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Carmen Rendiles, de beata a santa

La hermana Carmen como parte de su práctica y responsabilidad cristiana y ciudadana, estaba cumpliendo una importante misión de fe a través de los colegios que estuvieron en Caracas y otras ciudades bajo su dirección

  • JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ

06/04/2025 05:02 am

Doña Emma Llamozas de Rodríguez, mujer venezolana de admirable condición: noble, recta, sabia, generosa y valiente, matrona de los Rodríguez Llamozas, con frecuencia en Caracas, a donde se había mudado desde Ocumare para asegurar la buena educación académica de Bernardo y de otros de sus hijos, visitaba a su querida prima, la hermana Carmen Rendiles Martínez. Acudió muchas veces los jueves eucarísticos para la adoración del Santísimo del cual la Madre era monja.

Entre ellas existían lazos entrañables de afecto, de confianza y de múltiple vinculación familiar. De la misma manera, ambas compartían aquella fe cristiana verdadera y profunda, con la que normaban su vida, aquella manera de creer y practicar, aquella formación que infundieron a los suyos y que evidenciaban ante los demás. Ambas con solidaridad familiar, estaban atentas a las hermanas Martínez que inclusive llegaron a vivir en una de las haciendas de los Rodríguez Llamozas en Ocumare.

Antonio Ramón Rodríguez Bello, padre de José María Rodríguez, esposo de doña Emma, era hermano de la abuela de la beata y ahora Santa Madre Carmen. La relación se cultivó con la presencia entrañable y cercana entre ellas y entre sus ancestros. Cuando doña Emma terminaba la visita la Madre Carmen salía a acompañarla hasta el vehículo como bien lo recuerda María Antonia Rodríguez Llamozas, quien iba a buscar regularmente a su mamá. Ella rememora a nuestra santa hoy como una mujer especialmente cariñosa.

La mejor descripción de estos lazos la realizó nuestro apreciado amigo, que hace poco partió, Jaime Rodríguez Llamozas en estos términos: “Ana Antonia Rodríguez Bello, abuela de Madre Carmen, era hermana de Antonio Ramón, abuelo de los Rodríguez Llamozas. Pero además María Antonia Rodríguez Bello, también hermana de Antonio Ramón, se casó con Jesús María Moya, tío de la abuela Adela Moya Lorca; es más, su hermano Hilario Moya Lorca, resultó ser tío de la Madre Carmen al casarse con su tía Inés María Martínez Rodríguez. Estos varios vínculos, tanto sanguíneos como de afinidad propiciaron una fraternal unión entre la Madre Carmen y los abuelos de los Rodríguez Llamozas” pero también, con varios de ellos que fueron los contemporáneos de la admirable religiosa.

La hermana Carmen como parte de su práctica y responsabilidad cristiana y ciudadana, estaba cumpliendo una importante misión de fe a través de los colegios que estuvieron en Caracas y otras ciudades bajo su dirección.

Su virtud se manifestaba en obras reales y permanentes. Fue fundadora meritoria de la congregación: las Siervas de Jesús (1965) cuando la misma se separó en Venezuela de la que existía en Francia donde ella estuvo un tiempo.

Una de sus realizaciones principales es el Colegio Belén en Caracas. Igualmente, bajo su empeño y sabia conducción, se establecieron otras instituciones educativas como Betania, Santa Ana y Nuestra Señora del Rosario. Su benéfica obra cristiana fructificó por toda Venezuela.

La curación repentina y definitiva del caso de una joven caraqueña que se encontraba en gravísimo estado luego de varias operaciones fracasadas, después de haberse pedido la intermediación de la entonces Beata Carmen, fue un favor extraordinario conque Dios atendió la súplica de los amigos y familiares. Su vida, la vida ejemplar de la Madre Carmen Rendiles, inspiró las oraciones a favor de la enferma, y en su caso la fe movió montaña y sanó.

Nuestra nueva santa nació el 11 de agosto de 1903, comenzando el siglo XX. Una limitación física en su brazo izquierdo le afectó pero, sin embargo, no impidió la misión que le correspondía realizar para Dios y los hombres.

Se sobrepuso a numerosas dificultades y no obstante la alta posición social de muchos de su familia, supo vivir compartiendo lo suyo, actuando y sirviendo con humildad. Ser de gran espiritualidad, serena, cordial, trabajadora, integraba y reunía voluntades y afectos a favor de la obra que realizaba.

Su pensamiento fue singular: “Mientras seamos humildes mayores serán las gracias”. Sostuvo las penurias de la vida con alegría y con esperanza. "Más que cantar a la cruz, quiero llevarla cantando", señalaba, enseñando que las dificultades humanas deben enfrentarse de ese modo. Le agradecía a Dios el milagro supremo de la Resurrección de Cristo y la grandeza del Espíritu Santo. Consideraba que debía ser más hermoso el Jesús: “que tiene dentro del pecho” cada quien, y más aún que el de la capilla. Nos invitaba, finalmente, a que nos renovemos en la fe: “de esta fe sobrenatural que nos establece en la verdad” que es Jesús. La madre Carmen amaba a los niños y su formación, para ella eran: “sagrarios vivientes”.

Falleció el 09 de mayo de 1977 dejando una admirable obra de servicio y de amor hacia su prójimo. Con afán y con dedicación constantes las Siervas de Jesús cumplieron su esforzada y benéfica misión entre los más pobres. San José es el patrono de esta noble congregación que tan útiles servicios ofrecen para levantar intelectual y católicamente a la juventud venezolana. Nuestra primera Santa los ilumine el camino de todos.

jfd599@gmail.com
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