Origen y clausura de la Universidad del Zulia
La tiranía del general Cipriano Castro fue modelo ejemplar de este liderazgo negativo, que asoló a Venezuela entre 1899 y 1908 y la Universidad del Zulia, de mi ancestral Maracaibo, fue su víctima preferida
Venezuela atravesó, entre 1870 y 1935, una secuencia de regímenes Tiránicos, caracterizados por lo que Jean Ziegler denominaba; “la configuración del Estado como aparato de violencia”. Una monstruosidad política que nuestro profesor Manuel Caballero llamó acertadamente la “Tiranía Liberal”, en tales sistemas, profundamente corruptos y oligocráticos la Dictadura clásica aparecía como un mal menor, se trata más bien de una perversión aberrada de la política, muy autocentrada en la toma de decisiones políticas y económicas, y aunque se concretan algunas mejoras modernizadoras en la estructura física del país, el resguardo de la estructura del poder interno y de sus conexiones con el capital expansivo externo, impuso un férreo control de toda actividad política alcanzando una relativa “Paz”, garantizada por las cárceles, la tortura, el exilio, la censura y el asesinato político de los disidentes.
Tales sistemas perversos, se caracterizan por autodenominarse como: liberales, restauradores, rehabilitadores, progresistas, modernizadores, civilizadores e, inclusive, como lo refirió Vallenilla, como un “Cesarismo Democrático”. Lo que parece una contradicción lógica, pero que es en realidad una verdad histórica desde tiempos de la Dictadura Vitalicia de Julio César en el siglo I a.c., que poseía como muchos regímenes de este tipo, un amplio apoyo popular. En América Latina aún sufrimos las consecuencias de estas perversidades políticas, un legado que, sin ser de derechas o de izquierdas (ambos términos caducos ya), nos hablan de una historia estructural que se proyecta hasta nuestros días, con algunos momentos gloriosos de libertades democráticas pasajeras.
En esta aberrada continuidad histórica de Venezuela desde el siglo XIX, la Universidad y los universitarios han sido el principal enemigo permanente de los tiranos de turno. Otros oponentes, como la iglesia, los caudillos y líderes civilistas, también han sufrido los desmanes del hiperautoritarismo, pero no con la misma constancia que los universitarios, quienes ponen siempre los muertos, presos, exiliados y perseguidos con mayor frecuencia. En este sentido, la tiranía del general Cipriano Castro fue modelo ejemplar de este liderazgo negativo, que asoló a Venezuela entre 1899 y 1908 y la Universidad del Zulia, de mi ancestral Maracaibo, fue su víctima preferida. Igual destino sufrió la Universidad de Valencia, ambas instituciones cerradas por la ignorancia predominante de un régimen perverso.
Ya existentes desde el siglo XVIII las Universidades de Caracas y Mérida, la Universidad del Zulia fue la tercera más antigua de Venezuela, surgida el 11 de septiembre de 1891, bajo el gobierno civil del Dr. Raimundo Andueza Palacio, en una vieja casona de Maracaibo, contando con las facultades de Medicina, Ciencias políticas, Ciencias eclesiásticas y Ciencias filosóficas, alcanzando rápidamente la cifra de 400 estudiantes. Siendo su primer Rector el Dr. Francisco Ochoa y Vicerrector al Dr. Pedro Luengo. Después del triunfo de la Revolución Legalista encabezada por el general Joaquín Crespo, quien, pese a su condición de caudillo liberal amarillo, contaba con una visión mas abierta que sus antecesores y, en consecuencia, favoreció el desarrollo de las actividades de la nueva Universidad zuliana.
