La verdad es que los venezolanos somos unos niños de pecho ante la gran estafa que existe en torno a las asociaciones de condominios en Estados Unidos, sobre todo en el estado de Florida.

Un conocido humorista, “George“, recientemente transmitió una nota de voz de una vecina residente de un edificio de la ciudad de Caracas dirigida al grupo de WhatsApp de su edificio, en horas de la madrugada y que en medio de su estado etílico ponía en su sitio a los miembros de la junta de condominio por no haber reparado el ascensor. Estoy seguro que ese problema está más que resuelto, así resolvemos las cosas nosotros.

Pues bien, en el estado de Florida, donde se “impone el imperio de la ley”, se han creado unas auténticas mafias que se han apoderado de la mayoría de las asociaciones, en una parte de Miami Beach son los rusos los que se hacen del pastel y después por zona operan las nacionalidades.

El modus operandi es tomar el poder e inmediatamente cambian la empresa administradora, se contrata una nueva compañía de seguridad, de valet parking, de mantenimiento, jardinería y aparecen nuevos y desconocidos proveedores. Los más atrevidos le meten mano rápido al contrato de seguro y a los proveedores de cable e Internet. Obviamente se inventan rápidamente las grandes obras de reparaciones.

A partir de ese momento identifican a los pocos propietarios que son duros de roer y los empiezan a complacer con atenciones y regalos. A la chusma, es decir, a todos los que no se involucran en el día a día ni revisan las cuentas, no les hacen caso. Los que entran generan un ambiente de poder para garantizar atornillarse 10 o 15 años al mando, no hay amenazas a las que les teman, los abogados para defenderlos los paga el colectivo.

En el mismo imperio se ven contratos millonarios, comisiones y robo descarado a través de empresas fantasmas; casualmente, los miembros de la junta de condominio tienen sus casas como una tacita de té, lo que “sobra” de la cerámica usada en las áreas comunes aparecen instaladas en ciertos apartamentos, donde también se ven remodelaciones repentinas.

Se dice que el famoso edificio que colapsó en Miami Beach y que dejó a 98 personas fallecidas (varios muy queridos y conocidos), fue por causa de problemas de mantenimiento.

Al final del día, hoy están las familias enlutadas, marcadas para toda la vida, no hay ni un detenido, lo peor es que ya quieren edificar encima de tantos recuerdos, ¡qué asco!

El problema es tan grande que desde hace varios años se está tratando de pasar una ley en Florida para combatir el fraude en las asociaciones de condominio, pero las mafias hacen un lobby tan grande que la misma va al ritmo de Luis Fonsi: “Despacito”.

Ojalá que los hispanos de bien que están llegando a Estados Unidos puedan poner orden y acabar con una casta que tiene en vilo a los propietarios de los inmuebles, a quienes atacan permanentemente con las benditas cuotas extras y con reparaciones extraordinarias que representan un beneficio a muchos de los que hoy profesionalmente se dedican a trabajar en las asociaciones de vecinos supuestamente de manera voluntaria.

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