El recientemente fallecido Papa Emérito Benedicto XVI, en el 2005 en la alocución a los participantes del Congreso Internacional por la conmemoración del cuadragésimo aniversario de uno de los principales documentos del Concilio Vaticano II, la “Dogmática Dei Verbum” (sobre la Divina Revelación), destacó que la Palabra de Dios “necesita ser renovada y rejuvenecida constantemente”, y en este sentido tiene plena vigencia y es aplicable lo señalado hace más de dos milenios en el libro de proverbios, escrito por el Rey Salomón, en el cual se destaca que su propósito es “para aprender sabiduría e instrucción, para discernir dichos profundos, para recibir instrucción en sabia conducta, justicia, juicio y equidad; para dar a los simples prudencia y a los jóvenes conocimiento y discreción. El sabio oirá y crecerá en conocimiento y el inteligente adquirirá habilidad para entender proverbios y metáforas, las palabras de los sabios y sus enigmas”.

El gerente en su legado debe trasmitir la sabiduría adquirida durante su trayectoria a los jóvenes. El Rey David es un ejemplo a seguir. Su hijo Salomón al referirse a su padre, escribió en el libro de Proverbios: “El me instruía así: Conserva mis palabras en la memoria, guarda mis preceptos y vivirás. Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia, no la olvides, no te apartes de mis consejos. No la abandones y te guardará, ámala y te protegerá”. Salomón también menciona lo aprendido de su padre sobre la disyuntiva de los dos caminos. David lo señala en Salmos 1 y Salomón en Proverbios 4. Al gerente en la actualidad se le presentan frecuentemente dos o más opciones a seguir en la cotidianidad de su gestión, lo cual es un reto continuo a su sabiduría, sobre todo con el alto nivel de incertidumbre.

Aunque hay muchas definiciones de sabiduría en términos generales, en el caso particular de la gerencia con sabiduría, se puede considerar como una cualidad que se desarrolla con el tiempo, que requiere paciencia tanto para lograrla como para aplicarla, que nunca se logra a plenitud, pero su búsqueda debe ser constante. Requiere desarrollar memoria histórica; observación, descripción y análisis de la realidad del presente para transformarla en experiencia útil para lograr un mejor entendimiento y una mayor profundidad del conocimiento, a fin de proporcionar herramientas para un buen discernimiento y así decidir la mejor opción entre lo que es bueno y lo que no es. El gerente que actúa con sabiduría debe tener sensatez, discreción y prudencia.

Es importante destacar que el conocimiento es una condición necesaria, pero no suficiente para actuar con sabiduría, ya que debe tener otros componentes apegados a principios fundamentales como el amor, la justicia, la verdad, la libertad y la paz. Se debe actuar con más racionalidad y menos emocionalidad; con un criterio de oportunidad adecuado, sin precipitación ni procrastinación; ante los problemas se requiere una actitud proactiva para evitarlos si es posible, pero en caso que ocurrieran debe conducir a la institución a las fórmulas menos traumáticas o costosas, pensando siempre en la posibilidad de salir fortalecidos, construyendo vías de resiliencia.

El gerente al actuar con sabiduría debe combinar una aproximación local con un contexto de globalidad, así como también con una conexión con las raíces del pasado y visión del horizonte del futuro con sentido objetivo del presente. Debe combinar el desarrollo de la organización en forma global con el crecimiento integral de sus trabajadores, con la educación como eje de crecimiento. La sabiduría plena nunca se alcanza, pero siempre se debe buscar.

Bartolomé Finizola Celli
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