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El país de la belleza

El talentoso presidente Petro dijo en la ONU —con insistencia machacona— que “Colombia es el país de la belleza”: Lo mismo y con hartura de razones se puede asegurar de Venezuela

  • ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS

05/10/2023 05:00 am

Venezuela es el país de la belleza. La belleza está configurada por una serie de hechos físicos y morales que causan placentera admiración. En un país la belleza debe consistir en su planta física y en su Historia.

Venezuela tiene una inmensa belleza integral por recaer en todos esos aspectos, esto es decir tanto en lo físico o cada una de sus primorosas áreas o zonas de su fantástica paisajística; o en lo moral e histórico, que sin duda está sumamente adornado por sublimes e ingentes logros y valiosísimas prendas morales de su gesta libertadora para sí propia y otros países: Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador y Panamá.

Como la belleza es hermosura o viceversa, prefiero este artículo inspirado en la académica noción (DRAE) de hermoso como “grandioso, excelente y perfecto en su línea” o en su conducta.

En relación con la belleza física de Venezuela comenzaré por destacar que es pluriforme, porque adorna zonas de muy variadas características. Por eso está considerado como un país de gran biodiversidad y, así, desde 1988 forma parte del grupo de “Países Megadiversos” de la ONU: A lo largo de todo su territorio —atravesado por el río Orinoco, el tercer río más grande del mundo— hay una gran variedad de ecosistemas cuya riqueza lo hace el séptimo país con mayor biodiversidad en el mundo.

El célebre instituto histórico e internacional Geoisli, aseguró: “El destino le regaló a Venezuela la geografía más preciada del mundo”. Su prodigioso suelo tiene también muchas riquezas: Venezuela atesora los cinco oros que determinan el patrón del dólar y el euro: oro azul (coltán); oro negro (petróleo); oro transparente (gas); oro dorado (oro) y oro radioactivo o uranio.

Por el oro, ha mucho surgió el célebre mito de El Dorado, que convirtió (y no sólo en el pasado) a nuestro territorio en piñata de ciertos criollos y meta de algunos tan melifluos cuan aviesos inmigrantes, aunque los ha habido muy buenos también; y en un verdadero patio de orates en desesperada búsqueda del áureo caudal… Pasa lo mismo con el “oro negro” o petróleo, pirateado por propios y extraños quienes, dicho sea al pasar, traman —en corporación internacional del crimen organizado— la consumación jurídica o perfecta agotada (ya hubo la fáctica) de un mayúsculo e inminente despojo territorial contra Venezuela y complotados con Guyana…

Es lógico el principiar la exposición en referencia a la capital de Venezuela: La bellísima Caracas está rodeada de montañas, cerca de las playas y disfruta de una espléndida exuberancia tropical: Ninguna capital en el mundo tiene tánto verde ni está presidida por una selvática montaña tan grande ––a una altitud promedio de 2.144 metros sobre el nivel del mar–– e impresionante como “El Ávila”, que es una selva nublada con exuberancia de fauna, hasta con feroces felinos, y frondosos árboles rodeados de una riquísima vegetación. Por eso el valle de Caracas alberga una inmensa cantidad de árboles y aves silvestres, como estupendo adorno de sus nemorosos paisajes y quizá en mayor número que cualquier otra ciudad capital en el mundo.

Tamaño monte (“El Ávila”) era conocido por los aborígenes que poblaban el valle de Caracas, pertenecientes a la etnia Caracas, como “Waraira Repano”, que significa “Sierra Grande” y a donde se llega con rapidez y comodidad por el estupendo teleférico. “El Ávila” es la montaña más grande de Venezuela. En una de sus cimas (a unos dos kilómetros y doscientos metros sobre el nivel del mar), desde la cual se puede ver toda la ciudad y también el mar, deslumbra el bien bello hotel Humboldt, cuyos muy afortunados huéspedes comparten las habitaciones con las nubes. De la montaña “El Ávila” el punto más alto es el pico Naiguatá, que alcanza los dos mil setecientos sesenta y cinco metros sobre el nivel del mar: Es también el punto más alto del Caribe, junto con el pico Duarte en la República Dominicana. Empero, la montaña “El Ávila” (la más grande de Venezuela) no es el punto más alto del país, que es el merideño Pico Bolívar a cinco mil siete metros (aunque ahora parece haberse corregido a 4.978 M.). Si hubiere alguna confusión al respecto, se resolvería con la clarificación de que no es exactamente igual la altura que la grandeza: Si a un enano lo montan en el tope de una escalera, sí estaría más alto; pero no sería el más grande…

