El mundo es otro
En la crisis de Ucrania, es relevante recordar que, para Rusia, la Guerra Fría terminó con una verdadera catástrofe geopolítica. Perdió, sin disparar un tiro, todo lo conquistado desde Pedro el Grande, Catalina la Grande y Stalin
El orden mundial liberal basado en reglas, que se inició parcialmente en 1945, pero que pareció implantarse definitivamente (nunca perfecto) en 1991, con el final de la Guerra Fría y sustentado, en buena parte, en el poder del momento unipolar de los EEUU, se acabó. Rusia, una potencia nuclear, país fundador de la ONU y uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, utiliza la fuerza militar para ocupar un vecino, violando burdamente la Carta de las Naciones Unidas, la integridad territorial y la soberanía de un país reconocido internacionalmente. Con la invasión a Ucrania, Rusia rompe una de las reglas fundamentales del llamado orden liberal mundial: las fronteras internacionalmente reconocidas no pueden ser modificadas por la fuerza militar. Después de la II Segunda Guerra Mundial, ha habido numerosos conflictos bélicos, sin embargo, no pueden compararse con la gravedad de la invasión rusa a Ucrania. Cuando en 1990 Saddam Hussein ocupó Kuwait, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó unánimemente, incluyendo obviamente los votos favorables ruso y chino, la intervención de una coalición, liderizada por los EEUU, para defender la integridad territorial y la soberanía de Kuwait. El mundo ya es otro y mucho más peligroso. “Might is right”, el derecho lo define el poder. En efecto, ya Rwanda, siguiendo el ejemplo de Rusia, ha invadido impunemente buena parte del Congo. Hay un agresivo retorno de la Historia, la geopolítica y las esferas de influencia. El renovado auge de la Geopolítica disminuye la relevancia relativa en la política internacional del multilateralismo, el Derecho Internacional, la defensa de los Derechos Humanos, la democracia y en general los valores morales. Retorna el interés en los padres de la geopolítica: Mackinder, Mahan, Spykman y Haushofer, el maestro geopolítico de Hitler, recuerden el concepto del “lebensraum”, el espacio vital para Alemania. En la crisis de Ucrania, es relevante recordar que, para Rusia, la Guerra Fría terminó con una verdadera catástrofe geopolítica. Perdió, sin disparar un tiro, todo lo conquistado desde Pedro el Grande, Catalina la Grande y Stalin. Para Rusia la “profundidad geográfica” de su territorio ha sido fundamental en su defensa frente a los ataques desde occidente y Kiev está a sólo 800 km de Moscú. Es comprensible que, para Rusia, la posibilidad de que Ucrania ingresara a la OTAN, fue vista como una amenaza grave a su seguridad. Sin embargo, Rusia hubiese podido fácilmente impedir el ingreso de Ucrania a la OTAN, con la simple amenaza y el ejercicio de una diplomacia coercitiva inteligente. En realidad, la invasión de Putin tenía el objetivo de ocupar toda Ucrania, no sólo impedir el ingreso a la OTAN y recuperar las regiones orientales de mayoría cultural rusa. Recordemos que también Hitler utilizó el tema de la minoría alemana de los Sudetes para ocupar toda Checoslovaquia. Siendo realista, en este nuevo mundo, la paz en Ucrania pasa por la aceptación de que Crimea y parte de las regiones orientales de Ucrania sean cedidas a Rusia, a cambio de sólidas garantías de seguridad para Ucrania, dadas por una Europa rearmada y algún tipo de “back up” norteamericano. No olvidemos que Crimea sólo es parte de Ucrania desde 1956, cuando el ucraniano Kruschev modificó el mapa de la Unión Soviética. Pero, en ese entonces, desde el punto de vista geopolítico, era absolutamente intrascendente, dado que era un cambio en el interior de la misma Unión Soviética.
@sadiocaracas
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