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¿Alguien se acuerda del “Chacal”?

Es bien sabido que el corazón asume caminos entrecortados que el sentido común no alcanza a vislumbrar. Ese es el arcano del aire interior de cada ser humano

  • RAFAEL DEL NARANCO

21/08/2022 05:07 am

En París, en una cárcel que en nada refleja a La Bastilla, está encerrado, desde hace 28 años, el venezolano Illich Ramírez Sánchez, más conocido como “Carlos” o “El Chacal”.

Cumple prisión perpetua en La Santé​ de la capital francesa, por el asesinato de los dos agentes franceses del contraespionaje, y de un presunto informante, aunque son muchos más los crímenes que se le atribuyen. Su arresto se fecha a 15 de agosto de 1994, en Jartum, Sudán.

Quizá en estos días en que se cumple un aniversario más de aquella –para él - fatídica fecha, desde su celda esté rememorando los acontecimientos que pusieron fin a su azarosa existencia guerrillera para verse aislado y sin posibilidad alguna de volver a pisar las calles en una vida libre.

Muchos años atrás, en las mazmorras de Cádiz, cara al mar Mediterráneo, Venezuela tuvo a otra especie de prisionero de Zenda o Conde de Montecristo: don Francisco Miranda.

Posiblemente nuestros historiadores – con sensatez - clamen por la irreverencia de conjugar al “Chacal” (apodo que el propio Carlos detesta) con el Ilustre Americano, cuyo nombre está esculpido en el Arco del Triunfo de la capital de Francia, no obstante, en las páginas de la vida todas las historias buenas o malas se acoplen.

“Carlos” fue detenido en agosto de 1994 en Sudán y entregado por las autoridades de Jartum a la gendarmería francesa por haber recibido colaboración de la milicia cristiana que llevaba años intentados derrocar al presidente Omar Hasán Ahmad al Bashir.

El extremista nació en Venezuela el 10 de octubre de 1949, siendo el menor de los tres hijos de José Ramírez, un comunista a quien se le conocía por ser acérrimo defensor de sus ideales marxistas.

Imbuido en la izquierda dura, impuso a sus hijos los nombres de bolcheviques, Illich (Carlos), Lenin Vladimir y consiguió que los tres abrazaran la lucha proletaria.

Carlos vivió bien en su juventud, era lo que se llama “hijo de papá” y si en lugar de ir a estudiar a la Universidad de Moscú, lo hace a Yale u Oxford, hoy sería posiblemente un yuppy en Wall Street.

Cuando comenzó a trabajar - primero bajo los consejos y la guía de la KGB soviética y más tarde en un campo de Matanzas, Cuba, donde recibió entrenamiento de guerrillero - asumía una aspiración: ser reconocido en Venezuela, antes que en el resto del mundo, por sus actuaciones ideológicas, siendo así que, cuando secuestró en Viena, de forma sorprendente en diciembre de 1975, a 11 ministros de la OPEP –a los que luego se llevó en avión a distintos puntos de África, hasta liberarlos en Argelia - estableció amistad con el representante venezolano y presidente de la organización, Juan Pablo Pérez Alfonzo. Y así, en las largas horas de tensa espera, le contaba sus aventuras, que ya sumaban varios atentados, secuestros y asesinatos, hasta lograr ser el “terrorista internacional número uno” en los medios de comunicación del planeta.

Con todo ese historial, pese a su condena perpetua de cárcel, el tristemente famosopersonaje sigue con la esperanza de ser liberado. Tarea altamente improbable, debido a que nunca ha manifestado un gesto de arrepentimiento. En una entrevista concedida en 2010, manifiesta su admiración por Osama Bin Laden y afirmaba que el atentado a las Torres Gemelas era una “victoria sobre el imperialismo”.

Una periodista francesa, de nombre Sophie Bonnet, que lo ha visitado diversas veces, duda de que vea las calles de Paris: “Poseo la certeza que va a terminar su vida en prisión”.

Él sitúa las esperanzas en que el Gobierno venezolano solicite – y le sea concedida - la extradición. Uno de sus hermanos, Vladimir, apadrina la idea de que está “secuestrado” en Francia.

En su libro sobre el andino, titulado “Saludos revolucionarios”, la Bonnet cuenta que el “Chacal” le notificó, que en cuanto retorne a Venezuela “asesinará a más de 1.000 personas con el apoyo del pueblo”. Añadiendo que posee una lista preparada para su venganza.

Quizás los años y la soledad le lleven a seguir creyendo en sus utopías. Mal camino para hallar su liberación… si eso fuera posible.

El personaje sigue manando aborrecimientos, y eso, ante la ley francesa, no es la mejor manera de poder ver la libertad. Va hacia los 73 años, y mejor sería que escribiera con el corazón – y menos odios – los entretelones de su vida. Todo aborrecimiento produce sueños terribles. Francisco de Goya lo inmortalizó en sus pinturas negras.

La Bonnet hace un retrato afectivo, tendencia humana de natural querencia hacia personaje con el que dialogó numerosas horas. Ella misma lo ha dicho abiertamente: “Es un admirable tentador, abierto y generoso seductor”.

Es bien sabido que el corazón asume caminos entrecortados que el sentido común no alcanza a vislumbrar. Ese es el arcano del aire interior de cada ser humano.

Hugo Chávez aclamó su figura. “Lo acusan de terrorista, pero Carlos fue un verdadero revolucionario. Yo lo reivindico, no me importa lo que digan en Europa”, afirmaba en un “Aló Presidente”.

Es consabido que una proterva ideológica es conceptuar sobre ella la plena verdad de la propia causa.

Uno – si pudiera - le recomendaría a Ilich Ramírez Sánchez, en esta hora en que la vida va bajando los peñascos de la existencia, que leyera a León Tolstoi, al ser cada una de sus palabras un aliento para hallar la fraternidad humana en todo tiempo y época.

rnaranco@hotmail.com
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