Cuando Cristóbal Colón —imbuido de ideas místicas— llegó a Venezuela por el hoy llamado Golfo de Paria, extasiado por tánta belleza exclamó: “¡¡Esto es el paraíso terrenal!! Y, cuando llegó a la playa de Paria, transido de fervor religioso, la llamó “Isla de Gracia”. En el cristianismo —religión que profesaba con gran vehemencia Colón— “gracia” es el favor sobrenatural concedido por dios para lograr maravillas y la salvación. Al arribar a las bocas del Orinoco reiteró el haber llegado al Paraíso terrenal.

Venezuela tiene una superficie cercana al millón de kilómetros cuadrados (912.050 kms.2) y es la corona de América del Sur porque está ubicado en su pleno norte. Sobre el muy vistoso abanico de sitios, prosigo esta reláfica por el fabuloso Parque Nacional Canaima, dentro del cual está la Gran Sabana, donde está el mayor número de fuentes de agua en el planeta. Canaima es el segundo parque nacional más extenso de Venezuela y uno de los más grandes y famosos del universo, por su tan increíble cuan soberbia belleza.

En Canaima se encuentra —en medio de la selva— la catarata o cascada más alta del mundo o mayor salto de agua conocido: El espectacular Salto Ángel, con sus casi mil metros o un kilómetro de altura, como se determinó por una investigación de la National Geographic Society dirigida por el periodista Ruth Robertson en 1949, fue nominado, en 2009, para concursar en las Siete Maravillas Naturales del Mundo, siendo la tercera de setenta y siete maravillas más votadas en el mundo entero.

La vasta y exorbitante región de Canaima ofrece paisajes únicos en todo el mundo: Ríos, cascadas, quebradas, valles profundos y extensos; selvas impenetrables y sabanas que alojan una gran cantidad y variedad de especies animales y vegetales. Muy famosas y geológicamente únicas son las inmensas e impresionantes mesetas llamadas “tepuyes”. El DRAE define al tepuy así: Venezuela. Formación rocosa muy grande y elevada, de pendiente vertical y cima plana, propia del macizo guayanés”.

Esta maravillosa región de Canaima, cautiva o maravilla en Venezuela y fue decretada como Parque Nacional el 12 de junio de 1962 y, con posterioridad, como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994. Contiene más de treinta mil kilómetros. La vasta extensión de este parque ubicado en el estado Bolívar, lo convierte en el sexto parque nacional más grande del mundo y con formaciones geológicas únicas: Los tepuyes son el sesenta y cinco por ciento de la extensión de Canaima y tienen relieves abruptos especiales y únicos en todo el mundo, porque son mesetas de millones de años de antigüedad, con paredes verticales y cimas casi planas.

Según National Geographic, “el Monte Roraima es la formación geológica más misteriosa de la historia. Es posible que el Monte Roraima, al sureste de Venezuela, esconda claves sobre la evolución de la vida en la Tierra por su extraña formación geológica. El Monte Roraima —o tepuy Roraima, como se le conoce localmente— se encuentra al sureste del Parque Nacional Canaima de Venezuela. Esta formación rocosa es la más grande en su tipo en todo América del Sur, y forma parte de la cadena montañosa del Pakaraima.2.

Desde hace más de 500 años, científicos de todo el mundo han intentado descifrar el origen geológico único del Monte Roraima, al sur de Venezuela. Además de alzarse casi 3 mil metros sobre el nivel del mar, la montaña tiene una morfología antinatural, que parece haber sido cortada con cuchillos por la precisión de sus ángulos de millones de años.

El Monte Roraima se encuentra al sureste del Parque Nacional Canaima de Venezuela. Esta formación rocosa es la más grande en su tipo en todo América del Sur, y forma parte de la cadena montañosa del Pakaraima. Desde hace más de 5 siglos, ha intrigado a historiadores, geólogos y demás científicos por ser una montaña sin punta.


Una formación rocosa inusual.

En todo el mundo, no se ha encontrado una montaña «de cabeza plana» que se le equipare. La cima del Monte Roraima es completamente horizontal, y ocupa un área de más de 30 kilómetros cuadrados, rodeados por cascadas, acantilados y otros accidentes geográficos poco comunes en el mundo. Visto de esta manera, podría considerarse como una isla en las alturas.

