La palabra “accountability”, no es aceptada por la RAE, pero su uso es cada vez más frecuente en el mundo de la gerencia. Es un anglicismo que tiene su origen en la palabra “account”. Es un modelo de gestión que mejora la cultura organizacional, en el cual cada quien asume la responsabilidad de los resultados de sus actividades, independientemente de su cargo o nivel jerárquico, actuando en forma transparente y proactiva, no solo en función de su compromiso personal, sino del resultado global de la organización, producto de la acción coordinada del equipo de trabajo.

Accountability no se puede imponer ni obligar. Es una decisión individual que se denomina ser “accountable” y que cuando en una organización hay una masa crítica de personas “accountables”, se genera una cultura de “accountability”. Es una actitud personal de búsqueda constante de la excelencia en función de resultados individuales y colectivos. Es jugar en el equipo de la “solucionática” y no en el equipo de la problemática. Es jugar con la camiseta del éxito y no con la del fracaso, ya que cuando este último ocurre, el accountable evalúa la causa del mismo y si es atribuible a errores, los evalúa, los corrige y los supera, construyendo el primer escalón para el logro del éxito futuro. Ralph Waldo Trine, escritor y filósofo estadounidense, amigo de Henry Ford, con quien tuvo múltiples conversaciones sobre el éxito, escribió: “Las personas llevan el éxito o el fracaso dentro de sí mismas, no depende de las condiciones externas”.

Algunos intentos de traducción la señalan como responsabilidad, pero esta es solo una parte de “accountability”, ya que además involucra compromiso, no sólo de realizar sus actividades, sino de lograr cristalizar con resultados concretos y eventualmente medibles, las tareas individuales asignadas, en el marco del desempeño proactivo y persistente, de todo el equipo o de toda la organización, asumiendo como propios los éxitos y fracasos que suceden en la cotidianidad.

La persona “accountable” se enfoca en las causas del problema y su solución; asume la responsabilidad de sus acciones, incluso de sus errores; actúa bien, independientemente de lo que hacen los demás; piensa en función de la institución como un todo; realiza críticas constructivas y no guarda silencio ante la hipercrítica o crítica destructiva de los demás y se pregunta ¿Qué puedo hacer yo? o ¿Qué podemos hacer nosotros?

La persona “No accountable”, responsabiliza a los demás cuando hay algún error; se concentra en la búsqueda de culpables en vez de buscar la solución; justifica su mala actuación por los errores que cometen los demás; tiende a realizar hipercrítica, crítica destructiva o guardar silencio al oírlas; su actuación tiene un interés individual y generalmente se pregunta ¿Qué pueden hacer los otros, porque a mí no me toca?

Algunas sugerencias para que organizaciones y personas logren un clima de “accountability”, son las siguientes: Fomentar el trabajo en equipo con propósitos comunes; estimular la curiosidad y la creatividad orientadas hacia la innovación; buscar la excelencia individual y colectiva; compartir los éxitos y los fracasos, corrigiendo las fallas para lograr un aprendizaje continuo; generar seguridad psicológica para desarrollar en la organización la conducta de críticas constructivas, evitando la hipercrítica, la crítica destructiva y el silencio cómplice; asumir responsabilidades con un balance adecuado de riesgos, aprovechando las fortalezas y oportunidades, al igual que minimizando las debilidades y amenazas; evitar excusas y argumentos que no soportan un análisis racional.

Bartolomé Finizola Celli

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