El Papa Francisco
Muy lamentable el fallecimiento del Papa Francisco quien era muy austero y profundamente humano. Por eso tomó el nombre de Francisco de Asís, muy bondadoso y al final dedico a ambos unos versos de un inmenso poeta
Con negativo acento crítico y pésimo gusto (infalible) anatematizó el cardenal Müller que “No se pueden hacer pactos con el diablo", refiriéndose a algunas ideas del recién fallecido Papa Francisco (Jorge Mario Bergoglio) y mientras aún estaba insepulto:
“El cardenal Müller calienta el cónclave: pide revertir los cambios de Francisco y rezar por que no salga elegido un Papa hereje”. (https://ver.20m.es/knfqs). Internacional20minutosNOTICIA28.04.2025 - 11:20h
El cardenal Müller es uno de los referentes del sector más conservador de la Iglesia Católica. Dice que con la muerte de Bergoglio “Se ha acabado un capítulo en la historia de la Iglesia”. “El cardenal Müller. EP. El cardenal Gherard Ludwig Müller, uno de los referentes del ala tradicionalista de la Iglesia, considera que con la muerte del Papa Francisco concluye una era. ‘Se ha acabado un capítulo en la historia de la Iglesia. Claramente el último juicio corresponde a Dios, no podemos juzgar a las personas. Pero si hablamos de su pontificado, hay opiniones distintas’, opina en una conversación con La Repubblica.
En otra entrevista, esta vez concedida a The Times, Müller ha sido incluso más mordaz y ha llegado a sugerir que Francisco ha sido un pontífice hereje. El Papa, dice, "debe ser ortodoxo, ni liberal ni conservador”.
El Papa es infalible –según la Iglesia Católica– y tamaña virtud podría ser extendible a un cuasi Papa o frenético aspirante a tal. Por lo cual cabría suponer la integridad de guardar el debido respeto (virtud socializadora por excelencia) ante un difunto todavía insepulto, pleno de virtudes y quien fuera ilustre colega del impertinente cura Muller, cuya inoportuna arremetida contra su insigne antecesor explícase –sin justificarla en modo alguno– por la inminencia del cónclave en el cual competirá Muller como uno de los favoritos y donde será elegido el nuevo Papa (su abreviatura es PP). El alemán Muller, quien fue nombrado cardenal por el Papa Francisco, y de esto hay que hacer mención tenazmente, acusó a Francisco de hereje.
A propósito del famoso cónclave (debió reunirse ayer) pare elegir el Papa que substituya a Francisco, hubo el insólito caso (informó Univisión el 27-IV- 2025) de que pugnaba por también participar el otrora muy poderoso cardenal Becciu, pese a que en 2023 el tribunal penal del Vaticano lo condenó a cinco años y medio de cárcel y lo inhabilitó de por vida para ocupar un cargo público, por haber cometido el delito de fraude y malversación de fondos. Sin comentarios…
En la línea de mando relacionado con el Gobierno vaticano o su administración, son sacerdotes venezolanos el tercero y el cuarto: actualmente, uno de ellos ocupa el tercer puesto en la línea de mando del Vaticano: el arzobispo venezolano Édgar Peña Parra es el substituto para asuntos generales de la Secretaría de Estado, por lo que está ubicado en el tercer lugar en la línea de sucesión. El secretario de Estado, el Cardenal Pietro Parolin, es el equivalente al primer ministro del Vaticano. Empero, es probable que el Secretario de Estado pudiera ser el cardenal venezolano Arturo Sosa Abascal –máxima autoridad de los jesuitas en el mundo– por la eventual renuncia del arzobispo también venezolano Édgar Peña.
El Papa Francisco era austero y profundamente humano. Humano porque siempre se condolía por el sufrimiento del prójimo y actuaba en consecuencia. Además era muy modesto: no quiso vivir en la suntuosa vivienda de los papas (el muy lujoso apartamento pontificio) sino en otra (“Casa Santa Marta”) muy modesta y junto a otros sacerdotes. Tal “apartamento” consta de diez habitaciones e imponentes salones con suelos de mármol lujosamente decorados, una biblioteca, estudio médico, capilla, cocina, comedor y un largo etcétera. El apartamento en referencia está situado en la tercera planta del Palacio Apostólico del Vaticano, donde desde 1903, cuando Pío X se instaló allí por vez primera, viven los Papas. Tampoco el Papa Francisco se colgaba la cadena de oro ni el áureo anillo. Y prefirió usar zapatos negros y no los tradicionales rojos. Para su hora postrera no quiso ser sepultado en la basílica de San Pedro, donde hace más de un siglo son sepultados todos los Papas sino en la mucho menos lujosa basílica Santa María La Mayor, a la que el Papa Francisco tánto amó y visitaba antes y después de cada viaje apostólico.
El Papa Francisco también quiso que su inhumación fuera muy sencilla y que su tumba –en la que como era lógico inscribióse su ilustre nombre– sólo tuviera una sola flor y una sola cruz. Así se hizo. la sencillez del sepelio (al cual de forma inaudita no asistieron algunos cardenales) fue un reflejo fiel de su vida pastoral.