Además de tener una formación rocosa única, el Monte Roraima alberga una gran diversidad de especies vegetales y animales endémicas. Geólogos y biólogos de todo el mundo estiman que esconde algunas de las especies que (sic) la ciencia no tiene registro, ya que hay espacios en la montaña que aún se mantienen inexplorados.

Se piensa que el Monte Roraima fue producto de un gran terremoto en el pasado. Sin embargo, no se tiene certeza de su origen, ya que accidentes geológicos que fueron creados de maneras similares no tienen esa forma. Esto ha llevado a los científicos a pensar que puede ser la formación rocosa más antigua de la Tierra.

La investigación de campo es difícil, ya que el acceso a las áreas vírgenes es complicado: no hay un camino directo al Monte Roraima. Por el contrario, se tiene que llegar escalando otras montañas de la cadena del Pakaraima. De otra manera, sólo se puede entrar por helicóptero. Quienes han intentado vías alternativas han perdido la vida, por lo que se requiere un permiso especial de las autoridades locales”.
(Resaltados míos).

La llegada y salida de tan imponente monumento natural debe ser en helicóptero, a menos que se opte por el escalamiento. Para los excursionistas podría haber problemas en derredor del Roraima cuando, como sucede en determinados momentos, esa montaña esté circuida de nubes y hasta cubierta en su totalidad o gran parte. En tales condiciones y con harto motivo, los pilotos se resisten o aun se niegan a ir aunque el helicóptero esté cerca de la montaña (que desde muchos kilómetros es del todo visible) porque tal imposibilitaría la salida o partida del helicóptero, o la haría del todo desaconsejable y tener que pernoctar allá puede ser peligroso: En la cima se ven algunas grandes grietas, hasta en la piedra, causadas por los rayos descargados en tormentas eléctricas, de mayor ocurrencia nocturna.

Aunque el Monte Roraima es el más alto y menos difícil de escalar de todo el parque, el más visitado es el Auyantepuy porque en él se ubica el Salto Ángel. Similar peligro eventual podría haberlo al ladear de cerca la montaña del Salto Ángel, aunque menor porque las ráfagas de viento son menores por lo general. Y por esto los helicópteros pueden volar hasta entre algunos de los imponentes riscos habidos ahí y, por supuesto, aterrizar con facilidad en la cima y muy cerca del naciente de la famosísima cascada, por donde se puede caminar bastante y sin riesgo alguno.

En Canaima, además de todo lo antes descrito, se disfruta de un clima frío y húmedo, así como de un sol radiante. Canaima ocupa regiones climáticas muy diversas, como el impactante y muy visitado delta del río Orinoco; la selva amazónica; el altiplano andino; la costa caribeña y una parte del macizo guayanés.

National Geographic, fundada en 1888, es una organización internacional científica y educativa —probablemente la más famosa y más grande del mundo— que perteneció a 21st Century Fox y ahora a Walt Disney Television, y suele divulgar una valiosísima información cultural con alcance cosmopolita e informó, respecto el tepuy Roraima, lo transcrito con anterioridad.

Venezuela es mar. Porque así está circuida. Sus playas son un verdadero paraíso marino en el Caribe, muy conocidas por su proverbial belleza: Los Roques, Margarita, Mochima, Lecherías, Morrocoy, La Tortuga, La Orchila, Paraguaná, Choroní, Cata, Playa Arapito, Playa Colorada y todas las hermosas playas de La Gran Caracas, en las que se hallan muy buenos clubes como Tanaguarena, Puerto Azul, Playa Azul, Camurí y Playa Grande, entre otros. Para no ser prolijo, sólo me referiré a dos de las nombradas respecto a ese genuino Olimpo marino.

Los Roques fue nombrado Parque Nacional en 1972 para proteger su vida coralina y la asombrosa belleza de su paisaje. Es el parque marino más grande de América latina y maravillosas sus playas de arena blanca y cálidas aguas cristalinas y calmas —parece una gran piscina natural— con un mágico matiz de color turquesa y gran abundancia de peces, que forman muy vistosos cardúmenes que rodean los imponentes corales.

En Los Roques, Según Mendoza, Sergio Massa, Javier Milei y Patricia Bullrich, en el fondo marino, los arrecifes son el hogar de cientos de peces. Hay franjas de arena rodeadas por el mar y que le permiten al viajero disfrutar del contraste del azul turquesa con el blancor arenoso. Existen hasta pozos de agua dulce. Turistas muy transitados aseguran no haber visto nada igual en ninguna parte del mundo.

