Un viejo refrán nos enseña que “las cosas por sabidas se callan y por calladas se olvidan”. Esto es aplicable a la educación como base y pilar fundamental del desarrollo integral de una persona, organización, comunidad o nación, independientemente de cualquier otra consideración, lo cual ha sido mencionado por importantes personalidades a lo largo de la historia, pero a menudo es olvidado y obviado cuando se analizan las causas por las cuales existen desequilibrios en indicadores socioeconómicos que aparentemente no están vinculados con el nivel educativo, de ahí que, para evitar análisis incompletos, es pertinente citar algunas opiniones recientes en relación a la importancia de la educación, con el fin de colocarla en un lugar preeminente, como fundamento del crecimiento integral, lo cual impulsa a otros sectores de la sociedad.

Sophie Anaya, experta en Comunicación y Responsabilidad Social, comentó que en el Foro Económico Mundial en Davos, se destacó que para 2025, “todos los empleados van a necesitar volver a formarse. La razón de esto es que los avances en la ciencia y tecnología estarán demandando nuevos conocimientos y habilidades. Entre las habilidades que más se van a requerir para el futuro se encuentran: el pensamiento crítico, la resolución de problemas, el aprendizaje activo, el uso de la tecnología y la creatividad, y por otra parte, los conocimientos relevantes serán los relacionados con la ciencia, la tecnología y la matemática”.

En este mismo orden de ideas, en una entrevista reciente que Andrés Oppenheimer le realizó al economista Ilan Goldfajn, ex gobernador del Banco Central de Brasil, quien recientemente asumió la presidencia del Banco Interamericano de desarrollo, le planteó la interrogante de la razón por la cual América Latina crece menos que otras regiones del mundo, de acuerdo a cifras del Fondo Monetario Internacional y su respuesta no se enmarcó en el campo económico, político o bélico de la actualidad, sino que destacó que la razón principal es debida a los programas educativos y sus resultados en la región. Otro comentario de Openheimer, relacionado con el vínculo de la educación con la economía, fue cuando entrevistó a la Primera Ministra de Finlandia, a quien le preguntó el secreto por el cual su país estaba en los primeros lugares de diferentes renglones socioeconómicos, ella le respondió que tenía tres secretos: la educación, la educación y la educación. Además de Finlandia, hay otros ejemplos de países que han dado primordial importancia a la educación, lo cual ha repercutido en los indicadores sociales, políticos y económicos, como es el caso de Singapur, China, Japón y Estonia.

En el plano organizacional también hay múltiples casos, tanto internacionales como nacionales, en los cuales se encuentra la misma relación de educación y desarrollo integral, incluyendo el económico. Esto permite llegar a la conclusión que la educación es la mejor inversión que una institución puede hacer, aunque el retorno financiero no es inmediato, es más rápido de lo que se puede pensar a primera vista, pero lo más importante, es más duradero.

Los planes educativos organizacionales deben ser continuos con alcance de todos los niveles jerárquicos; integrales y que estimulen el desarrollo de los componentes de inteligencia emocional de sus empleados; que faciliten el ascenso académico con repercusión en la jerarquía y en las finanzas del trabajador; que como producto de su entrenamiento mejoren sus habilidades y destrezas y como consecuencia final aumente la calidad, el grado de satisfacción general y la productividad institucional.

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