Intuición y gerencia
El gerente debe tener un alto nivel de liderazgo, de tal forma que genere la confianza necesaria para que la mayoría de los integrantes del equipo asuma el compromiso y contribuya al logro del éxito de la organización, haciendo bien lo que le corresponde
La intuición ha sido definida como “la facultad de comprender las cosas instantáneamente, sin necesidad de razonamiento”, pero este concepto puede ser modificado y complementado como “la facultad de comprender las cosas instantáneamente, con un razonamiento automático, producto de conocimientos y experiencias previas, combinado con la disciplina de observar, describir, analizar y concluir, previamente a la decisión de actuar”. Si todo esto se hace en una forma disciplinada y sistemática, la conclusión, decisión y la acción, puede ser tan rápida, que ni siquiera el sujeto que decide, percibe que en el fondo, si hay un razonamiento de base. Múltiples líderes, gobernantes y gerentes han señalado que “la intuición es una gran aliada en el proceso de gerencia”.
Un caso interesante de la vida real, que puede extrapolarse al mundo de la gerencia y que puede ser útil para entender que la intuición es una característica que no la tienen todas las personas, es la biografía de Bethany Hamilton, surfista Hawaiana, quien a la edad de 13 años perdió el brazo izquierdo, como causa de un ataque de un tiburón, logró sobrevivir y luego superó las dificultades, volviendo a la práctica y competencia del surf, deporte en el cual logró convertirse en profesional y alcanzar importantes campeonatos. Su historia narrada de una forma veraz en la película “Soul Surfer”, titulada en Hispanoamérica “Olas del corazón o Desafío sobre olas”, presenta una escena en la cual su padre le decía: Las olas están muy altas hoy. Si intentas hacer lo mismo que ellas en cada ola, te agotarás de tanto nadar. No te subas a todas las olas que alcances, los mejores surfistas tienen un sexto sentido, saben cuándo se acercan las mejores olas. Lo sienten, es un don, tú también lo tienes. Viste que entre ola y ola hay un momento de calma, en el cual no se forman nuevas olas. Hay una energía que atraviesa el agua y que tú la puedes percibir. En ese momento debes ser paciente. Escucha tu instinto, confía en ti.
Casi al final del tiempo de la competencia, Bethany se alejó del grupo y nadie sabía la razón, pero el padre comentó: Está sintiendo algo al ver que Bethany colocó la mano sobre la superficie del agua, probablemente percibiendo la energía de la cual le habló su padre. Cuando nadie visualizaba la gran ola que luego llegó, Bethany se separó del grupo de competidoras y esperó con paciencia el momento de la gran ola, lo cual le permitió lograr la máxima puntuación. Bethany tuvo la intuición que luego fue realidad.
En la cotidianidad de la vida organizacional, se presentan múltiples situaciones con diferentes niveles de incertidumbre y complejidad variable, ante las cuales el gerente debe decidir, a veces con suficiente tiempo, pero en otras oportunidades la decisión debe ser rápida. La mayoría de las situaciones son rutinarias y en estos casos, la toma de decisiones es relativamente sencilla, pero en algunas circunstancias, el gerente debe decidir conductas incluso disruptivas, que requieren tener intuición, lo que algunos llaman también sexto sentido o corazonada. En estas circunstancias el gerente debe tener un alto nivel de liderazgo, de tal forma que genere la confianza necesaria para que la mayoría de los integrantes del equipo asuma el compromiso y contribuya al logro del éxito de la organización, haciendo bien lo que le corresponde hacer.
La intuición no la tienen todos, pero está al alcance de todos, ya que la capacidad de discernimiento sobre lo que posiblemente pueda suceder, es una cualidad que se adquiere con disciplina y metodología, que le permita observar, describir y analizar en forma automática.
Bartolomé Finizola Celli
ascardio.coordinacion@gmail.com
Un caso interesante de la vida real, que puede extrapolarse al mundo de la gerencia y que puede ser útil para entender que la intuición es una característica que no la tienen todas las personas, es la biografía de Bethany Hamilton, surfista Hawaiana, quien a la edad de 13 años perdió el brazo izquierdo, como causa de un ataque de un tiburón, logró sobrevivir y luego superó las dificultades, volviendo a la práctica y competencia del surf, deporte en el cual logró convertirse en profesional y alcanzar importantes campeonatos. Su historia narrada de una forma veraz en la película “Soul Surfer”, titulada en Hispanoamérica “Olas del corazón o Desafío sobre olas”, presenta una escena en la cual su padre le decía: Las olas están muy altas hoy. Si intentas hacer lo mismo que ellas en cada ola, te agotarás de tanto nadar. No te subas a todas las olas que alcances, los mejores surfistas tienen un sexto sentido, saben cuándo se acercan las mejores olas. Lo sienten, es un don, tú también lo tienes. Viste que entre ola y ola hay un momento de calma, en el cual no se forman nuevas olas. Hay una energía que atraviesa el agua y que tú la puedes percibir. En ese momento debes ser paciente. Escucha tu instinto, confía en ti.
Casi al final del tiempo de la competencia, Bethany se alejó del grupo y nadie sabía la razón, pero el padre comentó: Está sintiendo algo al ver que Bethany colocó la mano sobre la superficie del agua, probablemente percibiendo la energía de la cual le habló su padre. Cuando nadie visualizaba la gran ola que luego llegó, Bethany se separó del grupo de competidoras y esperó con paciencia el momento de la gran ola, lo cual le permitió lograr la máxima puntuación. Bethany tuvo la intuición que luego fue realidad.
En la cotidianidad de la vida organizacional, se presentan múltiples situaciones con diferentes niveles de incertidumbre y complejidad variable, ante las cuales el gerente debe decidir, a veces con suficiente tiempo, pero en otras oportunidades la decisión debe ser rápida. La mayoría de las situaciones son rutinarias y en estos casos, la toma de decisiones es relativamente sencilla, pero en algunas circunstancias, el gerente debe decidir conductas incluso disruptivas, que requieren tener intuición, lo que algunos llaman también sexto sentido o corazonada. En estas circunstancias el gerente debe tener un alto nivel de liderazgo, de tal forma que genere la confianza necesaria para que la mayoría de los integrantes del equipo asuma el compromiso y contribuya al logro del éxito de la organización, haciendo bien lo que le corresponde hacer.
La intuición no la tienen todos, pero está al alcance de todos, ya que la capacidad de discernimiento sobre lo que posiblemente pueda suceder, es una cualidad que se adquiere con disciplina y metodología, que le permita observar, describir y analizar en forma automática.
Bartolomé Finizola Celli
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