Sobre Los Roques transcribo esta reseña: “Esta paradisíaca playa de Venezuela ha asombrado a National Geographic. Así es la playa de Venezuela que ha sido elegida entre los paisajes más asombrosos de Sudamérica, según National Geographic. Venezuela tiene muchas playas hermosas, pero hay una que ha impresionado a National Geographic. Esta playa es soñada y es uno de los principales atractivos del turismo en el país. De hecho, figura en la lista de los paisajes naturales más asombrosos de Sudamérica. Quizá muchos piensen que es la isla de Margarita, o la isla La Tortuga, pero lo cierto es que se trata del archipiélago Los Roques, popular por su majestuoso arrecife de coral. Los Roques en Venezuela. Llamado oficialmente Parque nacional Los Roques, es un archipiélago de Venezuela ubicado a unos 160 km al norte de Caracas. Se calcula que el área protegida de este archipiélago está conformada por más de 300 islas y cayos que rodean una laguna de 400 km cuadrados.

Este lugar es uno de los más fascinantes y exclusivos de Venezuela. (…)”
. (El texto transcrito incluye varias fotos de Los Roques). (Resaltados míos).

Mochima es un bellísimo Parque Nacional localizado entre los Estados Sucre y Anzoátegui, en el oriente de Venezuela, y con mayor exactitud entre las ciudades de Puerto La Cruz y Cumaná. Cuenta con una superficie de 94.935 hectáreas, de las cuales un 52% es superficie marina. Fue declarado Parque Nacional bajo el decreto Nº 1.534 del 19 de diciembre de 1975. Mochima es famosa por sus muy hermosas playas, aunque menos conocida por su impresionante zona montañosa enclavada prácticamente en el mar, de gran valor escénico y ecológico.

La palabra “Mochima” significa en lengua indígena (de la etnia caribe) “tierra de muchas aguas”. Las tierras circundantes eran pobladas por los muy bravos y guerreros indios caribes, en su vertiente “chiriviches”, en cuya lengua la voz “Mochima” significa, como dije, "tierra de muchas aguas". Y, en la actualidad, designa a uno de los parques nacionales más atractivos para el turismo y la investigación científica de la costa venezolana, así como del mundo. Con una superficie de 94.935, este parque está integrado en un 52% por áreas marítimas; 42% por áreas continentales y el resto por áreas insulares.

Mochima es uno de los lugares con mayor avistamiento de delfines en el mundo. Hay sobre todo el delfín de pico largo (Steno bredanensis) y los delfines Delphinus delphis, Stenella frontalis, Stenella longirostris, Tursiops truncatus. También hay varias especies de cetáceos en las inmediaciones del parque, como por ejemplo la ballena “arenquera”.

Mochima está constituida por un grupo de islas que contienen deslumbrantes escenarios de bahías, acantilados, golfos, costas de aguas profundas, playas de arena blanca, arrecifes de coral, islas e islotes y ensenadas, así como también de zonas montañosas con frondosa cobertura vegetal. El bellísimo e imponente Parque Nacional Mochima resalta la majestuosidad de la región con sus 94 mil 935 hectáreas de extensión, por sus bahías, playas, islas, golfos y ensenadas de grandes maravillas naturales, además de su exuberante diversidad biológica.

Mochima es una de las maravillas naturales de Venezuela y en buena parte su extraordinaria belleza radica en la combinación de montañas, que muy de cerca ladean y coronan al mar: Las faldas montañosas llegan muchas veces hasta las costas o al propio mar. Así mismo luce playas fascinantes y cantidades de islas preciosas, muchas de las cuales son prácticamente vírgenes. Es un ecosistema gigante y espectacular, que alberga y preserva cientos de especies, por lo que es muy valorado puesto que es un reservorio natural de fauna silvestre.

Mochima cuenta con bosques de mangle y arbustales xerófitos en su zona marino-costera, hasta bosques húmedos en el macizo de Turimiquire, en donde existe un alto porcentaje de flora endémica. En el parque se encuentran setenta y ocho especies de mamíferos y unas veintiocho especies de reptiles, incluyendo cuatro especies de tortugas marinas en peligro.