¿Por qué tánta inquina contra el muy bondadoso Papa Francisco? Hay causas próximas y remotas. Las más próximas serpentearon al compás de las bien innovadoras ideas –verdaderamente revolucionarias– del valentísimo líder de la Iglesia Católica. Principiaré por referirme a dos trascendentales aspectos que analizó cuando ordenó lo siguiente: “La posibilidad de que una pareja divorciada y vuelta a casar comulgue sin abstenerse de tener relaciones sexuales es un "auténtico magisterio" de la Iglesia, dijo el Papa Francisco el 3 de octubre de 2023”: el aspecto del muy “pecaminoso” divorcio, que siempre la Iglesia proscribió (so pena de condenas infernales) porque pretendió obligar a las parejas a vivir juntos aunque ya no se quieran y este Papa liberal admitió el divorcio (al menos en la práctica) con un criterio sin duda racional por hartura de razones:
La Iglesia Católica considera el matrimonio como un sacramento esencial para cumplir la indefectible finalidad de procrear. Cuando algún problema de los cónyuges impide la procreación o impide cumplir los deberes inherentes al sacramento matrimonial, este sacramento es nulo de toda nulidad, deja de ser sagrado y se declara del todo inexistente el matrimonio porque “et nunc et semper” existió: ¿cómo se puede declarar “inexistente” lo que existió a veces hasta por décadas? Esto de que el matrimonio sí existió pero no existió configura, sin ninguna duda, un capítulo de la hagiología (teoría de la iglesia católica acerca de santos y beatos) y un auténtico misterio (por absolutamente incomprensible e inexplicable) de los tántos que hay según la Iglesia Católica como, por sólo referirme a tres, el de la “Inmaculada Concepción”, el del feroz profeta Elías ascendiendo al cielo en un carro de fuego y el de caminar sobre el agua...
El segundo de los aspectos contenidos en la orden que dio el Papa Francisco, versó sobre el hecho de que también la Iglesia intentó obligar a una demencial e hipotética abstención sexual en muchos casos, como por ejemplo a los solteros o divorciados y divorciados vueltos a casar. Esta obligatoriedad que “Il suomo pontífice” prescribió acerca de enseñar tan modernos cuan justos criterios en aras no sólo del divorcio sino de la sexualidad libre (al menos en términos matrimoniales), ha debido caer, desde luego, como una bomba atómica en el cenáculo de la gran mayoría de Cardenales, caracterizados por inquisitoriales ideas retardatarias y divorciadas, hablando aquí del divorcio, de la nuda realidad pura y dura que rigió y rige la vida de los seres humanos en todas las latitudes y longitudes…
¿Qué “pecado” pueden cometer una mujer y un hombre católicos y divorciados entre sí que, con posterioridad, contraigan sendos matrimonios y en aras de su religión sigan comulgando y además teniendo relaciones sexuales con sus nuevos o posteriores cónyuges? Esas personas están procediendo según el ultra poderoso instinto sexual que les insufló la Naturaleza, o “el Creador” según la doctrina de la Iglesia Católica: si como, al compás de estériles logomaquias postula este credo religioso, el sexo es un acto “malo” que únicamente sería tolerable cuando tenga por fin la procreación y cumpla con el mandato divino de “Creced y multiplicaos”, el único culpable de su comisión sería “el Creador”. Estos abracadabras son absolutamente ilógicos pues es absurdo que “el Creador” originara e instaurara esa potísima pulsión sexual en los seres humanos y que, como pregonan los sacerdotes católicos, cuando tales seres humanos la ejercitaran o satisfacieran se convirtieran ipso facto en perversos pecadores merecedores del averno. Estas incoherencias e inanidades constituyen un verdadero himno a la absurdidad y paulatinamente causaron una notoria disminución del número de creyentes, como fatalmente ocurre o termina por ocurrir cuando en cualquier materia se discurre con evidente irracionalidad.
Muy oportuno, también, es destacar la gran importancia que el Papa Francisco reconoció a las mujeres, a veces infravaloradas de manera muy crasa e injusta por la religión católica. Así lo manifestó el Papa Francisco de manera explícita en una de sus reflexiones incluidas en el Evangelii gaudium, el libro que publicó como su primera exhortación apostólica. En este escrito, el Papa resaltó la importancia de la comunidad femenina en la Iglesia católica y en la vida diaria e impulsó la mayor participación de laicos y mujeres en cargos de responsabilidad.
La supuesta apostasía del Papa Francisco también consistió principalmente en que sostuvo con mucha valentía y firmeza el ideal de luchar con preferencia para aliviar el sufrimiento de los pobres. En teoría este muy noble principio no tiene discusión –al menos en personas de mentes sanas– y el gran problema está no en el “qué” sino en el “cómo”. Buena prueba de esto es el conflicto de órdago que se formó a raíz del surgimiento de la “teología de la liberación”.
