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Ajustando criterios sobre el futuro petrolero venezolano

La sustitución del petróleo por otras fuentes de energía no contaminantes es una amenaza, sigue vigente, pero dicha sustitución va muy retrasada con respecto a las expectativas iniciales

  • JOSÉ ANTONIO GIL YEPES

28/03/2024 05:03 am

Recientemente compartí unas reflexiones sobre el futuro petrolero de nuestro país. El mensaje de ese artículo es que, sumados a nuestros errores, Guyana estaba repuntando aceleradamente como competidor petrolero; lo cual podía compararse a la pérdida de preeminencia de la industria petrolera en México dadas las condiciones hostiles que creó la Revolución Mexicana, concluyendo que Venezuela va quedando fuera de juego en lo petrolero mundial.

Pero recibí una llamada de dos amigos, colegas y exjefes en la PDVSA Azul: Evanán Romero, ex director de PDVSA y fundador del Intevep, y Leopoldo Aguerrevere, ex gerente del CRP, cuyos argumentos me inducen a concluir que, “no es que el autobús pasó y no nos montamos”, sino que “el autobús de las oportunidades petroleras sigue pasando, pero Venezuela sigue sin montarse en él”. Razones: 1. Una política ambivalente con respecto a Estados Unidos y Europa, y muy cercana hacia sus enemigos geopolíticos: Rusia, China e Irán. 2. Aparición de un competidor vecino, Guyana. 3. Una Ley de Hidrocarburos que incluye los impuestos y regalías petroleras mayores del mundo, más del 90%. 4. Una Constitución que exige mantener en manos del Estado el 100% de las acciones de PDVSA. Eso es una quimera ideológica que no funcionaba. De allí la sabia opción del régimen anterior de crear las Asociaciones Estratégicas. Éstas permitían que PDVSA compartiera proyectos con empresas privadas y que estas últimas tuviesen mayoría accionaria y el control de la operación. Esta condición fue cambiada por el gobierno de Hugo Chávez y es la razón por la que Exxon dejó el sector Cerro Negro de la Faja Petrolífera del Orinoco. A las empresas privadas que se mantuvieron en condición minoritaria les fue muy mal, y a la PDVSA Roja también.

¿Puede Venezuela recuperar su posición? Esto depende: 1. Del potencial de crecimiento de la producción y exportaciones de Guyana, 2. De la sustitución de petróleo por fuentes no contaminantes de energía, 3. De las perspectivas petroleras mundiales, y 4. Lo que hagamos nosotros para corregir nuestros errores.

1. El crecimiento de la producción de Guyana está limitado por sus moderadas reservas y su atractivo en el mercado está limitado por altos costos de producción: La mayoría de su petróleo está costa afuera, a más de 1.000 metros de profundidad, y, a partir de allí, hay que empezar a perforar un par de miles de metros más. La ventaja que gana Guyana por tener petróleos más livianos que Venezuela, se reduce en la medida que los petróleos venezolanos son de menor calidad, menor costo de producción y menor precio, con tal y la refinería que los compre estén adaptadas a procesarlos. Por eso, mantener CITGO es clave. Y todavía podemos salvarla. Además, la distancia de Guyana a las refinerías norteamericanas es mucho mayor que desde de Venezuela.

2. La sustitución del petróleo por otras fuentes de energía no contaminantes es una amenaza, sigue vigente, pero dicha sustitución va muy retrasada con respecto a las expectativas iniciales (desde el embargo petrolero de 1973) debido a que el desarrollo de las fuentes alternativas ha sido muy costoso, tanto por la inversión en sí, como porque la facilidad de manejo y el potencial energético de los hidrocarburos son muy altos, lo cual abarata su uso. La invasión de Rusia contra Ucrania colocó a Occidente en la necesidad de no depender de los hidrocarburos rusos y puso de relevancia cuan atrasados van los planes de sustitución del petróleo por fuentes no contaminantes.

3. Entre las perspectivas mundiales petroleras se destacan las proyecciones del Standard Chartered Bank: “la demanda mundial de petróleo llegará a un récord de 103 MMBD en 2024.” La conflictividad que ronda los campos del medio oriente; la gran dependencia que tenía Europa del petróleo y gas rusos; la necesidad de no depender de un proveedor con intereses geopolíticos en conflictos con los de Europa y los Estados Unidos; a lo que se suma que están declinando dos de los tres grandes campos petroleros norteamericanos, el mayor productor del mundo. Es decir, Occidente necesita un suplidor grande, de largo plazo y confiable. Venezuela puede volver a llenar las dos primeras condiciones, pero, para ello necesita inversionistas privados, por lo que necesita recuperar la confianza y, para ello, regresar a condiciones atractivas para la inversión. Guyana está cumpliendo con la tercera condición, pero no puede cumplir con las dos primeras.

4. Si los errores, arriba listados, de nuestra parte pueden son corregidos, Venezuela puede volver a montarse en el autobús petrolero. Esta es la diferencia fundamental a que me condujo la conversación con los dos colegas petroleros: No estamos condenados a salir del juego. Nuestro problema está en que no le estamos poniendo remedio suficiente ni con la debida premura. Por el contrario, estamos, otra vez, bajo la amenaza de sanciones porque la política petrolera se condicionó a lo político electoral y las condiciones electorales no ayudan a eliminar las sanciones, aunque éstas sean inútiles y contraproducentes, hasta para los EE. UU. porque le ceden el país, en “bandeja de plata”, a sus enemigos geopolíticos.

@joseagilyepes 
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