El Escudo de la invencible Venezuela
La patria es una mujer para honrar y respetar con el sentido más elevado del amor y el deber. Nuestro Escudo uno de nuestros símbolos sagrados que distingue y exalta nuestro patriotismo y nuestro amor a la República, su independencia y libertad
Cuando observo el Escudo de mi patria con las cornucopias investidas que derramaba como promesa y realidad sobre ella su riqueza insospechada; aquel escudo de la patria con mieses y espigas de abundancia y generoso ofrecimiento; aquel escudo de aquella patria noble, honrada, resguardada y protegida por espadas y lanzas de libertad y valor; aquel escudo de aquella patria que portó una vez el gorro frigio de sus héroes; aquel escudo que en sus efemérides gloriosas representaba lo que era, lo que es en el alma y en el corazón, lo que debe ser por mandato de ella misma, lo que había logrado por consecuencia con su historia, por sus luchas y por sus sufrimientos, por su esperanza y por su fe, me admiro, me admiro, y se multiplica en nuestro ser un orgullo legítimo.
Una rama de laurel, de laurel florecido y otra de palmas, propia de nuestros llanos, enmarca a nuestro Escudo, indicador de una patria invencible, indomable, insumisa, semejante a su caballo blanco, en marcha sobre sobre la derecha, y que de pronto, mira hacia atrás para continuar indetenible hacia adelante.
Una rama de laurel, de laurel florecido y otra de palmas, propia de nuestros llanos, enmarca a nuestro Escudo, indicador de una patria invencible, indomable, insumisa, semejante a su caballo blanco, en marcha sobre sobre la derecha, y que de pronto, mira hacia atrás para continuar indetenible hacia adelante.
Ese Escudo sagrado señaló las palabras sublimes de: Independencia y Libertad, y orladas además las fechas patrias en las que se alcanzaron y, en especial, ese 05 de julio de 1811, cuando la Ley estableció el principio que dio contenido y misión a la República.
Desde las primeras disposiciones -en mis manos está el: “Cuerpo de Leyes, Decretos y Resoluciones sancionados por los Congresos de Venezuela”,,1832-, el Congreso de Valencia dispuso el 14 de Octubre de 1830, que: “El escudo de armas para el Estado de Venezuela, será desde la publicación de este Decreto, el mismo de Colombia, con la diferencia en el campo de oro, las cornucopias serán vueltas para abajo, y en la parte inferior de la orla llevarán la inscripción Estado de Venezuela. Regirán en clase de provisionales hasta que la próxima legislatura determine sobre la materia”.
Tal fue nuestro inicial emblema, sin despreciar la herencia de Colombia, pero otros que le sucedieron con diversos cambios.
El Congreso de 1836 cumplió el objetivo propuesto y permaneció el Escudo inalterable hasta 1864 cuando la Federación dejó su huella de igualdad, de unidad y de derechos. Como herencia suya el color amarillo, la palabra Federación y la fecha de la Constitución de ese año se incorporaron en el mismo.
Guzmán, por un lado, en 1871, y Castro, por el otro, en 1905, respectivamente, le introdujeron ciertas modificaciones en fechas y en colores.
Guzmán, por un lado, en 1871, y Castro, por el otro, en 1905, respectivamente, le introdujeron ciertas modificaciones en fechas y en colores.
No obstante los momentos, los autoritarismos presentes, la dificultad de nuestra vida política, el Escudo, seguía señalando los lemas esenciales, los distintivos fundamentales de la patria.
Iniciando el siglo XX, en 1913, bajo la autoridad dictatorial de Gómez, permanecía nuestro Escudo entonces en sus tres cuarteles y sus elementos mencionados, incorporado el gorro frigio insinuador de heroísmo, y sobre su base la Independencia y la Libertad, como términos sublimes que debían guiar a la Nación.
Por su parte, el Escudo de 1930, mantuvo los tres cuarteles: el de la derecha en rojo, con mieses que representaban: “la unión de los Estados de la República y la riqueza de su suelo”. El amarillo donde se conservaban las armas y los pabellones nacionales: “enlazados con una corona de laurel”; el azul con el caballo blanco.
¡Ah…, un laurel! ¡El laurel en nuestro Escudo! Para los antiguos estas hojas simbolizaron la victoria, las revelaciones de los sueños que se concretarán en el futuro, pero también representa desde entonces la gloria, palabra extraordinaria. Un hombre, un soldado, un civil victorioso para poder serlo verdaderamente debe alcanzarla. La frente que pueda alzarse cargada de virtudes y de honra, no así la de bochorno e infamias. ¡La gloria! La gloria conque Bolívar inspiró a los ejércitos e iluminó a los pueblos.
El Escudo actual introdujo diferencias importantes: el caballo cambió de dirección y su antigua figura; se mantuvieron los términos Independencia y Federación. En cambio, la palabra Libertad que ha sido la principal y es el lema superior de la República y que estaba en la mayoría de las representaciones anteriores desaparece, y debe retornar en lo futuro por su carácter y su fuerza, por su profundo simbolismo, por ser para nosotros la mayor aspiración nacional, el orgullo y justificación de nuestra propia historia. En el Escudo es una imagen de la propia patria.
El complemento de las armas indígenas y campesinas pueden bien complementar como se hizo el carácter de la defensa de nuestra bandera.
La patria una dama maravillosa y luminosa, una virgen sagrada, una mujer extraordinaria, una diosa venerable. La patria y la libertad deben ser una misma: la primera es la causa, la segunda es el propósito. La libertad es un derecho del hombre y un derecho de la sociedad.
Imaginemos la figura de la patria. Una mujer hermosa que corona a Bolívar en Caracas descendiendo de los cielos. Una mujer como en aquella estampa con la que se ha honrado a Sucre en el Centenario de Ayacucho. Una mujer hermosa que mira con dignidad al héroe, vestida ella como diosa admirable, elevando en su mano derecha una corona de laureles, y sosteniendo con la izquierda una espada. A su lado, junto a sus pies, el escudo tradicional de Venezuela que tiene inscrita en la base, en capitales letras, la palabra LIBERTAD.
La patria es una mujer para honrar y respetar con el sentido más elevado del amor y el deber. Nuestro Escudo uno de nuestros símbolos sagrados que distingue y exalta nuestro patriotismo y nuestro amor a la República, su independencia y libertad.
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