La sociología crítica y el vaivén global
Ortega y Gasset decían que la vida es una vida biográfica, que escribimos a golpe de libertad, y sí, hay algo pre escrito en nuestras vidas, pero lo fundamental es lo que nosotros escribimos
La Escuela Crítica de Frankfurt asume un legado intelectual aparentemente contradictorio, ya que combina la utopía dialéctica de Lukács y el pesimismo ilustrado de Max Weber y Freud, el idealismo objetivo de Hegel y el materialismo dialéctico de Marx
El sociólogo Carlos Moya en una disertación sobre el tránsito de la Escuela Crítica de Frankfurt en el Instituto Alemán de Madrid, hacia la sociología crítica, estima como rasgo fundamental, que, en cuanto sigue reivindicando para la ciencia social el núcleo de libertad que habita en la razón dialéctica, se enfrenta radicalmente al positivismo sociológico. La sociología crítica propone, a diferencia del positivismo sociológico que se limita a observar y analizar la sociedad sin tomar partido, se reivindica la crítica conciencia práctica, “que denuncia la ceguera positivista para el dominio de lo irracional en la vida colectiva.” (Moya, s.f., p.422). Es interesante señalar que la sociología crítica esgrime el principio de totalidad hegeliano y lo apunta como la única posibilidad de hacer inteligible, cognoscible, la dinámica histórica colectiva, a la que los individuos vienen sometidos por una condición social en particular. Existe así pues un trasfondo que critica una alevosía hegemónica por la razón que termina entregándola a la irracionalidad; Herbert Marcuse será muy minucioso al respecto
También debemos destacar la formulación de una suerte de teoría crítica de la sociedad represiva, postulada y liderada por Reich, Fromm, Horkheimer y Adorno que en líneas generales acusan una mediación dialéctica legitimadora que procura mantener las estructuras de dominación impuestas tradicionalmente. Estos autores tendrán una fuerte influencia freudiana, donde la sexualidad y la construcción de una moral sexual juegan a su criterio un papel central en este proceso.
Un rasgo clave para comprender a la sociología crítica, es la lucha por la Emancipación y la Libertad. En efecto, el Dr. Carlos Moya, a modo de conclusión sobre la sociología crítica, estima que “la sociología sólo se legitima dialécticamente por su compromiso práctico con la construcción histórica de la libertad” (Moya, s.f., 429)
Sin embargo, siguiendo el criterio del profesor David Gartman, profesor del Departamento de Sociología, Antropología y Trabajo Social de la Universidad del Sur de Alabama, con una trayectoria investigativa interesada, como él mismo lo señala, en “demostrar que el diseño de la tecnología y de otros artefactos de la cultura material está determinado no por alguna lógica neutral de la eficiencia y la función sino por un proceso complejo que involucra el conflicto social y cultural” se pueden encontrar cercanía entre las teorías culturales y sociológicas de Adorno y Bourdieu, y en particular la impronta de Immanuel Kant en ambos autores.
René König, quien fue muy influyente en la sociología de Alemania Occidental desde 1949, y cuyas aportaciones sobresalen en la llamada Escuela de Colonia, explica, dentro de la Teoría Crítica, que trabajo se define para el sociólogo, siempre y en toda circunstancia, “a través de su función central de medio de adaptación al mundo en su entorno en, el sentido de una transformación activa de los hechos dados por el entorno” (König, s.f., p.10) es decir, existe una aspiración por la transformación del entorno, que a diferencia del positivismo sociológico, la Teoría Crítica lleva a su máxima expresión, permitiendo la visualización de minorías, y en líneas generales teniendo como única libertad posible, la libertad sustancial que viene comunicada por la sociedad, en la que el hombre no solamente deviene propio, como un ser siempre singularizado, sino que es capaz de conocerse como tal. Rané König esclarece este percepto que se vislumbra en los estudios de Bourdieu.
La libertad humana es limitada tanto por la connotación misma de libertad, como por la condición humana, siempre dispuesta a su propio enriquecimiento. La realidad de algo se destaca por sus límites, de allí la importancia de conocer los limites la libertad, que, aunque no basten para entenderla, pero es necesaria para comprender algo como distinto que junto con la claridad es fundamental para sustentar un concepto. De allí se distinguen tres posibles significados de libertad: libertad transcendental (significado ontológico), libre albedrío (significado psicológico) y un significado moral.
Ortega y Gasset decían que la vida es una vida biográfica, que escribimos a golpe de libertad, y sí, hay algo pre escrito en nuestras vidas, pero lo fundamental es lo que nosotros escribimos.
En un contexto global convulso, polarizado y fragmento, las sociedades se están revelando frente a sistemas políticos ineficientes e incapaces de solventar las necesidades sociales. Lo vemos en masivas protestas que se intensifican en todos los rincones del mundo a medida que avanza el 2023; Francia, Portugal, Perú, Irán y Estados Unidos son sólo algunos ejemplos; es un punto de inflexión para el liderazgo internacional. Las sociedades, y en particular las nuevas generaciones hemos decidido reivindicar un mundo libre, sostenible y garante de los Derechos Humanos; el diálogo, la mediación y la negociación vinculante se tornan urgentes. La agenda global afectada por una crisis multidimensional exige medidas urgentes que trasciendan las meras posturas diplomáticas.
