico que formó parte del equipo de Pfizer en el desarrollo de la vacuna contra el COVID-19.
• Gustavo Dudamel, director de orquesta de renombre internacional, actual director musical de la Ópera de París y próximo titular de la Filarmónica de Nueva York en 2026.
• Ingenieros y técnicos venezolanos también han sido altamente demandados en la industria de hidrocarburos en Texas y Luisiana, por su formación en Petróleos de Venezuela (PDVSA) durante sus años de bonanza.

A pesar de estos aportes, existe una narrativa pública que, en ocasiones, invisibiliza o ignora el peso positivo de la mayoría trabajadora, productiva y respetuosa de las leyes. Lamentablemente, como en cualquier comunidad, existen casos aislados de connacionales que han incurrido en actos delictivos. Sin embargo, es injusto y perjudicial que se generalice la conducta de unos pocos, afectando la percepción y el trato hacia una gran mayoría, que contribuye de manera significativa al desarrollo de Estados Unidos.

Es importante que las autoridades migratorias y la sociedad estadounidense en general reconozcan la riqueza que aporta la diáspora venezolana: una comunidad diversa, educada, emprendedora y comprometida con su nuevo hogar. El aporte de estos profesionales y artistas no solo es tangible en términos económicos, sino también en el fortalecimiento de la diversidad cultural, la innovación científica y el tejido social de la nación.

*Fue presidente de Fedecámaras
@eromeronava