Gerenciar, coordinar y actuar
Un aspecto que debe enfatizarse en el binomio decisión–ejecución es la observación, descripción y análisis de la situación para decidir y posteriormente actuar y nuevamente evaluar para analizar el impacto de la decisión que se tomó.
La gerencia, la coordinación y la acción tienen aspectos comunes, pero alcances diferentes. Gerenciar implica específicamente el establecimiento de políticas y estrategias, la coordinación es más táctica y operativa, mientras que la acción es fundamentalmente operativa. Lo anterior no significa que la gerencia no pueda involucrarse en los aspectos táctico-operativos o que la coordinación no pueda participar en lo político y estratégico, sino todo lo contrario, deben complementarse, pero cada nivel tiene aspectos más específicos.
La gerencia participa en el establecimiento de políticas, en el proceso de planificación, organización, dirección y control de los recursos de una organización, todo esto enmarcado en la Misión, Visión y Objetivos de la misma, así como también es importante que construya enlaces armónicos entre lo estratégico y lo táctico-operativo. La coordinación está más cercana al nivel operativo y debe desarrollar tareas ejecutadas mediante acciones concretas que puedan ser medibles con indicadores apropiados.
La gerencia participa en el establecimiento de políticas, en el proceso de planificación, organización, dirección y control de los recursos de una organización, todo esto enmarcado en la Misión, Visión y Objetivos de la misma, así como también es importante que construya enlaces armónicos entre lo estratégico y lo táctico-operativo. La coordinación está más cercana al nivel operativo y debe desarrollar tareas ejecutadas mediante acciones concretas que puedan ser medibles con indicadores apropiados.
La fluidez, claridad, precisión y eficacia de la comunicación entre los diferentes niveles jerárquicos de la organización es fundamental, tanto para la gerencia como para la coordinación, lo cual es clave para llevar a cabo en forma exitosa un proceso armónico de toma de decisiones y ejecución de las mismas. Un aspecto que debe enfatizarse en el binomio decisión–ejecución es la observación, descripción y análisis de la situación para decidir y posteriormente actuar y nuevamente evaluar para analizar el impacto de la decisión que se tomó. Este proceso debe hacerse en forma cíclica y continua, de tal forma que sea parte de la cultura organizacional, lo cual evita decisiones emocionales e improvisadas con alta carga de subjetividad y promueve decisiones racionales, planificadas y objetivas.
Algunos errores frecuentes que se cometen en la relación gerencia–coordinación–acción, son los siguientes: No tener definido en forma clara el límite de roles y responsabilidades entre los diferentes niveles jerárquicos, lo cual trae como consecuencia que el gerente se involucre en los aspectos operativos con el consecuente descuido de los compromisos propios de su nivel y por otra parte el nivel de coordinación y acción operativa, no cumple con sus tareas, esperando que las mismas sean realizadas por niveles jerárquicos superiores. Todo esto trae como consecuencia una gestión ineficiente e ineficaz, o sea que no se utilizan de forma óptima los recursos disponibles, con un gran desperdicio de tiempo, dinero y esfuerzo y por otra parte, no se logran los resultados esperados. Otros errores que comúnmente se cometen son: Falta de canales de comunicación claros; ausencia de desarrollo de indicadores adecuados para medir en forma objetiva la situación inicial así como también la resultante de las decisiones llevadas a la práctica y ejecutada; falta de objetivos comunes compartidos; resistencia al cambio y falta de liderazgo efectivo.
Para evitar y corregir los errores señalados, con el consecuente logro de una gestión exitosa, es recomendable y muy importante, establecer en forma clara las obligaciones y tareas de las personas en los diferentes niveles jerárquicos, de tal forma que cada quien haga lo que le corresponda en forma adecuada y oportuna, con el desarrollo de un sistema de evaluación continua y la elaboración de indicadores adecuados que permitan la medición objetiva de los cambios; mejorar los canales de comunicación y desarrollar programas educativos orientados a fomentar un liderazgo efectivo que promueva un cambio constructivo y participativo.
Bartolomé Finizola Celli
ascardio.coordinacion@gmail.com
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