Se asegura –no sé si con verdad- que el presidente de EE.UU., Ronald Reagan, se apresuró a formar un frente unido con el Papa Juan Pablo II contra la Teología de la Liberación. Este Papa combatió la teología mientras Reagan combatía con brutal ferocidad a los liberacionistas. El Cardenal Ratzinger, Prefecto del Santo Oficio para la Doctrina de la Fe, proporcionó las armas intelectuales.
El Papa Francisco, reitero, se mostró condescendiente con la Teología de la Liberación, que sus predecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI condenaron. Aunque no ha rehabilitado a sus defensores ni los ha reconocido oficialmente, aseveró que “la Iglesia debe tener una opción preferencial por los pobres”.
La Teología de la Liberación trató de disminuir las injusticias sociales mediante la aplicación de principios cristianos, con especial atención a las necesidades de las comunidades marginadas. Surgió en la década de 1960 y cobró relevancia en Suramérica sobre todo. Muchos de sus teólogos han sido muy censurados por su fuerte dependencia del análisis marxista y otros por su apoyo a las revoluciones o regímenes marxistas. Los jesuitas fueron artífices de la Teología de la Liberación. Y una causa remota de alguna ojeriza habida contra el Papa Francisco fue la de que este bondadoso tan Papa era jesuita.
El Papa Francisco, repito, preconizó el ideal de la “opción preferencial por los pobres”, que fue la base de la escandalosa por revolucionaria Teología de la Liberación.
La supuesta temeridad del Papa Francisco consistió en ser más tolerante o receptivo con la detonante y famosa teología de la liberación. Este atrevimiento suyo o audacia o arrojo contrastó en forma dramática por conmovedora e interesante, con la actitud de sus predecesores en el Papado, Juan Pablo II y Benedicto XVI, quienes la condenaron y hasta procesaron a algunos de sus teólogos. El Papa Francisco fue más proclive al análisis ideológico de su ideología, sobre todo en lo concerniente a la justicia social. Lo cual fue hasta muy peligroso para el Papa Francisco porque simpatizar –aunque sólo fuera en principio o de modo tentativo o prudente– con esa tan audaz idea o teología de la liberación, lo expuso a muy graves peligros.
La Teología de la Liberación ganó mucha atención internacional después del asesinato del gobierno de seis académicos jesuitas, el ama de llaves y su hija de dieciséis años el fatídico 16 de noviembre de 1989 en el campus de la Universidad Centroamericana en El Salvador (entonces y ahora El Matador). Estos sacerdotes jesuitas desafiaron la autoridad eclesiástica al apoyar la Teología de la Liberación, y fueron asesinados por soldados que los balearon porque con gran valentía e intensidad clamaban por los derechos humanos, así como pedían con reiteración que negociaran por la paz el Gobierno y la izquierda.
Los jesuitas siempre han sido y son los sacerdotes de mayor talento, estudio y logros en los campos educativo, social e intelectual, por lo cual merecen no sólo encomio sino inmensa gratitud. Han vivido entre la alabanza y la crítica. Capítulos notables de su historia han sido el origen y desarrollo de colegios y universidades bajo su guía y administración. En Caracas fundaron en 1923 el Colegio San Ignacio de Loyola, con fama de ser el mejor colegio habido en Venezuela, en el cual fulguraron insignes educadores jesuitas –pletóricos de talento y bondad– como, para solamente ejemplificar con tres, el hermano Bonet en el infantil Villa Loyola y los rectores Jenaro Aguirre, S.J. y Jesús Francés Francés, S.J. También impulsaron el fútbol (muy importante es el deporte en la educación) al punto de que el Loyola ha sido el equipo amateur más famoso de este deporte aquí. En Caracas también fundaron en 1953 la bien prestigiosa Universidad Católica Andrés Bello y valgan como magníficos ejemplos el rector Luis MaríaUgalde, S.J., de 1990 a 2010 y el famoso criminólogo Fernando Pérez Llantada S.J., decano de la Facultad de Derecho y de Postgrados por bastantes luminosos años y hasta su muy lamentable fallecimiento en 1999.
Los jesuitas han sido tan alabados cuan criticados en la Historia. Siempre han sido controvertidos dentro de la Iglesia Católica y han chocado a menudo con Gobiernos e instituciones seculares. A partir de 1759, los jesuitas fueron expulsados de la mayoría de los países de Europa y de las colonias europeas. El papa Clemente XIV suprimió oficialmente la orden en 1773. En 1814, la Iglesia levantó la supresión. Napoleón, en sus memorias, expresó:
“Los jesuitas son una organización militar, no una orden religiosa. Su jefe es el general de un ejército, no el mero abad de un monasterio. Y el objetivo de esta organización es Poder, Poder en su más despótico ejercicio, Poder absoluto, universal, Poder para controlar al mundo bajo la voluntad de un solo hombre [El Superior General de los Jesuitas]. El Jesuitismo es el más absoluto de los despotismos y, a la vez, es el más grandioso y enorme de los abusos”.