Dylanjpereira01@gmail.com
El sociólogo Carlos Moya en una disertación sobre el tránsito de la Escuela Crítica de Frankfurt en el Instituto Alemán de Madrid, hacia la sociología crítica, estima como rasgo fundamental, que, en cuanto sigue reivindicando para la ciencia social el núcleo de libertad que habita en la razón dialéctica, se enfrenta radicalmente al positivismo sociológico. La sociología crítica propone, a diferencia del positivismo sociológico que se limita a observar y analizar la sociedad sin tomar partido, se reivindica la crítica conciencia práctica, “que denuncia la ceguera positivista para el dominio de lo irracional en la vida colectiva.” (Moya, s.f., p.422). Es interesante señalar que la sociología crítica esgrime el principio de totalidad hegeliano y lo apunta como la única posibilidad de hacer inteligible, cognoscible, la dinámica histórica colectiva, a la que los individuos vienen sometidos por una condición social en particular. Existe así pues un trasfondo que critica una alevosía hegemónica por la razón que termina entregándola a la irracionalidad; Herbert Marcuse será muy minucioso al respecto
También debemos destacar la formulación de una suerte de teoría crítica de la sociedad represiva, postulada y liderada por Reich, Fromm, Horkheimer y Adorno que en líneas generales acusan una mediación dialéctica legitimadora que procura mantener las estructuras de dominación impuestas tradicionalmente. Estos autores tendrán una fuerte influencia freudiana, donde la sexualidad y la construcción de una moral sexual juegan a su criterio un papel central en este proceso.
Un rasgo clave para comprender a la sociología crítica, es la lucha por la Emancipación y la Libertad. En efecto, el Dr. Carlos Moya, a modo de conclusión sobre la sociología crítica, estima que “la sociología sólo se legitima dialécticamente por su compromiso práctico con la construcción histórica de la libertad” (Moya, s.f., 429)
Sin embargo, siguiendo el criterio del profesor David Gartman, profesor del Departamento de Sociología, Antropología y Trabajo Social de la Universidad del Sur de Alabama, con una trayectoria investigativa interesada, como él mismo lo señala, en “demostrar que el diseño de la tecnología y de otros artefactos de la cultura material está determinado no por alguna lógica neutral de la eficiencia y la función sino por un proceso complejo que involucra el conflicto social y cultural” se pueden encontrar cercanía entre las teorías culturales y sociológicas de Adorno y Bourdieu, y en particular la impronta de Immanuel Kant en ambos autores.
René König, quien fue muy influyente en la sociología de Alemania Occidental desde 1949, y cuyas aportaciones sobresalen en la llamada Escuela de Colonia, explica, dentro de la Teoría Crítica, que trabajo se define para el sociólogo, siempre y en toda circunstancia, “a través de su función central de medio de adaptación al mundo en su entorno en, el sentido de una transformación activa de los hechos dados por el entorno” (König, s.f., p.10) es decir, existe una aspiración por la transformación del entorno, que a diferencia del positivismo sociológico, la Teoría Crítica lleva a su máxima expresión, permitiendo la visualización de minorías, y en líneas generales teniendo como única libertad posible, la libertad sustancial que viene comunicada por la sociedad, en la que el hombre no solamente deviene propio, como un ser siempre singularizado, sino que es capaz de conocerse como tal. Rané König esclarece este percepto que se vislumbra en los estudios de Bourdieu.
La libertad humana es limitada tanto por la connotación misma de libertad, como por la condición humana, siempre dispuesta a su propio enriquecimiento. La realidad de algo se destaca por sus límites, de allí la importancia de conocer los limites la libertad, que, aunque no basten para entenderla, pero es necesaria para comprender algo como distinto que junto con la claridad es fundamental para sustentar un concepto. De allí se distinguen tres posibles significados de libertad: libertad transcendental (significado ontológico), libre albedrío (significado psicológico) y un significado moral.
Ortega y Gasset decían que la vida es una vida biográfica, que escribimos a golpe de libertad, y sí, hay algo pre escrito en nuestras vidas, pero lo fundamental es lo que nosotros escribimos.
En un contexto global convulso, polarizado y fragmento, las sociedades se están revelando frente a sistemas políticos ineficientes e incapaces de solventar las necesidades sociales. Lo vemos en masivas protestas que se intensifican en todos los rincones del mundo a medida que avanza el 2023; Francia, Portugal, Perú, Irán y Estados Unidos son sólo algunos ejemplos; es un punto de inflexión para el liderazgo internacional. Las sociedades, y en particular las nuevas generaciones hemos decidido reivindicar un mundo libre, sostenible y garante de los Derechos Humanos; el diálogo, la mediación y la negociación vinculante se tornan urgentes. La agenda global afectada por una crisis multidimensional exige medidas urgentes que trasciendan las meras posturas diplomáticas.
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