Esta superación de la Universidad del Zulia se evidenció principalmente bajo el rectorado del Dr. Francisco Eugenio Bustamante Urdaneta (descendiente del prócer Rafael Urdaneta) Dr. en Medicina en UCV y París, quien ejerció el cargo rectoral entre 1897 y 1900, desplegando avances notables, verificados en la electrificación de la sede de la Universidad, dotación de cátedras médicas, científicas y filosóficas, laboratorios, dotación de la Biblioteca Universitaria (2.500 libros) y creación del periódico “La Universidad del Zulia”, formándose, de hecho un importante círculo de intelectuales marabinos de visión progresista y científica, que no sería bien visto luego de la muerte del Gral. Crespo en 1898 por sectores conservadores y, mucho menos, por el triunfo en 1899 de la retrógrada Revolución Liberal Restauradora acaudillada por el primitivo Gral. Cipriano Castro, incapaz de entender lo que era la vida y la importancia del mundo universitario.
Bajo la presión oficial el Rector Bustamante Urdaneta renunció al rectorado en enero de 1900 y fue sustituido por el Dr. López Baralt, pero la resistencia zuliana se acrecentó y fue reprimida militarmente por el gobierno de Castro. Siendo ministro de Instrucción el escritor Eduardo Blanco, la Tiranía ignara de Cipriano recurrió a la clausura de la Universidad del Zulia con la Ley de 1904, cuando se determinó que existirían solamente dos universidades en Caracas y Mérida. Las protestas fueron acalladas con cárcel y persecución. Hasta un escrito dirigido a Castro por el Gral. Teodosio Blanco Mariño (mi bisabuelo), protestando por el cierre de la Universidad zuliana, le costó años de prisión en el castillo de San Carlos, donde adquirió tuberculosis y murió el 18 de octubre de 1914, ya en libertad para morir “libre” bajo la siguiente tiranía que duró hasta 1935.
La “maldad hecha régimen” por el Gral. Castro, mientras bebía brandy en sus orgiásticas fiestas presidenciales, hizo mucho daño a las familias zulianas, tanto por despojarlas de su Universidad, como por el sufrimiento de las prisiones y muertes causados por esa mezquindad política aferrada al poder a cualquier costo. Algunos pocos estudiantes contaron con la suerte de poder trasladarse a Caracas, como fue el caso del escritor y médico Jesús Semprún y de mi tío-abuelo Luis Adrianza Luzardo, quienes pudieron graduarse en la Universidad Central de Venezuela como Doctores en Ciencias Médicas en 1905, como consta en el Archivo Universitario de la UCV. Los estudiantes más pobres y muchos de los profesores originarios sucumbieron en la historia del Zulia bajo el peso de la maldición autocrática. Eso fue el malvado de Cipriano Castro, el tiempo no ha logrado borrar el dolor.
ANB Cronista UCV.
Tales sistemas perversos, se caracterizan por autodenominarse como: liberales, restauradores, rehabilitadores, progresistas, modernizadores, civilizadores e, inclusive, como lo refirió Vallenilla, como un “Cesarismo Democrático”. Lo que parece una contradicción lógica, pero que es en realidad una verdad histórica desde tiempos de la Dictadura Vitalicia de Julio César en el siglo I a.c., que poseía como muchos regímenes de este tipo, un amplio apoyo popular. En América Latina aún sufrimos las consecuencias de estas perversidades políticas, un legado que, sin ser de derechas o de izquierdas (ambos términos caducos ya), nos hablan de una historia estructural que se proyecta hasta nuestros días, con algunos momentos gloriosos de libertades democráticas pasajeras.
En esta aberrada continuidad histórica de Venezuela desde el siglo XIX, la Universidad y los universitarios han sido el principal enemigo permanente de los tiranos de turno. Otros oponentes, como la iglesia, los caudillos y líderes civilistas, también han sufrido los desmanes del hiperautoritarismo, pero no con la misma constancia que los universitarios, quienes ponen siempre los muertos, presos, exiliados y perseguidos con mayor frecuencia. En este sentido, la tiranía del general Cipriano Castro fue modelo ejemplar de este liderazgo negativo, que asoló a Venezuela entre 1899 y 1908 y la Universidad del Zulia, de mi ancestral Maracaibo, fue su víctima preferida. Igual destino sufrió la Universidad de Valencia, ambas instituciones cerradas por la ignorancia predominante de un régimen perverso.
