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Todo el bien que podamos

Es que si no hay valores absolutos no hay respuestas, y en consecuencia no tiene por qué existir una diferencia entre lo correcto y lo erróneo, el bien y el mal. Es el mismo razonamiento que algunos emplean para acabar con la fe en Dios

  • AGUSTIN ALBORNOZ S.

18/05/2025 05:00 am

En el artículo “Un gran desafío” dijimos: …desde hace años ha circulado la idea en la sociedad…de que no hay valores absolutos, que nada es absoluto, que…todo es relativo, lo cual a su vez nos ha llevado (a veces de forma encubierta) a conceptos como que no existen ni el bien ni el mal; peor aún que tanto el bien como el mal…  ¡dependen de la opinión de cada persona! De esta forma hasta los valores y la verdad dependerán de la opinión de cada persona. Al ser así no debería extrañarnos la gran confusión que existe en el mundo actual.

Es que si no hay valores absolutos no hay respuestas, y en consecuencia no tiene por qué existir una diferencia entre lo correcto y lo erróneo, el bien y el mal. Es el mismo razonamiento que algunos emplean para acabar con la fe en Dios. Si se destruye la fe en Dios —es decir, en su existencia—, al no haber nadie que fije las pautas, cómo van a existir entonces el bien y el mal. Si no existe Dios, no habrá quién fije unas normas, y al no haber normas ni leyes ¡no existirán el bien ni el mal! Pero gracias a Dios Él existe, y en sus palabras deja muy en claro que el bien y el mal también existen, y qué son cada uno.

Es muy fácil agobiarnos por el mal que hay en el mundo. Por distintos medios cada día nos enteramos de hechos fuertes de maldad y violencia. Tanto que la vida ya no es sagrada ¿Qué podríamos hacer para restaurar un mundo sumergido en la maldad?

Algunos proponen tomar la justicia por propia mano, lo cual no solucionaría nada sino más bien empeoraría todo, ejemplos sobran en todo el orbe. La solución real nos las da el apóstol Pablo en Romanos 12-21: Nunca dejes que el mal te domine; en cambio, vence el mal con el bien.

En una habitación oscura podemos quejarnos y echar pestes por la oscuridad, o podemos abrir las cortinas o encender la luz. Igual pasa con los males de la sociedad. Podemos dejar que nos desanimen e irriten (dejar que el mal nos domine); o hasta podemos pelearnos con quienes creemos que están haciendo el mal (cuando en realidad el mal lo hacemos todos en algún momento). O podemos constituir una fuerza positiva según nuestras posibilidades, cada día, con cada decisión, así solo sea dando buen ejemplo nosotros mismos. También podemos rogar a Dios por los que claman más por sus propios derechos, para que quieran buscar el bien de los demás y no solo su propio bien. En cualquier caso será nuestra elección.

Haz todo el bien que puedas, por todos los medios que puedas, con todo el fervor que puedas, en todos los lugares que puedas, por todo el tiempo que puedas, a toda la gente que puedas, y tantas veces como tú puedas. John Wesley

@viviendovalores
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