“El cardenal Müller calienta el cónclave: pide revertir los cambios de Francisco y rezar por que no salga elegido un Papa hereje”. (https://ver.20m.es/knfqs). Internacional20minutosNOTICIA28.04.2025 - 11:20h
El cardenal Müller es uno de los referentes del sector más conservador de la Iglesia Católica. Dice que con la muerte de Bergoglio “Se ha acabado un capítulo en la historia de la Iglesia”. “El cardenal Müller. EP. El cardenal Gherard Ludwig Müller, uno de los referentes del ala tradicionalista de la Iglesia, considera que con la muerte del Papa Francisco concluye una era. ‘Se ha acabado un capítulo en la historia de la Iglesia. Claramente el último juicio corresponde a Dios, no podemos juzgar a las personas. Pero si hablamos de su pontificado, hay opiniones distintas’, opina en una conversación con La Repubblica.
En otra entrevista, esta vez concedida a The Times, Müller ha sido incluso más mordaz y ha llegado a sugerir que Francisco ha sido un pontífice hereje. El Papa, dice, "debe ser ortodoxo, ni liberal ni conservador”.
El Papa es infalible –según la Iglesia Católica– y tamaña virtud podría ser extendible a un cuasi Papa o frenético aspirante a tal. Por lo cual cabría suponer la integridad de guardar el debido respeto (virtud socializadora por excelencia) ante un difunto todavía insepulto, pleno de virtudes y quien fuera ilustre colega del impertinente cura Muller, cuya inoportuna arremetida contra su insigne antecesor explícase –sin justificarla en modo alguno– por la inminencia del cónclave en el cual competirá Muller como uno de los favoritos y donde será elegido el nuevo Papa (su abreviatura es PP). El alemán Muller, quien fue nombrado cardenal por el Papa Francisco, y de esto hay que hacer mención tenazmente, acusó a Francisco de hereje.
A propósito del famoso cónclave (debió reunirse ayer) pare elegir el Papa que substituya a Francisco, hubo el insólito caso (informó Univisión el 27-IV- 2025) de que pugnaba por también participar el otrora muy poderoso cardenal Becciu, pese a que en 2023 el tribunal penal del Vaticano lo condenó a cinco años y medio de cárcel y lo inhabilitó de por vida para ocupar un cargo público, por haber cometido el delito de fraude y malversación de fondos. Sin comentarios…
En la línea de mando relacionado con el Gobierno vaticano o su administración, son sacerdotes venezolanos el tercero y el cuarto: actualmente, uno de ellos ocupa el tercer puesto en la línea de mando del Vaticano: el arzobispo venezolano Édgar Peña Parra es el substituto para asuntos generales de la Secretaría de Estado, por lo que está ubicado en el tercer lugar en la línea de sucesión. El secretario de Estado, el Cardenal Pietro Parolin, es el equivalente al primer ministro del Vaticano. Empero, es probable que el Secretario de Estado pudiera ser el cardenal venezolano Arturo Sosa Abascal –máxima autoridad de los jesuitas en el mundo– por la eventual renuncia del arzobispo también venezolano Édgar Peña.
El Papa Francisco era austero y profundamente humano. Humano porque siempre se condolía por el sufrimiento del prójimo y actuaba en consecuencia. Además era muy modesto: no quiso vivir en la suntuosa vivienda de los papas (el muy lujoso apartamento pontificio) sino en otra (“Casa Santa Marta”) muy modesta y junto a otros sacerdotes. Tal “apartamento” consta de diez habitaciones e imponentes salones con suelos de mármol lujosamente decorados, una biblioteca, estudio médico, capilla, cocina, comedor y un largo etcétera. El apartamento en referencia está situado en la tercera planta del Palacio Apostólico del Vaticano, donde desde 1903, cuando Pío X se instaló allí por vez primera, viven los Papas. Tampoco el Papa Francisco se colgaba la cadena de oro ni el áureo anillo. Y prefirió usar zapatos negros y no los tradicionales rojos. Para su hora postrera no quiso ser sepultado en la basílica de San Pedro, donde hace más de un siglo son sepultados todos los Papas sino en la mucho menos lujosa basílica Santa María La Mayor, a la que el Papa Francisco tánto amó y visitaba antes y después de cada viaje apostólico.
El Papa Francisco también quiso que su inhumación fuera muy sencilla y que su tumba –en la que como era lógico inscribióse su ilustre nombre– sólo tuviera una sola flor y una sola cruz. Así se hizo. la sencillez del sepelio (al cual de forma inaudita no asistieron algunos cardenales) fue un reflejo fiel de su vida pastoral.
