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Dinámica, supremacía e influencia del poder

En la sociedad estatal el poder político aparece como el ejercicio de un efectivo control social de los detentadores del poder sobre los destinatarios del poder

  • DYLAN J. PEREIRA

21/05/2022 05:00 am

Parece existir cierto consenso en torno a los tres grandes incentivos que dominan la vida del hombre en la sociedad y rigen la totalidad de las relaciones humanas, a saber, el amor, la fe y el poder de una manera misteriosa, están unidos y entrelazados.

Un documento que podemos considerar progenitor de este estudio, es precisamente la Carta sobre la tolerancia que engloba una serie de cartas que John Locke publicó entre los años 1689 y 1690, y que ofrecen en buena medida las bases ideológicas esenciales para su teoría política expuesta por las mismas fechas en Dos tratados sobre el gobierno civil, asentado el criterio del hombre entendido como un individuo libre, que tiene derechos naturales (entre ellos su auto-conservación y su espiritualidad) que serán inviolables tanto por terceros como por un Estado.

Nuevamente se presenta la discusión de la libertad, tema que hemos abordado en otros artículos; Norberto Bobbio en su obra trata diversos aspectos de política, democracia, formas de gobierno, entre otros, pero se refiere al tema de Libertad de los antiguos versus Libertad de los modernos, pero en forma específica a los regímenes del liberalismo y la democracia.

Pero, en verdad, el artífice del tratamiento del tema Libertad de los antiguos y libertad de los modernos, es el francés Henri-Benjamín Constant de Rebecque, que en 1819, en su flamante discurso en Paris, pronunció su conferencia titulada De la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos que llegó a ser el manifiesto fundacional del liberalismo decimonónico. . Para los antiguos, la libertad consistía en la participación directa en los asuntos de la república y en torno a ella se definía el (exclusivo) derecho a ser considerado ciudadano. La libertad de los modernos, por el contrario, consistía, en la independencia individual, garantizada por leyes que amparasen el desenvolvimiento autónomo de un ámbito privado construido en torno a derechos individuales, básicos e innegociables.

Constant, en una parte de su discurso, dijo: El peligro de la libertad antigua consistía en que los hombres, atentos únicamente a asegurarse la participación en el poder social, despreciaran los derechos y los placeres individuales. El peligro de la libertad moderna consiste en que, absorbidos por el disfrute de nuestra independencia privada y por la búsqueda de nuestros intereses particulares, renunciemos con demasiada facilidad a nuestro derecho de participación en el poder político.

Para J.J Rousseau, el poder es un medio dentro del valor significativo de lo social, es decir de las relaciones sociales. Siempre interpretado como resultado de una especie de convenio o contrato social. El poder, entonces, es el instrumento que vence las diferencias y hace prevalecer los intereses generales sobre los individuales; es una condición del contrato social, evitando la guerra de todos contra todos, superando así el estado de naturaleza hobbesiano.

García-Pelayo define el poder, más allá de sus adjetivaciones y modalidades, a través de su efecto de sustitución de la voluntad ajena por la propia, mediante el empleo actual o potencial de un medio coercitivo, único criterio —a su manera de ver— que proporciona una caracterización clara y distinta frente a los conceptos próximos de auctoritas e influencia, estando la auctoritas circunscrita a la adhesión libre que se deriva del reconocimiento de ciertas cualidades especiales de orden espiritual, moral, o intelectuales; por su parte la influencia no hace uso de la coerción, como en el caso del poder, ni del crédito intelectual o moral, como ocurre con la auctoritas, sino de la presión directa o indirecta.

En la sociedad estatal el poder político aparece como el ejercicio de un efectivo control social de los detentadores del poder sobre los destinatarios del poder. Donde el poder político no está limitado y restringido este se excede. El poder encierra en sí mismo la semilla de su propia degeneración. El poder sin control adquiere un acento moral negativo que revela lo demoníaco en el elemento de poder y lo patológico en el proceso del poder.

Planteamos estas pinceladas teóricas, sobre un tema complejo como es la relación de libertad, poder y sociedades políticas, en un punto de nuestra historia donde el sistema de poder mundial se tambalea y la irrupción de una nueva arquitectura mundial es inminente. El proceso de gobierno de la sociedad está siendo cuestionado, y viejos paradigmas belicistas, que creíamos extintos vuelven a imponerse; los estados aumentan su gasto en defensa, y armamento militar, mientras la humanidad podría enfrentarse a la mayor crisis alimentaria que se haya registrado en las ultimas décadas; la perversa dinámica viciosa de la guerra debe cesar.

Los Estados son soberanos en la medida que eligen libremente sus instituciones de gobierno y a sus representantes públicos, así como sus aliados y socios internacionales. Tienen el derecho de determinar las acciones y las políticas que adopta el gobierno y a considerar a sus gobernantes responsables de sus acciones. La resolución pacífica de las disputas internacionales, es base esencial de los preceptos democráticos. Muchos epicentros del poder mundial están sometidos en este momento a fuerte presiones geopolíticas e institucionales; esperemos que la defensa del individuo y la dignidad humana sean los vectores del eminente nuevo orden mundial.

Dylanjpereira01@gmail.com
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