Transformar lo aparentemente imposible en factible, es un reto de la gerencia innovadora. Es interesante recordar el caso del corredor británico Roger Bannister, quien en 1954 estableció un nuevo record mundial de velocidad de una milla (1609 metros), al correrla en menos de 4 minutos, lo cual se consideraba que no era posible desde el punto de vista de fisiología humana, ya que desde la década de los años cuarenta varios velocistas habían fallado al intentar bajar el tiempo en menos de 4 minutos. Bannister con un plan de entrenamiento original que consistió en ejercicios relativamente cortos e intensos, logró por una parte derrumbar la barrera mental de la imposibilidad y luego la barrera física del tiempo de 4 minutos, al finalizar el recorrido en 3:59.4. En otras palabras algo aparentemente imposible, lo hizo factible. Es interesante destacar que en menos de siete semanas después de la hazaña de Bannister, el australiano John Landy hizo la distancia de una milla en 3:58.0 minutos y posteriormente el atleta neozelandés John Walker, fue el primero en correr cien carreras de una milla en menos de 4 minutos, el estadounidense Steve Scott ha realizado 136 carreras por debajo de 4 minutos y el record actual pertenece al marroquí Hicham el Guerrouj con una marca de 3:43.23 establecida en julio de 1999. Una vez derrumbada las barreras física y mental, los corredores y entrenadores, al tener la convicción de la posibilidad de correr la milla en menos de 4 minutos, lo han podido lograr en múltiples oportunidades.

Cuando se piensa con convicción que algo es posible, lo aparentemente imposible se puede hacer factible. El joven Bannister, estudió medicina y se especializó en neurología. El análisis de estas experiencias generó el concepto del efecto Bannister, el cual fue descrito como un fenómeno cognitivo que además de permitir que una idea de una persona, aparentemente imposible de realizar, se transforme en realidad y que además logra que otras personas crean que es posible y finalmente también las realicen.

Ante las barreras aparentemente insuperables, el gerente innovador debe verlas como un reto que puede estar lleno de oportunidades, pero como muchas veces requiere generar fórmulas innovadoras y disruptivas, que algunos no entenderán en el momento, pero ante el juez “TIEMPO”, se van evaluando los resultados y cuando estos son positivos y exitosos, pueden ser utilizados por otros, aplicándose el efecto Bannister.

Al observar y describir una situación específica, en el paso siguiente de análisis, el gerente antes de concluir en una acción determinada, debe plantearse varias opciones y si entre estas hay alguna que es aparentemente imposible, pero deseable, entonces debe cuestionarse esta imposibilidad como primer paso, para luego concluir y actuar con propuestas innovadoras y trazar estrategias que permitan hacerlas realidad.

Para lograr resultados diferentes que sean superiores a los existentes hasta un momento determinado, se necesita creatividad, es necesario innovar y cambiar los procedimientos. Albert Einstein resumió esta enseñanza en las siguientes palabras: “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”.

El gerente debe hacer pausas estratégicas y dedicar parte de su tiempo para pensar, compartir y discutir nuevas alternativas que generen propuestas que permitan ejecutar planes permanentemente innovadores, que hagan factible lo deseable con lo disponible, aun cuando aparentemente puedan ser vistos como propuestas “imposibles”, lo cual si se hace en una forma sistemática genera una cultura organizacional de vanguardia.

Bartolomé Finizola Celli

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