Ya existentes desde el siglo XVIII las Universidades de Caracas y Mérida, la Universidad del Zulia fue la tercera más antigua de Venezuela, surgida el 11 de septiembre de 1891, bajo el gobierno civil del Dr. Raimundo Andueza Palacio, en una vieja casona de Maracaibo, contando con las facultades de Medicina, Ciencias políticas, Ciencias eclesiásticas y Ciencias filosóficas, alcanzando rápidamente la cifra de 400 estudiantes. Siendo su primer Rector el Dr. Francisco Ochoa y Vicerrector al Dr. Pedro Luengo. Después del triunfo de la Revolución Legalista encabezada por el general Joaquín Crespo, quien, pese a su condición de caudillo liberal amarillo, contaba con una visión mas abierta que sus antecesores y, en consecuencia, favoreció el desarrollo de las actividades de la nueva Universidad zuliana.
Esta superación de la Universidad del Zulia se evidenció principalmente bajo el rectorado del Dr. Francisco Eugenio Bustamante Urdaneta (descendiente del prócer Rafael Urdaneta) Dr. en Medicina en UCV y París, quien ejerció el cargo rectoral entre 1897 y 1900, desplegando avances notables, verificados en la electrificación de la sede de la Universidad, dotación de cátedras médicas, científicas y filosóficas, laboratorios, dotación de la Biblioteca Universitaria (2.500 libros) y creación del periódico “La Universidad del Zulia”, formándose, de hecho un importante círculo de intelectuales marabinos de visión progresista y científica, que no sería bien visto luego de la muerte del Gral. Crespo en 1898 por sectores conservadores y, mucho menos, por el triunfo en 1899 de la retrógrada Revolución Liberal Restauradora acaudillada por el primitivo Gral. Cipriano Castro, incapaz de entender lo que era la vida y la importancia del mundo universitario.
Bajo la presión oficial el Rector Bustamante Urdaneta renunció al rectorado en enero de 1900 y fue sustituido por el Dr. López Baralt, pero la resistencia zuliana se acrecentó y fue reprimida militarmente por el gobierno de Castro. Siendo ministro de Instrucción el escritor Eduardo Blanco, la Tiranía ignara de Cipriano recurrió a la clausura de la Universidad del Zulia con la Ley de 1904, cuando se determinó que existirían solamente dos universidades en Caracas y Mérida. Las protestas fueron acalladas con cárcel y persecución. Hasta un escrito dirigido a Castro por el Gral. Teodosio Blanco Mariño (mi bisabuelo), protestando por el cierre de la Universidad zuliana, le costó años de prisión en el castillo de San Carlos, donde adquirió tuberculosis y murió el 18 de octubre de 1914, ya en libertad para morir “libre” bajo la siguiente tiranía que duró hasta 1935.
La “maldad hecha régimen” por el Gral. Castro, mientras bebía brandy en sus orgiásticas fiestas presidenciales, hizo mucho daño a las familias zulianas, tanto por despojarlas de su Universidad, como por el sufrimiento de las prisiones y muertes causados por esa mezquindad política aferrada al poder a cualquier costo. Algunos pocos estudiantes contaron con la suerte de poder trasladarse a Caracas, como fue el caso del escritor y médico Jesús Semprún y de mi tío-abuelo Luis Adrianza Luzardo, quienes pudieron graduarse en la Universidad Central de Venezuela como Doctores en Ciencias Médicas en 1905, como consta en el Archivo Universitario de la UCV. Los estudiantes más pobres y muchos de los profesores originarios sucumbieron en la historia del Zulia bajo el peso de la maldición autocrática. Eso fue el malvado de Cipriano Castro, el tiempo no ha logrado borrar el dolor.
ANB Cronista UCV.
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