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Basta de caciques

Siendo que la alimentación cuesta, cada ciudadano debe procurarse con trabajo su sustento. Para ello debe haber fuentes de trabajo y productividad para que los salarios e ingresos familiares sean suficientes

  • PEDRO E. PIÑATE B.

19/08/2022 05:01 am

Leyendo los más recientes informes internacionales sobre el serio problema actual del encarecimiento mundial de los alimentos y el hambre que entonces no para, se deduce rápidamente que detener el hambre en el país que sea en los niveles que esté, obliga tanto a contrarrestar la inflación de alimentos como a auxiliar a la población hambrienta. Infortunadamente a nivel mundial tomará tiempo la reducción del impacto inflacionario del Covid-19, y otro tiempo más incierto que acabe la agresión rusa a Ucrania, cuyos daños colaterales al mundo alcanzaron la oferta y precios de fertilizantes y alimentos.

En un mundo convulsionado como el que vivimos, parar el hambre que crece junto con la población, exige de un extraordinario y sostenido esfuerzo global, regional y local. Nada fácil por la escasez de verdaderos líderes estadistas con visión de futuro, y sobre todo por la demagogia y el populismo que unidos al cortoplacismo, han divorciado por completo el trabajo productivo de la alimentación. Así muchos de los gobernantes y quienes aspiran serlos, de su misma tolda o la de enfrente, en su afán clientelar, prometen el cielo en la tierra de poder vivir sin trabajar, engañando a la gente por millones y con ellos sus votos. Después de elegidos, la dependencia ciudadana de las dádivas de los gobiernos, junto a la corrupción y el peculado de los gobernantes y sus cómplices, hacen estragos del tesoro público mientras la gente más y más se empobrece.

Siendo que la alimentación cuesta, cada ciudadano debe procurarse con trabajo su sustento. Para ello debe haber fuentes de trabajo y productividad para que los salarios e ingresos familiares sean suficientes. Sin embargo la inflación, el desempleo y los bajos salarios e ingresos, acaban tales preceptos y en consecuencia las políticas y los políticos deberían trabajar en función de reducir la inflación y el desempleo, y permitir que los salarios sean suficientes, competitivos y no mínimos como es la regla.

Previéndose incierto el entorno macroeconómico mundial de los próximos 10 años, en Venezuela es normal no existan previsiones. El país han convertido en una especie de reino de la selva sin Tarzan. La población menos los emigrantes que se salvaron, es ahora 95% pobre, manejada autocráticamente como una tribu. Mientras el cacique anda en jet de 100 millones de dólares y sus jefes “indios” en camionetas de $100.000, pagados con el hambre popular. Aunque sin inversión no hay trabajos, se habla de boom económico y oculta que en 2021 el Banco Mundial ubicó a Venezuela como el peor país de la región para invertir, en el puesto 188 de 190 economías. Más recientemente está de tercera entre los países con mayor inflación alimentaria. Por todo esto si queremos parar el hambre en Venezuela, debemos es ponernos a trabajar. Basta de caciques.

ppinate@gmail.com
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