¿Por qué tánta inquina contra el muy bondadoso Papa Francisco? Hay causas próximas y remotas. Las más próximas serpentearon al compás de las bien innovadoras ideas –verdaderamente revolucionarias– del valentísimo líder de la Iglesia Católica. Principiaré por referirme a dos trascendentales aspectos que analizó cuando ordenó lo siguiente: “La posibilidad de que una pareja divorciada y vuelta a casar comulgue sin abstenerse de tener relaciones sexuales es un "auténtico magisterio" de la Iglesia, dijo el Papa Francisco el 3 de octubre de 2023”: el aspecto del muy “pecaminoso” divorcio, que siempre la Iglesia proscribió (so pena de condenas infernales) porque pretendió obligar a las parejas a vivir juntos aunque ya no se quieran y este Papa liberal admitió el divorcio (al menos en la práctica) con un criterio sin duda racional por hartura de razones:
La Iglesia Católica considera el matrimonio como un sacramento esencial para cumplir la indefectible finalidad de procrear. Cuando algún problema de los cónyuges impide la procreación o impide cumplir los deberes inherentes al sacramento matrimonial, este sacramento es nulo de toda nulidad, deja de ser sagrado y se declara del todo inexistente el matrimonio porque “et nunc et semper” existió: ¿cómo se puede declarar “inexistente” lo que existió a veces hasta por décadas? Esto de que el matrimonio sí existió pero no existió configura, sin ninguna duda, un capítulo de la hagiología (teoría de la iglesia católica acerca de santos y beatos) y un auténtico misterio (por absolutamente incomprensible e inexplicable) de los tántos que hay según la Iglesia Católica como, por sólo referirme a tres, el de la “Inmaculada Concepción”, el del feroz profeta Elías ascendiendo al cielo en un carro de fuego y el de caminar sobre el agua...
El segundo de los aspectos contenidos en la orden que dio el Papa Francisco, versó sobre el hecho de que también la Iglesia intentó obligar a una demencial e hipotética abstención sexual en muchos casos, como por ejemplo a los solteros o divorciados y divorciados vueltos a casar. Esta obligatoriedad que “Il suomo pontífice” prescribió acerca de enseñar tan modernos cuan justos criterios en aras no sólo del divorcio sino de la sexualidad libre (al menos en términos matrimoniales), ha debido caer, desde luego, como una bomba atómica en el cenáculo de la gran mayoría de Cardenales, caracterizados por inquisitoriales ideas retardatarias y divorciadas, hablando aquí del divorcio, de la nuda realidad pura y dura que rigió y rige la vida de los seres humanos en todas las latitudes y longitudes…
¿Qué “pecado” pueden cometer una mujer y un hombre católicos y divorciados entre sí que, con posterioridad, contraigan sendos matrimonios y en aras de su religión sigan comulgando y además teniendo relaciones sexuales con sus nuevos o posteriores cónyuges? Esas personas están procediendo según el ultra poderoso instinto sexual que les insufló la Naturaleza, o “el Creador” según la doctrina de la Iglesia Católica: si como, al compás de estériles logomaquias postula este credo religioso, el sexo es un acto “malo” que únicamente sería tolerable cuando tenga por fin la procreación y cumpla con el mandato divino de “Creced y multiplicaos”, el único culpable de su comisión sería “el Creador”. Estos abracadabras son absolutamente ilógicos pues es absurdo que “el Creador” originara e instaurara esa potísima pulsión sexual en los seres humanos y que, como pregonan los sacerdotes católicos, cuando tales seres humanos la ejercitaran o satisfacieran se convirtieran ipso facto en perversos pecadores merecedores del averno. Estas incoherencias e inanidades constituyen un verdadero himno a la absurdidad y paulatinamente causaron una notoria disminución del número de creyentes, como fatalmente ocurre o termina por ocurrir cuando en cualquier materia se discurre con evidente irracionalidad.
Muy oportuno, también, es destacar la gran importancia que el Papa Francisco reconoció a las mujeres, a veces infravaloradas de manera muy crasa e injusta por la religión católica. Así lo manifestó el Papa Francisco de manera explícita en una de sus reflexiones incluidas en el Evangelii gaudium, el libro que publicó como su primera exhortación apostólica. En este escrito, el Papa resaltó la importancia de la comunidad femenina en la Iglesia católica y en la vida diaria e impulsó la mayor participación de laicos y mujeres en cargos de responsabilidad.
La supuesta apostasía del Papa Francisco también consistió principalmente en que sostuvo con mucha valentía y firmeza el ideal de luchar con preferencia para aliviar el sufrimiento de los pobres. En teoría este muy noble principio no tiene discusión –al menos en personas de mentes sanas– y el gran problema está no en el “qué” sino en el “cómo”. Buena prueba de esto es el conflicto de órdago que se formó a raíz del surgimiento de la “teología de la liberación”.
Se asegura –no sé si con verdad- que el presidente de EE.UU., Ronald Reagan, se apresuró a formar un frente unido con el Papa Juan Pablo II contra la Teología de la Liberación. Este Papa combatió la teología mientras Reagan combatía con brutal ferocidad a los liberacionistas. El Cardenal Ratzinger, Prefecto del Santo Oficio para la Doctrina de la Fe, proporcionó las armas intelectuales.
El Papa Francisco, reitero, se mostró condescendiente con la Teología de la Liberación, que sus predecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI condenaron. Aunque no ha rehabilitado a sus defensores ni los ha reconocido oficialmente, aseveró que “la Iglesia debe tener una opción preferencial por los pobres”.