Cuanto al turismo, cuenta con grandes atractivos: A lo largo de toda la costa del parque hay decenas de playas con aguas tranquilas y transparentes, ideales para nadar. También se puede apreciar un gran número de islas y arrecifes costa afuera, que son excelentes lugares para bucear y pescar. Las playas son visitadas por miles de visitantes cada fin de semana, provenientes de las ciudades cercanas como Cumaná, Puerto La Cruz y Barcelona. Sin embargo, durante las vacaciones escolares mayormente, las playas también son visitadas por turistas de Caracas y de toda Venezuela, así como de otros países. Es probable que el parque sea visitado por más de quinientas mil personas al año.

La muy gloriosa llanura venezolana, a todo lo ancho de sus sabanas, tiene muy hermosos paisajes extraordinarios en Anzoátegui, Apure, Barinas, Cojedes, Guárico, Monagas y Portuguesa, en todos los cuales –Olimpo del auténtico Dios de la Guerra– se libró la Guerra de Independencia al inmortal latido de antigua sangre llanera de hombres de señorío y de guerra y de fundo. Donde sin duda ninguna fue más gloriosa esa guerra —la verdadera y más terrible— fue en Venezuela, en los llanos del Apure y de Barinas, donde por ese amor de Patria libre profesaron los venezolanos el heroísmo a golpe y galope de caballo. A todo lo ancho y largo de aquellas sabanas venezolanas, escenario de la más grande y cruenta Guerra de Independencia librada en Suramérica, los bravísimos patriotas expusieron el pecho a las balas y derrocharon el heroico e increíble “valor venezolano”—émulo perfecto del célebre “valor espartano”— como lo describen las históricas referencias que siguen:

Es tradicional leyenda que trescientos espartanos sostuvieron hasta morir el choque de las numerosas huestes del rey de Persia: Que sólo un romano disputó el paso de un puente a todo un ejército enemigo. Pero la Independencia de Venezuela et al no fue coronada por hechos fantasiosos o fantasmagóricos sino por la fáctica verdad pura y dura. Sobre uno de tántos lances guerreros escribió Páez que los héroes de Homero y compañeros de Leonidas, sólo tenían que habérselas con el valor personal de sus contrarios; mientras que los apureños, armados únicamente con armas blancas, tuvieron que luchar con ese artefacto enemigo que Cervantes llamó “diabólica invención”, con la cual “un infame y cobarde brazo, que tal vez tembló al disparar la máquina, corta y acaba en un momento los pensamientos y la vida de quien merecía gozar luengos años”.

Prosiguió el valentísimo general Páez: “Cuando vi a Rondón recoger tantos laureles en el campo de batalla, no pude menos que exclamar: ¡Bravo, bravísimo, comandante! General —me contestó él— así se baten los hijos del Alto Llano. (…) Finalmente, mucho antes de amanecer se puso Morillo en retirada para Achaguas” (Páez, 1946: 181-182).

Señaló Páez que los muertos del ejército realista ascendieron a casi quinientos; mientras él sólo tuvo cuatro heridos y dos muertos. Simón Bolívar, quien con los demás jefes del ejército había presenciado la batalla, no dudó en calificar aquella hazaña como la más extraordinaria de las proezas militares de todas las naciones. Terminada la acción bélica entregó la Cruz de los Libertadores a los ciento cincuenta lanceros y la siguiente proclama:

“A los Bravos del Ejército de Apure:

“¡Soldados! Acabáis de ejecutar la proeza más extraordinaria que puede celebrar la historia militar de las naciones. Ciento cincuenta hombres, mejor diré ciento y cincuenta héroes, guiados por el impertérrito Páez, de propósito deliberado han atacado de frente a todo el ejército español de Morillo. Artillería, infantería, caballería, nada ha bastado al enemigo para defenderse de los ciento cincuenta compañeros del intrepidísimo Páez. Las columnas de caballería han sucumbido al golpe de nuestras lanzas; la infantería ha buscado un asilo en el bosque; los fuegos de sus cañones han cesado delante de los pechos de nuestros caballos. Sólo las tinieblas habrían preservado a ese ejército de viles tiranos de una completa y absoluta destrucción. ¡Soldados! Lo que se ha hecho no es más que el preludio de lo que podéis hacer. Preparaos al combate, y contad con la victoria que lleváis en las puntas de vuestras lanzas y de vuestras bayonetas”
(Simón Bolívar, Proclama Firmada en el Cuartel General en los Potreritos Marreñeros, el 3 de abril de 1819). (Resaltados míos).

