La filosofía moderna en la Universidad de Caracas en el siglo XVIII y el Dr. Baltazar de los Reyes Marrero
Antes de recibir el fallo de Consejo de Indias el Dr. Marrero había ya renunciado a su Cátedra de Filosofía y se había radicado como cura de la ciudad de La Guaira, para regresar más tarde a Caracas como Maestrescuela de la Catedral
La llamada Filosofía Moderna siempre estuvo presente en los estudios universitarios de Caracas desde su erección en 1721 y hasta nuestros días. Sin embargo, las Constituciones o Estatutos de la Real y Pontificia Universidad de Caracas, aprobados por el Rey Felipe V en 1727, establecieron una rígida limitación a ceñirse a la enseñanza escolástica y de base aristotélica, pero profesores y alumnos siempre tuvieron espacios y momentos para acceder, pública o privadamente, a los autores de las ciencias filosóficas modernas más cercanas al racionalismo y al estudio de la realidad empírica. Mucha de esta realidad académica se mantuvo vigente hasta 1827, con la aprobación de los estatutos republicanos de la Universidad Central de Venezuela, con la salvedad de que muchos de estos elementos de la Universidad tradicional se mantuvieron vigentes y en práctica hará bien entrado el siglo XIX, aún siendo una institución ya republicana, en el uso de métodos de enseñanza, del Latín, de las ceremonias religiosas y juramentos, así como la tenencia de esclavos en las propiedades rentales de la UCV.
Pero la piedra angular del desarrollo de la Filosofía Moderna en la Universidad de Caracas del siglo XVIII debe ubicarse en la Cátedra de Filosofía regentada por el Dr. Baltazar de los Reyes Marrero, nacido en Caracas el 6 de enero de 1752, hijo de un inmigrante canario, ingresando al Seminario de Santa Rosa como colegial en 1764, a los 12 años, y en la Universidad de Caracas obtuvo los grados de Maestro en Filosofía en 1773, Doctor en Teología en 1774 y Licenciado en Cánones en 1788. Desde 1775 fue profesor de Filosofía en dicha Universidad y desde 1788 ganó por Concurso la Cátedra de Filosofía, caracterizándose siempre por un desempeño inclinado a la reflexión e innovación en los conocimientos que enseñaba, lo cual, obviamente, iba a generar resquemores en algunas mentes atrasadas y limitadas de entendimiento entre alumnos, padres de éstos y algunas autoridades.
Pero la piedra angular del desarrollo de la Filosofía Moderna en la Universidad de Caracas del siglo XVIII debe ubicarse en la Cátedra de Filosofía regentada por el Dr. Baltazar de los Reyes Marrero, nacido en Caracas el 6 de enero de 1752, hijo de un inmigrante canario, ingresando al Seminario de Santa Rosa como colegial en 1764, a los 12 años, y en la Universidad de Caracas obtuvo los grados de Maestro en Filosofía en 1773, Doctor en Teología en 1774 y Licenciado en Cánones en 1788. Desde 1775 fue profesor de Filosofía en dicha Universidad y desde 1788 ganó por Concurso la Cátedra de Filosofía, caracterizándose siempre por un desempeño inclinado a la reflexión e innovación en los conocimientos que enseñaba, lo cual, obviamente, iba a generar resquemores en algunas mentes atrasadas y limitadas de entendimiento entre alumnos, padres de éstos y algunas autoridades.
El “gran pecado” del Dr. Marrero fue dictar en sus clases de Filosofía nociones primarias de matemáticas, álgebra y geometría, como conocimiento preliminar indispensable para el desarrollo de otras carreras como la Medicina, etc. Todo ello basado en criterios como los del Papa Clemente XIV y del propio Rey Carlos III, quien desde 1771 había promulgado para las universidades españolas un Plan de Estudios que incorporaba las matemáticas como enseñanza preliminar a la Física. Igualmente, el Rector de la Universidad de Caracas, el Dr. Agustín de la Torre había aprobado y protegido las innovaciones del Dr. Marrero.
Sin embargo, siempre habrá la mediocridad con poder, y el Dr. Cayetano Montenegro, a raíz de la expulsión de su hijo de la clase de Filosofía por negarse a cumplir con sus tareas, generó un pleito contra el Dr. Marrero y su nuevo método de enseñanza, litigio que cubrió todas las instancias legales desde la propia Universidad, la Real Audiencia y el Consejo de Indias en 1789. Finalmente, la sentencia definitiva emitida en Madrid en 1791, de carácter “salomónica” aprobó que solo los estudiantes que aceptaran voluntariamente la enseñanza de álgebra, matemáticas y geometría debían realizar tales innovaciones, así como que el estudiante José Cayetano Montenegro (el expulsado) podría permanecer cansando Súmulas y Lógica por el método tradicional. El expediente de este juicio puede ser revisado en el Archivo Nacional de Madrid en la Sección Consejos, Legajo No 20.515 y en la obra del Dr. Ildefonso Leal.
Antes de recibir el fallo de Consejo de Indias el Dr. Marrero había ya renunciado a su Cátedra de Filosofía y se había radicado como cura de la ciudad de La Guaira, para regresar más tarde a Caracas como Maestrescuela de la Catedral y Cancelario de la Universidad de Caracas desde 1801, cargo que desempeñó hasta su muerte en 1809. Sin embargo, sus alumnos, como el Dr. Y el Pbro. Francisco Antonio Pimentel, continuaron la enseñanza de la Filosofía moderna, formando a buena parte de los próceres civiles de la independencia como Juan Germán Roscio, José Vicente Unda, Felipe Fermín Paúl, Baltasar Padrón, Andrés Narvartre, etc.
Feliz Navidad, nos despedimos de esta columna hasta el mes de enero de 2025 Dios mediante.
A.N.B. Cronista de la UCV
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