EE.UU. debe cambiar su enfoque de sanciones a la economía venezolana. EEUU es la nación más poderosa del planeta y su influencia es cada vez mayor. Esa retórica de un mundo multipolar no se compagina con la realidad. El mundo es cada vez más unipolar. Mientras más ataques recibe EE.UU. de las naciones BRICS, más crece el impacto mundial de los EE.UU.. Su vuelo hacia la prosperidad traspasa la barrera del sonido, con los mercados de valores y la economía creciendo incesantemente, y muchas veces con el impulso de fuga de capitales y talentos provenientes de los mismos ciudadanos de países BRICS. Los BRICS son más un sindicato de líderes resentidos de países que dependen de EEUU que un verdadero bloque económico funcional. La capitalización de mercado de EEUU es mayor a la del resto de las naciones del mundo sumadas $50 billones); es 5 veces mayor a la de China ($10 billones) y la brecha crece. El PIB de EEUU igualmente crece y la inflación baja, mientras el de China va en declive por su confrontación con EE.UU.. Si se suma las nuevas patentes e innovaciones de Inteligencia Artificial, contar con un sistema financiero que asume riesgos como el de ninguna otra nación, y un sistema político que garantiza alternancia en el poder, entendemos por qué todos los ciudadanos de países BRICS, y del mundo refugian sus patrimonios en los EEUU.

Ya el gobierno bolivariano de Venezuela se ha dado cuenta que los EE.UU. no es un gigante bobo y en declive. Todos los pronósticos que hacían los voceros oficialistas desde el año 2000 sobre un mundo multipolar han desaparecido. Rusia , Irán y China han fracasado como locomotoras de inversiones extranjeras en Venezuela en los últimos 25 años. Todas las industrias que hay en Venezuela son la herencia de EEUU y Europa del siglo XX. Rusia nunca pondrá $1 en Venezuela ya que es un país que no tiene capital para desarrollar su inmensa geografía, se desgasta en guerras con Ucrania por territorios que no necesita y sufre de fuga de capitales. China está suplicando a EEUU que regresen sus inversionistas. Los países árabes e Irán no van a invertir en Venezuela sino en EE.UU. y en sus propios territorios diversificarse. Así que la batalla geopolítica y económica la ganó EEUU por mucho y se esfuma el sueño multipolar y el gobierno bolivariano lo sabe. Ya Venezuela sabe que no puede expropiar a la Exxon sin consecuencias, véase la venganza con el Esequibo. Y el gobierno bolivariano sabe que un bloqueo de EE.UU. no puede ser burlado con los aliados BRICS. Venezuela nunca podrá desarrollarse con sanciones petroleras y financieras de EE.UU.. Así que el gobierno bolivariano sabe que debe respetar a los EE.UU.. También los EEUU debe ser más responsable al aplicar sanciones económicas a Venezuela.

El gobierno bolivariano ha aprendido no solo de geopolítica mundial y que el mundo multipolar es un espejismo, sino también ha aprendido a conducir la economía interna con mayor apertura. Ya sabe el gobierno oficialista que los controles de precios y de cambio no funcionan. Que las expropiaciones y los discursos contra el sector privado son un tiro al pie. Ahora el gobierno bolivariano ha corregido su rumbo y está muy interesado en que regresen las inversiones nacionales e internacionales privadas para rescatar las 400 empresas del estado. Ya incluso el gobierno dejó de imprimir dinero inorgánico para bajar la inflación y evitar la devaluación. No hace aumentos de sueldos, sin procurar antes mayor producción nacional. La apertura a la inversión extranjera para rescatar empresas del estado incluso es un paso clave no solo para aumentar la producción nacional y general empleo, sino también para disminuir la corrupción, para evitar endeudamientos con organismos multilaterales y para estabilizar las variables macroeconómicas. Esto no se logra con préstamos de organismos multilaterales sino con inversión.

Ahora es EEUU quien está equivocado en su política de sanciones al petróleo:
A pesar de todo el aprendizaje del gobierno bolivariano de los últimos 3 años en geopolítica y en economía, la política de sanciones a la producción petrolera y el bloqueo financiero de Venezuela por parte de los EE.UU. no ha cambiado y es el factor que asfixia a la economía venezolana hoy. Su bloqueo económico no ha permitido que los venezolanos disfrutemos de los acertados cambios en políticas económicas que aplica el gobierno desde el 2020. El bloqueo de EEUU impide entrada de divisas, pago de acreedores y aumenta la corrupción vía venta de petróleo en el mercado negro e. intercambio comercial con naciones antagonistas. Las sanciones petroleras además debilitan a Europa en medio de una guerra con Rusia y a la misma democracia venezolana. La pobreza extrema y la desigualdad que genera el bloqueo financiero a Venezuela socavan la participación de los ciudadanos en política y debilitan el apoyo a los principios democráticos.

El gobierno del presidente Biden no debe usar las sanciones al petróleo venezolano para forzar acuerdos y negociaciones políticas entre el oficialismo y la Plataforma Unitaria. EEUU cometió el grave error en el 2018 de imponer sanciones petroleras y bloqueo financiero al sector público y privado venezolano para apoyar la decisión del G4 de abstenerse de participar en las elecciones presidenciales de ese año. No estoy de acuerdo que EE.UU. participe en política interna ni escoja candidatos en Venezuela, pero si lo va a hacer, pues que no haga en el 2024 como lo hizo en el 2018 cuando cometió un grave error. En el 2018, EEUU debió sancionar a los líderes del G4 (hoy Plataforma Unitaria) por debilitar la democracia venezolana cuando decidieron no participar en esas elecciones presidenciales ni en las subsiguientes de gobernadores, alcaldes y diputados. La oposición disidente del G4, al contrario, debiera ser premiada por los EE.UU. por haber fortalecido la democracia venezolana en el 2021 al demostrar en la elección de gobernadores, caso Barinas, que sí se le puede ganar al oficialismo en elecciones democráticas, si se participa, si van unidos y si sustituyen a los candidatos inhabilitados rápidamente. EEUU no debe usar el bloqueo y menos para apoyar complacientemente a la Plataforma Unitaria en el 2024 .