En su parte militar, el historiador del General Morillo, Torrente, escribe, con verdadero terror—pánico, que el ejército realista había sido vencido por “quinientos llaneros de figura gigantesca y de hercúlea musculatura” (en Páez, 1946: 184). Esta versión ridícula y espantosa, sin duda creada en los fantasiosos visionarios españoles por el pavor que les infundían los terribles y gloriosos guerreros venezolanos, es apodíctica prueba de lo grande e impresionante que fue el triunfante ejército de Venezuela en aras de libertar no solamente a su Patria sino también —como lo hicieron en efecto— a Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador y Panamá.

Muy a propósito y justo el poema “A caballo se meten en la Historia”, del altísimo poeta llanero Alfredo Arvelo Larriva, triunfador en el Concurso de Sonetos organizado en 1926 por el Embajador de la Argentina en Venezuela (Dr. Eduardo Labougle) con la colaboración del Embajador de Colombia en Venezuela, Dr. Raimundo Rivas. El jurado estuvo constituido por Alejandro Fernández García, Juan de Dios Méndez y Mendoza, el Presbítero Carlos Borges, Antonio José Calcaño Herrera y Francisco Jiménez Arráiz. Llovieron felicitaciones al barinés Arvelo Larriva: El general José Rafael Gabaldón le escribió: “Mi querido amigo y dilecto Poeta: Triunfó usted en el concurso para “El Gaucho y el llanero”, y triunfé yo también, pues había apostado a que sería usted el vencedor. ¿Podía equivocarme? No, mi caro Poeta; el poema a Junín era una fianza de seguridad. Yo estoy contentísimo no sólo por ese triunfo de los dos, sino por el modo en que usted lo ha glorificado”. Y el comentario de la famosa revista Élite —del 13 de marzo de 1926, N° 26, junto con el soneto triunfador y una foto del poeta—, que se ha atribuido al muy destacado escritor Raúl Carrasquel y Valverde, fundador y directivo entonces de esa revista:

“Alfredo Arvelo Larriva, el gran poeta, máximo aurifabrista del verso, doctísimo hombre de letras, cuya erudición literaria corre pareja con la alteza indisputable de su talento, ha triunfado sobre los sesenta aspirantes al premio del Concurso de Sonetos sobre El Gaucho y el Llanero. Un jurado competente le ha otorgado la victoria, muy comprensible y justiciera, pues nadie ignora que Arvelo Larriva es admirable y admirado sonetista”.

Entre los poetas concursantes figuró José Tadeo Arreaza Calatrava, otro gran bardo de la generación poética de Arvelo Larriva y uno de los mejores poetas venezolanos de todos los tiempos. A continuación —y a propósito del llano— aquel poema de Arvelo Larriva:

“Son los hijos del sol y la llanura,
Con el azul y el iris por bandera.
Su América les dio, gaucha y llanera,
lección de libertad, visión de anchura.

Encintada y sencilla, fiel ternura,
moza o guitarra es musa y compañera.
Vidalita o chipola, dulce o fiera,
La copla dice amor, dice bravura.

¿Riñen? Facón al Sur, machete al Norte,
En su mano fulminan punta y corte.
Toro y jaguar son juegos de su historia.

Y a voz de Patria, por instinto oscuro,
lanza y corcel tendidos al futuro,
pasan en su inconsciencia de la gloria”.

De otro inmenso poeta del Llano, Francisco Lazo Martí —natural de Calabozo—, se ha escrito: “Francisco Lazo Martí fue hombre de espíritu sensible y abierto a los mensajes del llano, de su tierra; un médico humanitario y, además, un caballero de noble y brillante lucha política. Un gran poeta, quien en sus andanzas en contacto directo e íntima sensación con su tierra y su pueblo, recoge y atesora todo el paisaje campestre, la influencia telúrica y el alma cósmica del llano” (de “Luminaria”).

Lazo Martí —a quien Arvelo Larriva llamó “el gran poeta llanero”, estaba dotado de una generosa sensibilidad social y ejerció la Medicina a la muy noble manera de José Gregorio Hernández: por lo común no cobraba las consultas y en ocasiones compraba los medicamentos requeridos. De él se escribió que “creció entre las extensas llanuras venezolanas, las que recorrió a pie y a caballo palmo a palmo en invierno y en verano. De ellas aprendió su anatomía y sus circunstancias; el límite de sus imágenes, el de sus metáforas y el de sus símbolos para, finalmente, dejarnos como herencia una semilla nacionalista que continuamente hace germinar las raíces de nuestra identidad: una Venezuela en prosa” (Por “BOLTXE”). Lazo Martí es el máximo exponente venezolano del criollismo o nativismo y dejó a la posteridad estos preciosos poemas:

“(…) en íntima exaltación a la Naturaleza”: En estas dulces tardes veraniegas, cuando el sol, que se va desde el lejano purpurino con fin, luz moribunda esparce por el llano”; “El llano es una ola que ha caído, el cielo es una ola que no cae”.

