No puedo hablar de mi educación y la de mi grupo de amigos, porque cada vez que lo hacemos, nos invade la nostalgia de aquellos momentos: era una educación perfecta, basada en el respeto absoluto a nuestros padres, familiares, profesores y a todo el entorno.

La fe era un ingrediente primordial, mis vecinos venían a casa en Shabat, y yo los domingos acudía a sus reuniones familiares, luego de su salida de Misa; era otra cosa.

No podemos vivir del pasado, pero ahora en la etapa de abuelos estamos obligados en alertar la locura en la que estamos inmersos, no podemos ser cómplices de una minoría perversa que intentan infiltrar a la sociedad para contaminarla, atacando lo más preciado de ella: La familia.

Nos quieren imponer unos nuevos valores una moralidad, artificial una “pseudo-naturalidad” basada en herramientas de dominio, donde las mayorías son opacadas, y atadas de mano.

La lucha debe de ser por la inclusión y para conseguir que todos tengamos igualdad de oportunidades, mas no empoderar y otorgar privilegios a ciertos grupos.

Las grandes corporaciones se unen a una aventura muy rentable, empiezan a desaparecer de la publicad, niños de tez blanca, personas heterosexuales.

Liberales de palabra asumieron por ejemplo que la homosexualidad o las personas de color no contaban con la fuerza ni el poder ”para subvertir la cultura dominante”, entonces la estrategia ha sido entrar prácticamente por la fuerza dejando de lado la verdadera lucha.

Hoy se disparan las alarmas en el caso de Disney, que anuncia que pronto la mitad de los personajes de sus dibujos serán LGBTQ+, eliminando el pronombre de género: señoras y señores. No van por la vía de la inclusión, ellos juegan a imponer y manipular a la población infantil. Me perdona; hay que aceptarnos todos como somos luego que cada quien que haga con su cuerpo lo que desee, mas no vender la idea de que ser heterosexual es la excepción, la evolución de los seres humanos y de los animales solo se garantiza por el cruce entre machos y hembras.

La homosexualidad es una realidad y listo, no es un fenómeno de “naturalidad” y no me vengan a tildar de homofóbico pues todos saben que yo les acompaño como pocos en sus luchas y reivindicaciones.

Las cifras LGBT+, en el mundo oscilan entre un 1 y 7% de la población mundial, yo discrepo de ellas, sin embargo si fuesen el 7% de la población mundial, me pregunto dónde queda más del 93% del universo, ¿hay que desasistirlos?