La Teología de la Liberación trató de disminuir las injusticias sociales mediante la aplicación de principios cristianos, con especial atención a las necesidades de las comunidades marginadas. Surgió en la década de 1960 y cobró relevancia en Suramérica sobre todo. Muchos de sus teólogos han sido muy censurados por su fuerte dependencia del análisis marxista y otros por su apoyo a las revoluciones o regímenes marxistas. Los jesuitas fueron artífices de la Teología de la Liberación. Y una causa remota de alguna ojeriza habida contra el Papa Francisco fue la de que este bondadoso tan Papa era jesuita.
El Papa Francisco, repito, preconizó el ideal de la “opción preferencial por los pobres”, que fue la base de la escandalosa por revolucionaria Teología de la Liberación.
La supuesta temeridad del Papa Francisco consistió en ser más tolerante o receptivo con la detonante y famosa teología de la liberación. Este atrevimiento suyo o audacia o arrojo contrastó en forma dramática por conmovedora e interesante, con la actitud de sus predecesores en el Papado, Juan Pablo II y Benedicto XVI, quienes la condenaron y hasta procesaron a algunos de sus teólogos. El Papa Francisco fue más proclive al análisis ideológico de su ideología, sobre todo en lo concerniente a la justicia social. Lo cual fue hasta muy peligroso para el Papa Francisco porque simpatizar –aunque sólo fuera en principio o de modo tentativo o prudente– con esa tan audaz idea o teología de la liberación, lo expuso a muy graves peligros.
La Teología de la Liberación ganó mucha atención internacional después del asesinato del gobierno de seis académicos jesuitas, el ama de llaves y su hija de dieciséis años el fatídico 16 de noviembre de 1989 en el campus de la Universidad Centroamericana en El Salvador (entonces y ahora El Matador). Estos sacerdotes jesuitas desafiaron la autoridad eclesiástica al apoyar la Teología de la Liberación, y fueron asesinados por soldados que los balearon porque con gran valentía e intensidad clamaban por los derechos humanos, así como pedían con reiteración que negociaran por la paz el Gobierno y la izquierda.
Los jesuitas siempre han sido y son los sacerdotes de mayor talento, estudio y logros en los campos educativo, social e intelectual, por lo cual merecen no sólo encomio sino inmensa gratitud. Han vivido entre la alabanza y la crítica. Capítulos notables de su historia han sido el origen y desarrollo de colegios y universidades bajo su guía y administración. En Caracas fundaron en 1923 el Colegio San Ignacio de Loyola, con fama de ser el mejor colegio habido en Venezuela, en el cual fulguraron insignes educadores jesuitas –pletóricos de talento y bondad– como, para solamente ejemplificar con tres, el hermano Bonet en el infantil Villa Loyola y los rectores Jenaro Aguirre, S.J. y Jesús Francés Francés, S.J. También impulsaron el fútbol (muy importante es el deporte en la educación) al punto de que el Loyola ha sido el equipo amateur más famoso de este deporte aquí. En Caracas también fundaron en 1953 la bien prestigiosa Universidad Católica Andrés Bello y valgan como magníficos ejemplos el rector Luis MaríaUgalde, S.J., de 1990 a 2010 y el famoso criminólogo Fernando Pérez Llantada S.J., decano de la Facultad de Derecho y de Postgrados por bastantes luminosos años y hasta su muy lamentable fallecimiento en 1999.
Los jesuitas han sido tan alabados cuan criticados en la Historia. Siempre han sido controvertidos dentro de la Iglesia Católica y han chocado a menudo con Gobiernos e instituciones seculares. A partir de 1759, los jesuitas fueron expulsados de la mayoría de los países de Europa y de las colonias europeas. El papa Clemente XIV suprimió oficialmente la orden en 1773. En 1814, la Iglesia levantó la supresión. Napoleón, en sus memorias, expresó:
“Los jesuitas son una organización militar, no una orden religiosa. Su jefe es el general de un ejército, no el mero abad de un monasterio. Y el objetivo de esta organización es Poder, Poder en su más despótico ejercicio, Poder absoluto, universal, Poder para controlar al mundo bajo la voluntad de un solo hombre [El Superior General de los Jesuitas]. El Jesuitismo es el más absoluto de los despotismos y, a la vez, es el más grandioso y enorme de los abusos”.
John Adams, segundo presidente de los EE. UU., señaló:
“No me agrada la reaparición de los jesuitas. Si ha habido una corporación humana que merezca la condenación en la tierra y en el infierno es esta sociedad de Loyola. Sin embargo, nuestro sistema de tolerancia religiosa nos obliga a ofrecerles asilo”.
Con posterioridad los jesuitas fueron expulsados de los territorios de España en 1767 y se decretó la incautación del patrimonio que tenían, como haciendas, edificios y bibliotecas; pero no se encontró el supuesto “tesoro” en efectivo que se sospechaba. Tuvieron que dejar su labor educativa y esto fue un ingente perjuicio para la formación de la juventud en Suramérica.
