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Anatomía de una muerte inducida

En esta “Anatomía de una muerte inducida”, vigoriza Rosas Bravo causas que va exponiendo sobre ese desbarajuste bancario- político, que arrasó con fuerza a Venezuela en dos años

  • RAFAEL DEL NARANCO

30/04/2023 05:07 am

Hemos leído un dossier espeluznante sobre la crisis bancaria del país que duró dos años - 1993-94 - y que representó un calvario para la nación, cuyas consecuencias continúan extendiéndose sobre la economía, sin verse aún al día de hoy una solución a nuestra precaria situación gubernativa, económica y social.

Las naciones no se hunden por sí mismas, lo hacemos los ciudadanos con ideologías nefastas.

Está en nuestras manos un dossier de cortas páginas, y a la vez de extensa claridad, en el cual todo venezolano, una vez leídas sus pocas cuartillas, entenderá con detalle los prolegómenos de aquel desbarajuste que involucraron a 3 presidentes; un intento de golpe de Estado; la crisis económica con más recónditas alianzas de intereses; querellas despiadadas en las fracciones de Congreso, que nos llevaron a la época del medioevo – por hacer una apostura - y en la cual las acusaciones rodeadas en arcabuces, floretes y palabras envenenadas, envolvieron aquellos dos años negros tal vez imposibles de comprender. En 24 meses poco o nada se mantuvo en pie en Venezuela.

Nosotros habíamos presenciado ese conflicto de proporciones espeluznantes en la Cadena Capriles, ya que momento más álgido de la crisis dirigíamos la revista Elite. Y ahí, en la Torre de la Prensa, observamos desaparecer un tercio de la banca privada, y con ella el cierre de cuantiosas empresas, con el resultado de la cesantía de una inmensa suma de puestos de trabajo en todos los sectores de la nación.

El dossier que analizamos - “Anatomía de una muerte inducida” es lo más completo, despejado y conciso de la crisis económica organizada con alevosía hacia una misión directa: derrumbar el Banco Latino que comenzaba a considerarse una amenaza a los intereses de grupos económicos afines; defenestrar a Carlos Andrés Pérez, organizar golpes de Estado, y expandirse sobre la nación la izquierda más carnívora.

El autor del dossier es Pedro Rosas Bravo, valorado economista, especializado en Macroeconomía y Economía Cuantitativa en la London University en Inglaterra. Ocupó el cargo de vicepresidente del Banco Central de Venezuela, y ha sido ministro de Hacienda. A eso se añade, su trabajo de investigador en la acreditada London School of Economics, e investigador en la Harvard Kennedy School.

Rosas Bravo ha expresado, con un discernimiento inteligente, algo que ya se comentaba ampliamente en los “mentideros” políticos, y que destacó más ampliamente José Vicente Rangel, cuando en noviembre de 1992 denunció al presidente Carlos Andrés Pérez por la conversión en dólares en el Banco Central de 250 millones de bolívares, pertenecientes a la partida secreta de Miraflores, en febrero de 1992.

Ahí, lector, comenzó el fogonazo que arrasaría el país con fuerza de un talante trágico en cada uno de sus aspectos sociales, políticos y económicos, con la consecuencia de que al día de hoy continúa sin divisarse un horizonte despejado.

Semejante a una serie de suspenso que se fuera ampliando cada día más, Rosas Bravo enuncia con razonamiento y causa: “Una de las teorías sobre cómo se filtró la información que dio a pie al caso de esa partida secreta, indica que fue un funcionario del Banco Central, con vocación de izquierda, quien se da cuenta del manejo irregular, fotocopia la información - o el cheque en cuestión – y lo entrega a Rangel; y Rangel decide guardarla para usarla en mejores tiempos. Un gobierno que se estaba inaugurando con altos niveles de popularidad, no era blanco fácil para un ataque”.

Ulteriormente, ese silencio se fue convirtiendo en rumor, dimes y diretes bajo palio, y toda la rumorología convirtió la economía del país en un campo de hostilidades, resultando la más doliente situación en aquellos dos atormentados años.

En su demostrativo dossier, Pedro Rosas Bravo comenta que tras aquella época desamparada en todo sentido político y social, esos efectos cuantitativos se estampan inmediatamente sobre el país, “causando un considerable deterioro en las empresas y, por ende, en los bancos, entre los cuales destacan dos insurrecciones militares contra el régimen de derecho, la destitución y enjuiciamiento del presidente de la República, la designación por parte del Congreso de un presidente interino del país que apenas duró escasos días en sus funciones al ser sustituido por el mismo Congreso”.

A todo esto, en esos meses de barbarismos alocados, hubo una enorme cantidad de políticos de una y otra tendencia, que señalaban poseer las necesarias recetas para cada uno de los males de la nación, en aquellos tiempos tan frenéticos, con una economía pivotada clavada sobre el suelo.

Hablemos claro: un pandemónium de consecuencias catastróficas que parecía arrasar con todo. En esa situación estaban las entidades bancarias, y entre ellas el más castigado por con alguna procedencia hermética de intereses entre banqueros, fue el Latino. Tuvo errores esa entidad de la Avenida Urdaneta, pero no mayores que el conglomerado financiero del país.

En esta “Anatomía de una muerte inducida”, vigoriza Rosas Bravo causas que va exponiendo sobre ese desbarajuste bancario- político, que arrasó con fuerza a Venezuela en dos años, y cuyas consecuencias – ya expresadas en el dossier que comentamos, y debiera ser leído - demolieron los progresos que necesitaba nuestra nación.

rnaranco@hotmail.com
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