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El futuro presidente

JIMENO HERNÁNDEZ. Al Dr. Raimundo Andueza Palacio lo conocen como el predestinado a la Presidencia de la República y se dice que la suerte está enamorada de él...

  • JIMENO JOSÉ HERNÁNDEZ DROULERS

07/09/2018 05:00 am

Al Dr. Raimundo Andueza Palacio lo conocen como el predestinado a la Presidencia de la República y se dice que la suerte está enamorada de él. Es alto y fornido, posee una memoria prodigiosa, sabe manejar los trucos de la retórica y es dueño de una actitud desafiante. 

Estas cualidades resaltan cuando llega a la universidad en Caracas, no demora en convertirse en la voz del cuerpo estudiantil en actos públicos. Su primer discurso en la casa de estudios finaliza al son de aplausos, y alguien allí le dice a un compañero:

-Ese muchacho Raimundo lo tiene todo, algún día va a ser Presidente.- 

Educación, cultura y esfuerzo lo llevan al Congreso Nacional como representante de Guanare, su pueblo natal, y cuando se dirige al foro o responde los mensajes presidenciales del general Antonio Guzmán Blanco, lo hace elocuentemente generando aplauso y rumores en la tribuna. Entonces un anciano senador le comenta a otro: 

-Ese diputado Andueza va a llegar a Presidente. Ya verá usted. Mejor él que ese bárbaro de Crespo que anda acompañado de un brujo y no sabe ni escribir-. 

Su formación académica y nivel cultural superan a los de Juan Pablo Rojas Paúl y el “Ilustre Americano”. El Dr. Raimundo Andueza Palacio es el predestinado a la Presidencia de la República y así lo repiten distintas voces en peñas civiles o cuarteles militares a lo largo del país. 

Es durante el mes febrero del año 1890 que una serie de circunstancias inesperadas convierten los vaticinios de estudiantes y senadores en realidad y finalmente se le abren las puertas soñadas de la Casa Amarilla al predestinado. 

Le ha llegado el turno a don Raimundo y la suerte, su eterna enamorada, le sonríe el mismo año que llega a la magistratura. Desde Paris empiezan a llegar cartas de Antonio Guzmán Blanco que le manifiestan su apoyo. Mientras tanto, Crespo se encuentra ocupado metiéndole ojo a sus hatos entre Guárico y el Caura. Además, el precio del café, principal producto de exportación, se dispara en los mercados internacionales y milagrosamente desaparece la peste de la langosta en los campos de Venezuela. 

La banda presidencial le ha llegado en bandeja de plata al portugueseño y éste sabe cómo disfrutar de los laureles del poder. Es un sibarita cuya única prioridad es gozar de los placeres de la vida, el primero de todos es ser cacique. 

Andueza no se siente cómodo con las formalidades de recibir gente en la oficina de la Casa Amarilla. La sociedad caraqueña se acostumbra a su presencia, la de sus ministros y Estado Mayor, en las instalaciones del Club Venezuela. Un escenario de lujosos salones y jardines coloridos en los que vegetan palmeras, trinitarias y árboles cargados de frutos exóticos. Allí hay una fuente con peces e inmensas jaulas llenas de loros, guacamayas y periquitos. También hay expertos mesoneros que sirven copas en una suntuosa bodega dotada de champaña, los mejores vinos y espirituosos. En el Club Venezuela la vida es más relajada y con la excusa del dominó, el brandy, ron criollo o el tabaco, circulan por sus instalaciones godos y liberales que se sienten más cómodos con esta nueva fórmula de ejercer el gobierno. 

En los brindis presidenciales e informales reuniones nocturnas en sus coloridos patios, se mezclan senadores y diputados con militares, comerciantes, periodistas y la alta sociedad. Al son del ¡salud!, y el chocar de las copas, parecen multiplicarse los amigos del Presidente de la República; cuando se le aproximan negociantes o aventureros, para proponerle alguna idea, éste los rechaza diciendo: 

-Tengo el mejor negocio que es la Tesorería. Yo manejo la cajita de los reales.- 

El mundo de la felicidad dura poco para don Raimundo pues dos años pasan volando y, en un país de dos millones de personas, no existe venezolano lo suficientemente capaz para sucederlo. 

Únicamente confía en dos hombres y ambos se encuentran inhabilitados para el cargo. No puede ser Sebastián Casañas porque es bígamo, tiene dos familias, la primera en su hogar formal en la parroquia de Altagracia y la otra instalada en una hermosa casa frente a la plaza La Candelaria. El arzobispo de Caracas lo amenaza con excomulgarlo si postula a Casañas y ahora no es buen momento para tener una culebra con la Iglesia. Tampoco puede ser Francisco Batalla, pues nació en Puerto Rico y la Constitución no permite que un extranjero llegue a la primera magistratura. La única opción es optar por una reforma constitucional, modificar la -norma normarum- con el objeto que le permita ser reelegido para un nuevo periodo presidencial de cuatro años. 

Semejante iniciativa espantará la suerte para convertirse en el presagio de la caída de su gobierno, aunque intente secuestrar las instituciones el continuismo caerá de una vez por todas. 

El resto es historia. 

Jimenojose.hernandezd@gmail.com
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