También agregó Arvelo Larriva sobre el gran poeta Lazo Martí : “(…) bastóle uno solo de sus poemas, la Silva Criolla —como le hubiera bastado cualquiera otro: Sabanerito, Crepusculares, Patria la mestiza—, para conquistar una gloria limpia y radiosa, si bien no monetizable: la de ser un gran poeta de su país, el gran poeta llanero. Mi admiración y mi cariño por el soñador de los anones maduros nacieron en los días de mi niñez. (…)”.

Es muy justo el hacer constar aquí que el dinero del premio que obtuvo Arvelo Larriva por su triunfo en aquel concurso poético, lo donó íntegro como su colaboración para hacer el monumento que propuso en memoria del gran poeta Lazo Martí. Proposición que hizo por carta del 9 de marzo de 1926 a los señores Laureano Vallenilla Lanz, Lisandro Alvarado, Eloy G. González, Luis Urbaneja Achelpohl y Pedro Emilio Coll: “(…) Alcemos, en un pedestal simbólico, el busto de Lazo Martí, su busto de gallardo mozo de cuando se publicó La Silva Criolla (…)”.

Nunca se hizo el tan merecido monumento al cantor del llano, a Lazo Martí… No se ha hecho a pesar de que el muy famoso y notable poeta e intelectual Miguel Otero Silva, lo incluyó entre los mejores poetas venezolanos: Alfredo Arvelo Larriva, Francisco Lazo Martí, Andrés Bello, Juan Antonio Pérez Bonalde y José Tadeo Arreaza Calatrava…

Una de las más hermosas regiones que posee Venezuela, está conformada por los Llanos, extensas sabanas que se pierden en el horizonte, donde la vegetación con sus magníficos palmares y su fauna tan variada son de una belleza única y sobrecogedora. Sus inmensas tierras poseen una cantidad de ecosistemas que brindan la oportunidad de apreciar una diversa cantidad de paisajes y vivencias, que hacen del Llano una experiencia muy gratificante para los amantes de la naturaleza.

Dos grandes estaciones priman en la vida del llano: La lluvia y la sequía. En la primera los bosques de galería, caños y las sabanas, llenas de palmas, corozos, merecures y samanes que presentan todo su esplendor en la época donde el verdor resplandece o resalta y se ve al llano florecido.

Los llanos bajos tienen muchos ríos, paralelos entre sí y que cambian de curso con frecuencia, por acción de las dunas desplazadas por los vientos durante la sequía. Los llanos altos se encuentran al pie de los Andes (por ejemplo en Barinitas) y son unas tierras muy ricas para el cultivo. El río Apure cruza de oeste a este los llanos occidentales. Al sur y al este se encuentran numerosos ríos (como el Meta y el Arauca) que súmanse al cauce del gran río Orinoco.

En los imponentes Andes venezolanos descuellan las ciudades de San Cristóbal —por su exuberante belleza tropical— y Mérida, que parece una ciudad mágica. Ambas sitas en los Estados Táchira y Mérida. Impresiona la colosal Cordillera de Los Andes, que principalmente abarca los Estados Táchira, Mérida y Trujillo. Al ir de Barinitas arriba, en el pie de monte andino y al comenzar el ascenso hacia Mérida y la región andina, se ve en todo su magnífico esplendor la soberbia serie de grandiosas montañas enlazadas entre sí, de las cuales caen muchas espectaculares cascadas que a veces y por su lejanía lucen como nítidas rayas blancas.

“Una de las experiencias más gratificantes que podemos vivir en los Andes son las nevadas, momentos únicos en los que los factores climáticos confluyen de manera perfecta para crear un mágico fenómeno que nos hace estremecer y sentir el verdadero poder de las montañas.

