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El Día del Estudiante Universitario: 21 de noviembre

Desde 1810 los estudiantes venezolanos han participado en los procesos políticos más importantes de la vida nacional, incluyendo combates en pro y en contra de la independencia

  • ALBERTO NAVAS

14/11/2024 05:00 am

Pocos universitarios saben el significado político e histórico de esta fecha que representa un punto clave en el proceso de derrocamiento de la dictadura militar del general Marcos Pérez Jiménez, gran protesta estudiantil de los liceos y universidades de Caracas (UCV y UCAB) que representó el primer paso efectivo, el 21 de noviembre de 1957, para que otras entidades civiles y militares intervinieran, poco más tarde, con pasos más contundentes para la fuga definitiva del dictador, el 23 de enero de 1958, en una madrugada luminosa en el avión presidencial estacionado en el aeropuerto de La Carlota de Caracas.
 
Desde 1810 los estudiantes venezolanos han participado en los procesos políticos más importantes de la vida nacional, incluyendo combates en pro y en contra de la independencia. Más tarde, el resto del siglo XIX, nuestros estudiantes protestaron frecuentemente contra los tiranos de las autocracias caudillistas, particularmente contra los gobiernos tiránicos de los generales Guzmán Blanco y Joaquín Crespo, entre otros movimientos con la famosa “Delpiniada” de 1885, que les costó cárceles y persecuciones. De la misma manera, en 1901 los estudiantes de la UCV y buena parte de la población de Caracas se mofaron del nefasto Dictador general Cipriano Castro, en un movimiento denominado “La Sacrada”, que les costó también la cárcel y clausura de la Universidad.

Las protestas eran una especie de carnaval subversivo, dada de la dureza de la represión oficial, cosa que se repitió nuevamente en 1928, con la famosa “Semana del Estudiante”, que se generó contra el régimen del general Juan Vicente Gómez, combinándose con un intento de golpe militar en abril de ese mismo año. De esta generación del 28 surgieron los nuevos líderes modernos civiles de Venezuela, entre quienes muchos llegaron a ser presidentes de la República, como Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Germán Suárez Flamerich, así como destacados dirigentes como Jóvito Villalba, Otero Silva, Joaquín Gabaldón, etc. Este último movimiento, gozó de amplio apoyo popular y logró sacudir las bases del régimen gomecista, que ya se encontraba en crisis de divisiones por la sucesión del viejo y enfermo tirano, que terminó falleciendo en 1935.

Por su parte, la rebelión estudiantil de 1957, contra la dictadura militar perezjimenista, tuvo consecuencias más profundas y complejas, pues la “camarilla” gobernante pasaba por una crisis de pugnas internas, inicio de una crisis fiscal por endeudamientos, las críticas por la reapertura de nuevas concesiones petroleras, la rapacidad de los líderes oficiales empapados de una grosera e impune corrupción administrativa,, el derrumbe de algunos otros dictadores latinoamericanos, como Juan Domingo Perón en Argentina y Rojas Pinilla en Colombia. El malestar popular por el desempleo, la gran cantidad de presos políticos, de exiliados, torturados y asesinados por la policía política “Seguridad Nacional”, hicieron del ambiente político una realidad irrespirable y, allí, aparecieron los estudiantes con la chispa de la rebelión.

Ya desde 1956 los estudiantes del Liceo “Fermín Toro” (mi Liceo) habían intentado una protesta que fue aplastada policialmente. Pero en noviembre de 1957 fue diferente, ya se contaba con una entidad política coordinadora de la lucha contra la dictadura, conocida como la “Junta Patriótica”, compuesta de representantes de todas las tendencias políticas, sociales y sectores militares. Al mismo tiempo, el sistema organizativo de los Liceos y de la Universidad Central de Venezuela integraban una unidad de coordinación de las acciones de protesta política, capaz de movilizar miles de actores (que funcionó hasta los años de 1970), que expresaban y representaban el reclamo de libertades del resto de la sociedad, generando así un amplio respaldo popular, que resonaría hasta los oídos del dictador y del alto mando militar empujándolos el 23 de enero de 1958 a una solución definitiva de la crisis política con el derrocamiento de la tiranía.

Tanto estudiantes de la Universidad Central de Venezuela, como muchos de la Universidad Católica “Andrés Bello” (situada entonces en el centro de Caracas), como la nutrida participación de los liceístas de los planteles: Fermín Toro, Andrés Bello, Razetti, Caracas y la Escuela Normal “Miguel Antonio Caro”, entre otros, sacudieron la ciudad en una protesta generalizada a la que se sumaron factores populares condimentando así el clima de rebelión que comenzaba. El gobierno dictatorial respondió policialmente el 25 de noviembre con el allanamiento de la UCV con agentes de la Seguridad Nacional y policía de Caracas, llenando autobuses de estudiantes presos, bajo protesta del Rector Dr. Emilio Esposito Jiménez, quien tuvo que entrevistarse con el dictador días más tarde.

La cosecha no tardó en llegar, con las rebeliones militares del primero y 23 de enero de 1958, que empujaron al dictador, su familia y amigos, con sus respectivas maletas de dólares, a escapar del país. La democracia política que disfrutamos desde 1958, claro, no sin problemas, pero con progreso, estabilidad y libertades, ya no es tarea solamente de los estudiantes, para conservarlas y defenderlas, aunque ellos siempre irán delante.

ANB Cronista Oficial UCV
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