Gerencia filantrópica
Uno de los escollos más importante para lograr la sostenibilidad de las organizaciones filantrópicas, es la necesidad de promover modelos que además de filantrópicos sean solventes, o sea que financieramente sean viables
La Real Academia Española define filantropía como “amor al género humano”. Desde el punto de vista etimológico, deriva del griego “filos” y “ánthropos” que se traducen como amor y hombre respectivamente, por lo cual “filantropía” significa amor a la humanidad. La gerencia filantrópica por lo tanto, puede definirse como un modelo de gestión altruista orientado al bien común que genera un impacto positivo en la comunidad.
Un ejemplo mundial de modelo gerencial altruista exitoso es la Cruz Roja, la cual nació como iniciativa de Henry Dunant, quien presenció la batalla de Solferino el 24 de junio de 1859, cuando se enfrentaron los ejércitos francés y piamontés contra el ejército austríaco, cuyo resultado produjo más de 40.000 muertos y miles de heridos al final de la batalla, Dunant ayudado fundamentalmente por mujeres de los pueblos cercanos, se dedicó a la atención de los heridos, sin distinción de nacionalidades. Este hecho motivó a Dunant a escribir el libro “Recuerdos de Solferino” en 1862, en el cual presentó la idea original de un proyecto, que cristalizó en 1863 con la creación del Comité Internacional de la Cruz Roja con participación de otros cuatro ciudadanos suizos. Por esta labor humanitaria Henry Dunant recibió el Premio Nobel de la Paz en 1901. En las décadas siguientes se discutieron los fundamentos conceptuales de la organización, los cuales sentaron las bases para que en 1965 se adoptaran los siguientes principios fundamentales: Humanidad, Imparcialidad, Neutralidad, Independencia, Voluntariado, Unidad y Universalidad, los cuales han servido de inspiración para que diferentes instituciones desarrollen modelos de gestión filantrópica.
Uno de los escollos más importante para lograr la sostenibilidad de las organizaciones filantrópicas, es la necesidad de promover modelos que además de filantrópicos sean solventes, o sea que financieramente sean viables. En general las donaciones pueden ser complementarias desde el punto de vista financiero, pero no suficientes, de ahí que para garantizar el funcionamiento y crecimiento institucional, es indispensable que según sea la característica de la organización, desarrolle un modelo de gestión que garantice el soporte financiero para cumplir el propósito y los objetivos de la organización filantrópica.
Algunas características de las organizaciones filantrópicas son las siguientes: compromiso con la comunidad; prácticas empresariales soportadas en principios y valores compartidos por todos los involucrados, quienes tienen un propósito institucional similar; modelo de gestión orientado a la búsqueda del bien común; el aspecto financiero no es un fin, sino un medio para lograr el cumplimiento de las metas institucionales; alcance universal limitado solo por el objeto de la organización; trabajo voluntario como componente importante de la fuerza laboral, lo cual le da una base sólida y amplia de sustentación a las organizaciones filantrópicas; inclusivas y sin ningún tipo de discriminación; independientes y autónomas para poder brindar un servicio amplio, limitado solo por su capacidad de gestión administrativa y financiera; debe tener transparencia en las prácticas empresariales; es importante que las diferentes organizaciones de tipo filantrópico tengan políticas amplias de fomento de alianzas sinérgicas con otras organizaciones; deben tener flexibilidad administrativa para desarrollar una gestión ágil y en general debe evitar cualquier conducta que pueda dañar a la sociedad o al medio ambiente.
El número de organizaciones filantrópicas que exista en una comunidad determinada es un indicador de desarrollo cívico.
Bartolomé Finizola Celli
ascardio.coordinacion@gmail.com
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