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“Ancha tierra”

En el Llano, la entrada y salida de aguas determinan la vida y la producción ganadera. En febrero mes de verano, las sabanas se calientan, los pastos se secan y el agua comienza a escasear

  • PEDRO E. PIÑATE B.

09/06/2022 05:01 am

Sobre la “ancha tierra” que es nuestro inmenso Llano, escribió acertadamente Rómulo Gallegos en su novela Doña Bárbara: “Tierra abierta y tendida, buena para el esfuerzo y para la hazaña; toda horizontes, como la esperanza, toda caminos, como la voluntad.”. Sin embargo, es desconocido por la mayoría de venezolanos urbanos hasta que a sus hermosos parajes se atreven a adentrar, el Llano con sus extensas sabanas de pastos naturales es el paisaje predominante de la geografía nacional. Es el inmenso escenario donde se desarrolla desde hace casi 5 siglos, la cría de ganado de carne en Venezuela, cuyo asiento y unidad productiva característica son nuestros hatos llaneros.

En el Llano, la entrada y salida de aguas determinan la vida y la producción ganadera. En febrero mes de verano, las sabanas se calientan, los pastos se secan y el agua comienza a escasear, caminando cada vez el ganado en busca de pastos lejos de las aguadas. En marzo, el calor, los incendios de sabana y las tolvaneras confirman a lo lejos que la tierra está reseca. En abril, los llaneros avistan el cielo sin cesar en busca de un aguacero, que hasta mayo no caerán los primeros. Con ellos, reverdecerá la llanura que volverá toda a la vida. Es entonces “entrada de aguas” tiempo de parar rodeos y hacer las vaquerías, que no podrán postergarse mucho por el aniego. Para julio, el invierno llanero transformará totalmente el paisaje y las sabanas convertidas en inmenso mar, hasta finales de octubre en bongo se han de navegar. La “salida de aguas” es en noviembre y se completa para diciembre, mes primero del verano llanero.

Cautivado por el, como muchos tal vez siempre he pensado que amanecer en el Llano es despertar en la gloria. Y es que después de la larga y oscura noche, cuando aparece el sol y sus primeros rayos iluminan tras la bruma a la sabana, el paisaje llanero nos recuerda es la obra del Creador. Para ese entonces resulta obligado mirar de frente al sol que nos encandila anunciando con sus rayos de luz su apresto para dar vida a la llanura. También confirma uno que , tal como escribió Alberto Arvelo Torrealba en sus Poemas sueltos: “El Llano da su música. En la clave del sol el ave da un preludio agudo y el gran mugido del rebaño es grave”.

ppinate@gmail.com 
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