Desde 1814 hasta el Concilio Vaticano II de 1962, la Compañía de Jesús es asociada con corrientes conservadoras y elitistas. En España, por decreto de 23 de enero de 1932, la Segunda República disuelve la Compañía de Jesús con el pretexto de que obedece a un poder extranjero (el Papa) e incauta todos sus bienes. Durante el gobierno de Janssens se desarrolla con fuerza un nuevo apostolado jesuítico: con gran énfasis el trabajo social. De 1983 a 2008 se normalizaron las venidas a menos relaciones de la Compañía de Jesús con la Santa Sede.
El 17 de septiembre de 1961, veintiseis jesuitas fueron expulsados de Cuba; la Curia y el Colegio de Belén, el mismo en el que había estudiado Fidel Castro, se instalaron a la espera en Miami, mientras en la isla quedaron cuarenta y ocho jesuitas. La expulsión les fue impuesta y los jesuitas, junto a otros casi ciento treinta religiosos, fueron enviados a España en el barco Covadonga.
El papa Francisco mandó que “abortar es un homicidio”. Y prosiguió con que “no es lícito” abortar en caso de violación aunque reconoció que “la entendería a ella en su desesperación”. Y que “no se puede eliminar una vida humana para resolver un problema. ¿Es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema? ¿Es lícito alquilar a alguien que la elimine?”. También aseguró que “tampoco la puedes dejar en la calle” y que se debe tomar conciencia sobre estos casos: “Hay chicas solas que van a ser madres y se ha desplegado todo un trabajo de acompañamiento, de dignificación, una cosa muy grande”.
Pero homicidio es matar dolosamente y con intención a una persona. Y ni el embrión ni el feto son personas. El aborto espontáneo puede ser terapéutico o puede ser provocado. El provocado puede estar legalizado o puede ser el aborto propiamente antinatalista o clandestino, que es delictuoso en algunos países como Venezuela.
La ciencia es absolutamente ajena e indiferente a la religión y su perfecta antítesis. la ciencia y la religión son conceptos excluyentes por su absoluta incompatibilidad lógica. Empero, en Venezuela es ciertamente muy mayoritario el sector antiabortista, integrado por sacerdotes religiosos y sobre todo por fervorosos creyentes católicos. También por religiosos protestantes —principalmente evangélicos— y evangélicos (o para-protestantes) con un notorio auge numérico aunque hay más católicos.
La vida del ser humano está protegida desde la concepción hasta su muerte; pero la protección no es idéntica en todo el curso vital. Antes del nacimiento se le da una menor protección, lo cual es lógico porque el embrión aún no es persona. Incluso la Iglesia Católica da una menor protección al embrión porque a su muerte no le hace ceremonias fúnebres ni le da cristiana sepultura. Otra mentira es denominar “niño” o “bebé” (niño de pecho) al embrión. No es verdad. Un niño es quien vive en la niñez o período que va desde el nacimiento hasta la pubertad. Algo microscópico o de un centímetro, no es un niño.
Los partidarios del aborto nunca han propuesto destruir a ninguna persona. Tampoco es verdad que se quiere obligar a las gestantes a abortar: Sólo se defienden los derechos humanos de las mujeres —y, vaya coincidencia, de las más pobres o débiles— a salvar su vida o a no hacerla infeliz y aunque esto implicara el abortar.
La primera gran mentira usadera para forjar un falso dilema y engañar a los pueblos, es la de ponerlos a escoger entre la vida del embrión y la muerte del embrión. Ello es sofístico y no corresponde a la verdad. El verdadero dilema está en escoger entre una vida y otra vida: Entre una vida —la del embrión— y otra vida, la de la gestante. Ambas vidas merecen la protección penal. El conflicto debe resolverse a favor de la vida de mayor entidad. Esto se prueba con meridiana claridad en el aborto terapéutico o cuando la madre está expuesta a graves peligros por la gestación.
La ciencia penal da mayor preponderancia a la vida de la madre que a la del embrión porque, de no ser así, se protegería más la vida del no nacido que la del nacido y se castigaría a la madre por defender su vida. El embrión merece protección; pero no contra la madre y su salud físico-mental.
Al Papa Francisco –quien tomó el nombre de Francisco de Asís, reconocido por su gran amor por el prójimo y en especial por lo bueno e ideal, le van muy bien estos versos de Alfredo Arvelo Larriva, quien es el más grande de todos los poetas venezolanos:
San Francisco de Asís, el buen hermano
“No me agrada la reaparición de los jesuitas. Si ha habido una corporación humana que merezca la condenación en la tierra y en el infierno es esta sociedad de Loyola. Sin embargo, nuestro sistema de tolerancia religiosa nos obliga a ofrecerles asilo”.
Con posterioridad los jesuitas fueron expulsados de los territorios de España en 1767 y se decretó la incautación del patrimonio que tenían, como haciendas, edificios y bibliotecas; pero no se encontró el supuesto “tesoro” en efectivo que se sospechaba. Tuvieron que dejar su labor educativa y esto fue un ingente perjuicio para la formación de la juventud en Suramérica.
