Eso que llaman amor
El amor es un enigma que ha inspirado y sigue inspirando a la humanidad, un sentimiento que nos recuerda que estamos vivos, que podemos trascender lo individual y tocar el alma de otro ser
“El amor es la poesía de los sentidos.”
Honoré de Balzac.
El amor es una encrucijada de emociones, una fuerza que trasciende el tiempo y el espacio, un lenguaje sin palabras que se entiende con el alma. Es el misterio que impulsa a los seres humanos a buscar, a anhelar, a entregarse. Un eco silencioso que resuena en el pecho, un susurro que no cesa y que, aún en la ausencia, permanece.
Honoré de Balzac.
El amor es una encrucijada de emociones, una fuerza que trasciende el tiempo y el espacio, un lenguaje sin palabras que se entiende con el alma. Es el misterio que impulsa a los seres humanos a buscar, a anhelar, a entregarse. Un eco silencioso que resuena en el pecho, un susurro que no cesa y que, aún en la ausencia, permanece.
El amor no es tan sólo alegría, pasión y éxtasis, es también vulnerabilidad y riesgo. Es permitir que otro tenga el poder de herirte, y aun así, abrir los brazos. Es confiar en lo intangible, en lo que no puede medirse ni pesarse, pero que se siente con una intensidad que desafía cualquier lógica. No hay fórmulas ni certezas absolutas; amar es saltar al vacío con el deseo y la esperanza de volar.
Hay amores que son fuego y consumen todo a su paso, arrebatadores, incontrolables. Otros son como la brisa de la tarde, sutiles y constantes, sin necesidad de demostrar su presencia. Algunos llegan para quedarse, mientras que otros se desvanecen, dejando huellas imborrables en la piel y el alma. Cada amor es único, un universo propio con sus leyes y su lenguaje secreto.
El verdadero amor no es posesión, sino libertad. No es exigencia, sino entrega. Amar no es buscarse en el otro, sino descubrir juntos un nuevo horizonte. Es caminar de la mano, sabiendo que, aunque los caminos puedan separarse, lo vivido queda, lo sentido nunca muere.
El amor nos despoja de máscaras, nos limpia de sucios emocionales, nos muestra lo más profundo de nosotros mismos. Nos enseña que somos frágiles y fuertes a la vez, que podemos ser refugio y tormenta en un mismo instante. Es el arte de sostener y soltar, de reconocer que hay belleza tanto en la permanencia como en la despedida.
El amor, esa fuerza invisible que atraviesa la historia y los corazones, ha sido objeto de reflexiones profundas y apasionadas desde tiempos inmemoriales. Poetas, filósofos, escritores y pensadores han intentado capturar su esencia en palabras, aunque el amor, por su naturaleza, siempre se escapa de cualquier definición absoluta. Es una experiencia viva, vívida y vital, cambiante, que transforma y redefine a quien se entrega sin ambages a su misterio.
Una de las ideas más recurrentes es que el amor es un motor de cambio. Como dijo Nietzsche, "Lo que se hace por amor está más allá del bien y del mal." En esta frase se encierra la esencia de la entrega incondicional, de las acciones que surgen sin cálculo ni medida, impulsadas sólo por el poder del sentimiento. El amor nos lleva más allá de las reglas, los convencionalismos sociales y los juicios moralistas, porque cuando es auténtico, se convierte en una verdad que trasciende cualquier frontera.
En la filosofía antigua, Aristóteles expresaba que "El amor está compuesto por un alma habitando dos cuerpos." Esta visión del amor como una unión trascendental entre seres, como algo que va más allá de la carne y los días, ha inspirado la idea de las almas gemelas, del destino que une y de la conexión que no se puede explicar con la razón, sólo con el corazón.
Lao Tse afirmó: "Ser profundamente amado te da fuerzas, mientras que amar profundamente a alguien te da coraje." Aquí se refleja una de las verdades más esenciales del amor: su capacidad de fortalecer y transformar. Ser amado nos brinda un refugio, una certeza que nos sostiene en tiempos de incertidumbre. Pero amar, amar sin reservas ni condiciones, nos enfrenta a nuestros miedos y nos obliga a atrevernos a ser vulnerables, a correr riesgos, a abrirnos por completo.
Leonard Cohen nos deja una reflexión que captura la paradoja del amor: "El amor no tiene cura, pero es la única cura para todos los males." En esta frase se encierra la contradicción maravillosa de que, aunque el amor puede causar dolor, vacío y tristeza, también es lo único capaz de sanar. Su ausencia se siente como una herida, pero su presencia es la medicina que nos regresa a la vida. Quizás por eso el amor es tan temido y anhelado al mismo tiempo.
Platón, el gran pensador griego, nos dice que "Donde reina el amor, sobran las leyes." Este pensamiento refleja cómo el amor verdadero es autosuficiente, se vale por sí mismo; no necesita normas ni estructuras impuestas, porque se rige por sus propios principios: el respeto, la libertad, la entrega genuina y completa.
El amor es un enigma que ha inspirado y sigue inspirando a la humanidad, un sentimiento que nos recuerda que estamos vivos, que podemos trascender lo individual y tocar el alma de otro ser. Es, sin duda, el viaje más profundo y desafiante que podemos emprender. Es lo que nos convierte en seres verdaderamente vivos. Porque no hay existencia plena sin el vértigo de sentir, sin la intensidad de compartir, sin la certeza de que, en algún rincón del mundo, alguien nos lleva en su latido.
Soledadmorillobelloso@gmail.com
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