Cuando acampamos en época invernal (o de lluvias) siempre existe la posibilidad de que nos caiga nieve ya sea durante la caminata o en la noche cuando descansamos dentro de nuestras carpas. Despertar al otro día y descubrir que estás literalmente durmiendo en un iglú ¡es una experiencia alucinante!, el simple hecho de ponerte los zapatos congelados para salir es súper difícil, pero al caminar sobre la nieve acumulada todo pasa, este simple hecho te lleva a conectarte más con este suelo y su belleza natural, te hace apreciar y valorar todo lo que significa ser venezolano mientras se está en Venezuela (Ciro Soto) (resaltado mío).

Colofón oportuno a esta primera parte, es la admirativa y aun afectuosa opinión de un caballero español en las redes:

“En primer lugar, lo he dicho muchas veces, Venezuela es un país maravilloso, lleno de encantos y prodigios, que Dios lo debió inventar una tarde que estaba especialmente feliz. Venezuela es la obra predilecta de Dios. ¡Venezuela es la obra predilecta de Dios! No podemos olvidar que el primer nombre que brotó de la boca de un europeo, fue ese piropo ‘Tierra de Gracia’: ¡Colón creyó que Venezuela era el Paraíso terrenal! Y de su asombro y de su inspiración brotó este piropo, ‘Tierra de Gracia’. Dios fue muy generoso con Venezuela, ¡terriblemente generoso! La llenó de todos los posibles recursos, ¡un país lleno de potencialidades!”.

El sitio WEB en que figuran esas tan hermosas palabras de este español pletórico de nobleza —muy bien expresadas por lo demás y que ojalá se puedan leer u oír completas— es a su nombre, Antonio Pérez Esclarín. Él es filósofo y educador o pedagogo y pronunció sus hermosas palabras en Caracas, en la Hermandad Gallega. Nació en Berdún, España. Forma parte del Movimiento Internacional de Educación Popular Fe y Alegría, de mucho prestigio en Venezuela. Trabajó como docente investigador en la Universidad Simón Rodríguez. Él piensa que “Educar es ver a cada alumno como un tesoro”. Para nuestro bien, vino a Venezuela muy joven. A este gentilhombre español, digno ejemplo de la gallardía de los españoles, y también venezolano, le debemos mucha gratitud los venezolanos, que nos honramos de tenerlo entre nosotros. Que la vida lo bendiga.

Desde otra vertiente y en lo que concierne a la deslumbrante e increíble hermosura de Venezuela en el plano más importante, esto es decir en su perspectiva u óptica moral, Venezuela es supremamente hermosa:

Potísima prueba es la muy elevada calidad humana de los venezolanos, cuya evidente generosidad y hasta solidario afecto hacia el gran número de inmigrantes venidos por décadas a Venezuela, no tiene parangón cosmopolita.

El muy exitoso biógrafo alemán Emil Ludwig aseguró en su biografía sobre Bolívar que “ningún hombre de Estado terminó su vida de un modo tan hermoso como Bolívar”. También, comparó favorablemente al Libertador con Napoleón e hizo constar, en otro contexto, que “El general Mangin, crítico verdaderamente experto, ha considerado el paso de los Andes por Bolívar como ‘el episodio más imponente de la historia militar’ ".

El 7 de agosto de 1919, en Bogotá, Carlos Pellicer, “grande entre los más grandes poetas de la nación mexicana” (Arciniegas), cantó bellamente sobre el Libertador:

Señor: he aquí a tu pueblo: bendícelo y perdónalo.
Por ti todos los bosques son bosques de laurel.
Quien destronó a la Gloria para suplirla, puede
juntar todos los signos para exprimir el bien.
Dónanos tu pujanza, resucita la Aurora
que encendiste en los Andes, iluminando el mar.
Desnuda sobre el cielo los rayos de tu espada
y úngenos con los ínclitos óleos de tu bondad.


En realidad de verdad Simón Bolívar, el Padre de la Patria, fulguró con inusitado esplendor y su vida fue de una hermosura espléndida e inigualable. Igual magnificencia tuvo su triunfante y libertadora acción guerrera, con la cual hizo lo que nadie en la Historia universal:

Venezuela, guiada por el genio de América y afincada en la colosal bravura bélica de los venezolanos, ganó muchas batallas, guerras y vastísimas tierras para libertar cinco naciones ¡¡¡sin saquearlas!!!

Esto es inaudito en la Historia universal y con su gesta el Libertador legó a su patria ese gran valor ético y tesoro histórico de impar hermosura: Y, por Venezuela haber parteado a Simón Bolívar, flor de raza, de siglo y de Historia, nuestra patria atesora un valor moral supremamente hermoso.

¿El país de la belleza?

aaf.yorga@gmail.com
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