Desde 1814 hasta el Concilio Vaticano II de 1962, la Compañía de Jesús es asociada con corrientes conservadoras y elitistas. En España, por decreto de 23 de enero de 1932, la Segunda República disuelve la Compañía de Jesús con el pretexto de que obedece a un poder extranjero (el Papa) e incauta todos sus bienes. Durante el gobierno de Janssens se desarrolla con fuerza un nuevo apostolado jesuítico: con gran énfasis el trabajo social. De 1983 a 2008 se normalizaron las venidas a menos relaciones de la Compañía de Jesús con la Santa Sede.
El 17 de septiembre de 1961, veintiseis jesuitas fueron expulsados de Cuba; la Curia y el Colegio de Belén, el mismo en el que había estudiado Fidel Castro, se instalaron a la espera en Miami, mientras en la isla quedaron cuarenta y ocho jesuitas. La expulsión les fue impuesta y los jesuitas, junto a otros casi ciento treinta religiosos, fueron enviados a España en el barco Covadonga.
El papa Francisco mandó que “abortar es un homicidio”. Y prosiguió con que “no es lícito” abortar en caso de violación aunque reconoció que “la entendería a ella en su desesperación”. Y que “no se puede eliminar una vida humana para resolver un problema. ¿Es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema? ¿Es lícito alquilar a alguien que la elimine?”. También aseguró que “tampoco la puedes dejar en la calle” y que se debe tomar conciencia sobre estos casos: “Hay chicas solas que van a ser madres y se ha desplegado todo un trabajo de acompañamiento, de dignificación, una cosa muy grande”.
Pero homicidio es matar dolosamente y con intención a una persona. Y ni el embrión ni el feto son personas. El aborto espontáneo puede ser terapéutico o puede ser provocado. El provocado puede estar legalizado o puede ser el aborto propiamente antinatalista o clandestino, que es delictuoso en algunos países como Venezuela.
La ciencia es absolutamente ajena e indiferente a la religión y su perfecta antítesis. la ciencia y la religión son conceptos excluyentes por su absoluta incompatibilidad lógica. Empero, en Venezuela es ciertamente muy mayoritario el sector antiabortista, integrado por sacerdotes religiosos y sobre todo por fervorosos creyentes católicos. También por religiosos protestantes —principalmente evangélicos— y evangélicos (o para-protestantes) con un notorio auge numérico aunque hay más católicos.
La vida del ser humano está protegida desde la concepción hasta su muerte; pero la protección no es idéntica en todo el curso vital. Antes del nacimiento se le da una menor protección, lo cual es lógico porque el embrión aún no es persona. Incluso la Iglesia Católica da una menor protección al embrión porque a su muerte no le hace ceremonias fúnebres ni le da cristiana sepultura. Otra mentira es denominar “niño” o “bebé” (niño de pecho) al embrión. No es verdad. Un niño es quien vive en la niñez o período que va desde el nacimiento hasta la pubertad. Algo microscópico o de un centímetro, no es un niño.
Los partidarios del aborto nunca han propuesto destruir a ninguna persona. Tampoco es verdad que se quiere obligar a las gestantes a abortar: Sólo se defienden los derechos humanos de las mujeres —y, vaya coincidencia, de las más pobres o débiles— a salvar su vida o a no hacerla infeliz y aunque esto implicara el abortar.
La primera gran mentira usadera para forjar un falso dilema y engañar a los pueblos, es la de ponerlos a escoger entre la vida del embrión y la muerte del embrión. Ello es sofístico y no corresponde a la verdad. El verdadero dilema está en escoger entre una vida y otra vida: Entre una vida —la del embrión— y otra vida, la de la gestante. Ambas vidas merecen la protección penal. El conflicto debe resolverse a favor de la vida de mayor entidad. Esto se prueba con meridiana claridad en el aborto terapéutico o cuando la madre está expuesta a graves peligros por la gestación.
La ciencia penal da mayor preponderancia a la vida de la madre que a la del embrión porque, de no ser así, se protegería más la vida del no nacido que la del nacido y se castigaría a la madre por defender su vida. El embrión merece protección; pero no contra la madre y su salud físico-mental.
Al Papa Francisco –quien tomó el nombre de Francisco de Asís, reconocido por su gran amor por el prójimo y en especial por lo bueno e ideal, le van muy bien estos versos de Alfredo Arvelo Larriva, quien es el más grande de todos los poetas venezolanos:
San Francisco de Asís, el buen hermano
del blanco invierno y del otoño gris
y de la primavera y el verano;
del cardo hiriente y de la flor de lis;
y de la primavera y el verano;
del cardo hiriente y de la flor de lis;
del cordero infantil, del lobo anciano;
del extranjero y del natal país;
del Todo, poliformo y soberano;
Francisco, el Santo fraternal de Asís,
(...)
del extranjero y del natal país;
del Todo, poliformo y soberano;
Francisco, el Santo fraternal de Asís,
(...)
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