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2025: Retos para la OPEP y los países petroleros

Los países petroleros deben ingresar en los procesos de transición hacia energías renovables por el imperativo de un futuro sostenible y ante los desafíos del cambio climático

  • JULIO CÉSAR PINEDA

29/12/2024 05:07 am

Difícilmente se llegará al llamado “Punto de Huber” que señala el fin del petróleo cuando sea mayor el consumo que la producción, más demanda y menos oferta. Esto por ahora no parece posible

En 2025 se cumplirán 65 años de la creación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo OPEP. Esta institución, reconocida por Naciones Unidas, ha logrado unificar políticas petroleras de sus Estados miembros. Siempre ha estado en la dirección de la justicia social internacional para lograr precios justos de los hidrocarburos. Su sede es la ciudad de Viena.

Fue fundada en Bagdad- Irak por Irak, Arabia Saudita, Irán, Kuwait y Venezuela. El venezolana Juan Pablo Pérez Alfonzo fue uno de los precursores y actor principal en la creación de la misma. En la actualidad, los países que integran la OPEP son Argelia, Indonesia, Irán, Irak, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Venezuela. Además, mantiene vínculos especiales con lo que se conoce como OPEP + los cuales son Rusia, México, Kazajstán, Azerbaiyán, Bahréin, Brunei, Malasia, Omán, Sudán y Sudán del Sur.

La OPEP tiene la Conferencia, la Junta o Consejo de Gobernadores, el Secretariado y la Comisión Económica. Uno de sus objetivos marco es procurar el desarrollo de políticas armónicas entre sus miembros y facilitar la información necesaria en los aspectos técnicos, jurídicos y económicos transformándose en un agente importante en la elaboración de las leyes de hidrocarburos y fiscales e impulsando a países a la revisión de los contratos, la creación del sector público petrolero y en la formación de compañías petroleras estatales.

La creación de la OPEP permitió agrupar a los Estados petroleros donde se encuentra concentrado el 80% de la reserva de los hidrocarburos y más del 40% de su producción siendo la mejor defensa de esta materia prima en cuanto a los precios y el establecimiento de sus cuotas. Este paradigma lo han continuado otros Estados en otras áreas de la energía como la Organización Internacional del Gas, donde están Rusia, Irán, Qatar, Venezuela y Bolivia. Posiblemente podría ocurrir lo mismo con el Etanol con dos polos fundamentales, Estados Unidos y Brasil, los cuales producen el 70% de este biocombustible. Algunos países de la región y el continente africano han expresado su interés en este modelo.

En la actualidad, numerosos eventos geopolíticos, como la permanente guerra entre Rusia y Ucrania y la inestabilidad en el Medio Oriente, situaciones ambientales y regulaciones en la búsqueda de la transformación energética, hacen que se vivan momentos de incertidumbre en el sector de la energía. Por un lado, una demanda en constante crecimiento, especialmente por el impulso de países emergentes como China, India y Brasil y por otro el surgimiento de grupos y movimientos exigiendo regulaciones y reducción de combustibles para inclinarse más hacia las energías verdes. Sin embargo, resulta imposible desligarse y olvidarse de la innegable dependencia del mundo y las industrias respecto a este recurso.

Una nueva realidad energética es la cantidad de gas y petróleo no convencional que se obtiene mediante la denominada técnica del Fracking que puede ser reeditada con la presidencia de Donald Trump quien ha insistido que esta tecnología ha permitido a Estados Unidos lograr su autosuficiencia de gas natural y baja dependencia de las importaciones de crudo.

En el actual debate por la Ecología y el Ambiente, los combustibles fósiles han sido cuestionados, la ciencia y la tecnología tratan de conseguir sustitutos con energías alternas y todo indica que el petróleo seguirá siendo factor fundamental en el desarrollo y crecimiento de todos los pueblos.

Difícilmente se llegará al llamado “Punto de Huber” que señala el fin del petróleo cuando sea mayor el consumo que la producción, más demanda y menos oferta. Esto por ahora no parece posible, los hidrocarburos y entre ellos el petróleo seguirán estando presentes por varias décadas.

El petróleo hizo posible el milagro de la industrialización y globalización y ha facilitado la nueva realidad de los nuevos sistemas de información y comunicación. La dialéctica petrolera seguirá siendo siempre la de los grandes centros industriales que la demandan y los países en desarrollo que la producen, por eso, la importancia de la seguridad energética y de los acuerdos en la política nacional del petróleo y entre los Estados Petroleros. Fue el petróleo elemento fundamental en la primera y segunda guerra mundial y está presente directa o indirectamente en todos los conflictos del planeta, así el caso de Siria, Yemen, Ucrania, Irak e incluso en el largo conflicto palestino-israelí.

Con la guerra ruso-ucraniana y las continuas confrontaciones en el Medio Oriente,además con la revolución energética, obliga a la OPEP a la reformulación de un nuevo orden en el mundo de la energía. Ucrania no tiene petróleo pero sí una posición estratégica de interés para Rusia para el transporte internacional tanto terrestre como marítimo. La crisis europea y el corte del suministro energético por parte de Rusia a los países occidentales, abre una nueva perspectiva para el petróleo venezolano pudiendo transformarse en uno de los principales proveedores a aquellos países cuya demanda de este recurso ha ido aumentando.

Todo lo anterior, exige un nuevo orden internacional que traerá consigo un replanteamiento del papel que juegan las Organizaciones Internacionales especialmente después de la Pandemia de COVID-19 y los actuales conflictos que condicionan la paz y la seguridad internacional.

La OPEP el próximo año enfrenta un mercado petrolero con fundamentos inciertos y desafíos geopolíticos. La producción y demanda de petróleo, donde el 90% es política y 10% economía, puede fluctuar debido a los factores de la geopolítica mundial.

En el caso de Venezuela seguiremos siendo un país petrolero y un miembro activo de la OPEP. Necesitamos atraer inversiones extranjeras y fortalecer alianzas estratégicas para mejorar nuestra infraestructura energética y aumentar la producción. En los últimos años, el gobierno ha desarrollado una política económica más flexible y prudente lo cual ha contribuido a un entorno favorable para la inversión.

Los países petroleros deben ingresar en los procesos de transición hacia energías renovables por el imperativo de un futuro sostenible y ante los desafíos del cambio climático. Se deben promover políticas y subsidios para fomentar la adopción de energías renovables. Es fundamental la educación en el campo de la energía. Recientemente, se creó en Venezuela el Consejo Nacional de la Energía, el cual preside el Doctor Rubén Bolívar y del cual en el área diplomática formamos parte algunos de quienes hemos ejercido cargos diplomáticos. Se ha planificado con este Consejo cursos y estudios especiales desde el uso de tecnologías de eficiencia energética en el hogar hasta la inversión en proyectos de energías renovables y el mejor aprovechamiento de los hidrocarburos.

La transformación energética no es solo respuesta al cambio climático, sino una oportunidad para crear un sistema energético más justo, sostenible y sustentable; y, en nuestro caso, en Venezuela, para seguir sembrando el petróleo, y en general hacer planteamientos nacionales e internacionales en materia energética.

El año que se inicia estará todavía condicionado por la energía y especialmente por la geopolítica del petróleo.

Correo: jcpineda01@gmail.com - grupobrujulainternacional@gmail.com
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