Del fútbol a las olimpiadas: una aproximación filosófica
La filosofía ejercita la mente mediante el razonamiento sistemático, la argumentación y la crítica, mientras que el deporte entrena el cuerpo por medio de la fuerza, la velocidad y la coordinación
La diplomacia mundial del deporte con la Eurocopa en Alemania y la Copa América en Estados Unidos, fueron los acontecimientos más importantes en el fútbol a nivel internacional. Este deporte, donde los actores fundamentales son los pies, el corazón y el cerebro, establece estrategias y tácticas impregnadas de emoción. En estos estadios que se han convertido en los nuevos templos con sus diose, a quienes adoran y admiran las multitudes presentes en el campo de acción y en los múltiples lugares donde los medios de comunicación permiten contemplar y vivir intensamente cada puesta en escena de cada partido, donde los himnos y las banderas singularizan y a la vez universalizan la metáfora del deporte como paradigma de la sociedad.
A nivel continental Europa y América demostraron que, al margen de las guerras, los conflictos y las confrontaciones entre pueblos y naciones, como la que estamos viviendo en estos tiempos, es el caso de Rusia y Ucrania, y en la inestabilidad del Medio Oriente; el fútbol como todos los deportes, permite la confrontación entre adversarios y el ejemplo de cooperación en cada equipo.
A nivel continental Europa y América demostraron que, al margen de las guerras, los conflictos y las confrontaciones entre pueblos y naciones, como la que estamos viviendo en estos tiempos, es el caso de Rusia y Ucrania, y en la inestabilidad del Medio Oriente; el fútbol como todos los deportes, permite la confrontación entre adversarios y el ejemplo de cooperación en cada equipo.
El escritor Albert Camus, afirmaba que “el fútbol fue el mejor aprendizaje de su vida”. La FIFA, y así lo vimos en el pasado encuentro mundial del 2022 en Qatar, agrupa más Estados que las Naciones Unidas. El fútbol sobrepasa fronteras, culturas, religiones e idiomas, su comprensión es absoluta.
En el fútbol encontramos una dimensión filosófica de la vida, tanto personal como en lo social del ser humano. Terminado el fútbol europeo y americano con los triunfos de España y Argentina, ahora el mundo se prepara para seguir con el deporte en los juegos olímpicos de Francia del 26 julio al 11 de agosto. Confluyen en París, estados y naciones civilizaciones, culturas, religiones, sistemas políticos y económicos para buscar la excelencia bajo el criterio de la necesidad de un cuerpo sano y un espíritu de fraternidad en las diferentes categorías deportivas. Estarán presentes los aros tradicionales, los 5 anillos entrelazados como símbolo del Olimpismo en los 5 continentes afirmando los valores deportivos de la búsqueda de la excelencia, desmotivación de respeto y celebración de la amistad. Igualmente estarán en todas las manifestaciones los 6 colores olímpicos: azul, amarillo, negro, verde, rojo y en el fondo blanco. Ya la llama olímpica desde Grecia llegó a París, las múltiples banderas están presentes en la capital de Francia. Los atletas comienzan a llegar, los privilegiados son aquellos que han sobrepasado en cada disciplina deportiva, la marca mínima exigida en cada competencia.
Cerrado el ciclo de fútbol la pasada semana en Alemania y Estados Unidos con la inmensa recepción popular a los héroes de España y Argentina, al esperar en unos días las olimpiadas de Francia, es necesario una reflexión filosófica sobre el deporte, como actividad social que nació desde el comienzo de la vida del ser racional y emocional. La filosofía deportiva es una disciplina de reciente surgimiento con la dimensión ética, estética, política y económica del mismo. Podemos encontrar reflexiones de todos los grandes pensadores tanto el occidente como el oriente y especialmente desde el origen de la filosofía en Grecia con el triángulo de los grandes filósofos Sócrates, Platón y Aristóteles y sus antecesores Heráclito y Parménides.
Los antiguos griegos privilegiaron los combates cuerpo a cuerpo y las competencias de velocidad y resistencia. Roma siguió el mismo ejemplo, Augusto incrementó el deporte con fines políticos y se recuerdan los grandes combates de los Gladiadores, aunque los grandes pensadores como Cicerón y Séneca destacaron la pedagogía implícita del juego y el deporte. Encontramos en filósofos recientes como Ortega y Gasset la afirmación de que el deporte es el que dio origen a la sociedad política, y al Estado, donde lo lúdico y lo bélico se conjugaban; en 1924 publicó su ensayo " origen deportivo del estado" allí toma como referencia la leyenda mitológica Romana, del rapto de las sabinas donde las mujeres fueron quienes finalmente resolvieron la paz, pasado de lo Bélico a lo Lúdico y a la cooperación e integración entre lo adversario. El presidente Nelson Mandela siempre se refirió al papel pacífico del Rugby en la conciliación entre los blancos y negros en Sudáfrica, es interesante leer este capítulo en el libro John Carlin "Playing the Enemy".
La filosofía como el deporte demanda un ejercicio constante y sistemático para mejorar las habilidades y capacidades de quienes la practican. La filosofía ejercita la mente mediante el razonamiento sistemático, la argumentación y la crítica, mientras que el deporte entrena el cuerpo por medio de la fuerza, la velocidad y la coordinación.
En toda la filosofía contemporánea, el deporte se incluye en el principio de la causalidad de la potencia al acto y la dinámica del ser que siempre se está haciendo y perfeccionándose.
Martín Heidegger, consideró que la actividad deportiva es una vía para alcanzar una comprensión más profunda de la existencia humana siempre que se practique de manera auténtica y no como una mera distracción o diversión.
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